El poliácido láctico tiene gran variedad de usos. Ejemplos de estos pueden ser:
Envases alimenticios, bolsas de plástico, botellas, vasos de refresco, macetas, pañales, láminas y películas.
El material también lo podemos encontrar en el mercado para la elaboración de diseños tridimensionales. Hoy la impresión 3D es uno de los avances que parece tener un futuro próspero y por ello el PLA también.
Las impresoras 3D hacen uso del PLA como materia primera para las impresiones. Se encuentra en el mercado en bobinas de muchos colores y texturas diferentes, conseguidos por medio de la mezcla de aditivos y PLA.
Las impresoras someten el material a una cierta temperatura haciendo que este se vuelva más maleable permitiendo hacer capas una sobre otra y que estas se junten por efecto del calor.
La impresión en 3D cuenta con dos partes:
El diseñador da forma a su objeto tridimensional por medio de un programa de diseño asistido por ordenador. Será en esta parte donde la forma y las dimensiones del objeto final quedarán cerradas; de no ser así, podrían surgir errores o imperfecciones durante el proceso de impresión. Se llevará a cabo un proceso de renderización para tener una idea aproximada del objeto que vamos a imprimir y una vez comprobados todos los parámetros se podrá pasar a la segunda fase.
Se le da la orden de imprimir al programa y este procederá a comprobar que todas las partes están unidas y que el tamaño es adecuado para llevarlo a cabo.
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