Recientemente se ha dañado el honor de un colega médico fallecido aplicando el término “antivacuna” solo porque tomó su libre decisión de no vacunarse, dejando de lado los sentimientos de su esposa e hijos.
15 de febrero del 2022
Estamos a poco tiempo de retornar a la educación presencial y nadie está previniendo el impacto que van a tener los mensajes comunicacionales en salud, de carácter coactivo y discriminador, que se han venido emitiendo, referentes a: “Desaparece si no te has vacunado”, “El no vacunado es el único que contagia” o “Eres antivacuna si no te aplicaste la vacuna o dudas de ella”. Parece que los funcionarios están más concentrados en cumplir sus metas de vacunación anti covid-19 y posicionarse como la región “más vacunadora” que pensar en el cuidado de la salud mental de la población y promover medidas integrales de intervención.
Es importante ver que el mensaje para vacunarse contra la covid-19 sea por convicción y no por coacción, porque luego darán origen a estigmas sociales. Una muestra de ello ha sido observar cómo recientemente se ha dañado el honor de un colega médico fallecido aplicando el término “antivacuna” solo porque tomó su libre decisión de no vacunarse, dejando de lado los sentimientos de su esposa e hijos. Es una ligereza señalar, con plena seguridad, que el no haberse vacunado fue el motivo de su muerte puesto que también tenemos población que muere a pesar de estar vacunada. Utilizar estos mensajes para atemorizar a la población induciendo a que se vacunen sólo crean más desconcierto y rechazo además de un perjuicio a la dignidad humana.
Por otro lado, asegurar que los niños se vacunen contra la covid-19 para garantizar su retorno seguro a clases presenciales también es una verdad a medias ya que en tanto no se generen protocolos adecuados de bioseguridad en los centros educativos que involucren medidas adicionales de cuidado y los padres no promuevan conductas higiénicas desde sus hogares esto no va a ser un retorno tan seguro como se anuncia.
Finalmente, todo este contexto puede fomentar un bullying entre los estudiantes vacunados sobre aquellos que no se hayan aplicado la vacuna, debido a los mensajes difundidos en entrevistas a funcionarios de salud y videos oficiales que no miden el impacto en el comportamiento social de niños y adolescentes. Aquí no hay vacunados y antivacunas. La vacuna contra la covid-19 ayuda, pero no es un símbolo de ser mejor ser humano que otro. El fin no justifica los medios. Respetemos el honor y dignidad de todo ser humano.
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