Se ha creado una falsa expectativa de “inmunidad absoluta” que ha provocado que los vacunados tengan un claro exceso de confianza, bajen la guardia y le echen la culpa de todo a los no vacunados.
28 de diciembre del 2021
La ruleta rusa es un juego de azar potencialmente mortal, que consiste en que un jugador coloque uno o más proyectiles dentro de un tambor de revólver, gire el cilindro (sin ver en dónde quedó el proyectil), coloque el cañón en su sien y presione el gatillo. Este “juego”, si así lo quisiéramos llamar, es muy peligroso y de ser practicado siempre provoca la muerte de alguien.
Las normativas gubernamentales sin análisis integral y la falta de una clara comunicación acerca de la vacunación por parte de sus funcionarios regionales están provocando que las personas, durante estas fiestas estén más confundidas y “jueguen a la ruleta rusa” con el contagio del COVID-19. Se ha creado una falsa expectativa de “inmunidad absoluta” que ha provocado que los vacunados tengan un claro exceso de confianza, bajen la guardia y le echen la culpa de todo a los no vacunados. Esto en clara alusión que si llega la variante ómicron a La Libertad será a través de algún vacunado ya que el transporte interprovincial está siendo estricto en verificar su estado de vacunación.
El índice de transmisibilidad va a aumentar por la visita de parientes de otras latitudes, la ausencia de distanciamiento social en las celebraciones, aglomeraciones en compras y mal uso o no uso de mascarillas en espacios públicos sean estos cerrados o abiertos. Se regula el ingreso con carné de vacunación a locales formales pero la informalidad está en todas las calles de medianía al mercado mayorista donde no se pide carné y las aglomeraciones por compras están a la orden del día al igual que en los buses de transporte público. Vemos, en estos días, reuniones en restaurantes en grupos de amigos e ingresos a lugares de compra con menores de edad que no entienden del uso adecuado de mascarilla para terminar de completar el problema.
El exceso de triunfalismo promovido por el cumplimiento de metas de cobertura de vacunación sin una clara visión de Atención Primaria en Salud se nota con fuerza. El enfoque territorial, el análisis socioantropológico, la promoción de valores, de autocuidado, de solidaridad, han sido abandonados como estrategias. La vacunación va ayudar en algo, pero no va a evitar la propagación de la enfermedad que se verá entre la segunda y tercera semana de enero, posiblemente.
La pena es que, si logramos esa “suerte” de pasar esta nueva “tormenta”, los políticos gobernantes dirán que fue a causa de las vacunas y no del autocuidado.
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