El Estado desde un inicio debió haber organizado acciones de empoderamiento comunitario que fortalezcan el autocuidado y no gastar tiempo y dinero en campañas que no han tenido ni tienen resultados favorables
15 de marzo del 2022
Algunas autoridades consideran que ya la pandemia ha terminado en el Perú, que las vacunaciones han solucionado todo y es tiempo de regresar a la antigua “normalidad”, pero nos preguntamos: ¿Qué tan cierto es esto?
Se ha creado una controversia alrededor del anuncio de volver al aforo de 100% en los centros comerciales, pero si analizamos bien los comportamientos poblacionales desde que se inició la pandemia vemos que éstos han ignorado toda normatividad partiendo desde una “falsa cuarentena” hasta el mal uso de mascarillas y el inadecuado distanciamiento físico propiciado por las largas colas de los bonos estatales. Nuestras autoridades sanitarias han llamado a estas personas “irresponsables” yo los prefiero denominar “confundidos” por una pésima gestión en salud pública.
En un país como el nuestro, donde los determinantes socioeconómicos son tan variados, las áreas geográficas tan disímiles y los comportamientos sociales orientados por las diversas necesidades de supervivencia, ha sido realmente un gran error copiar estrategias de países desarrollados, consecuencia de ello es que seguimos siendo líderes en letalidad por Covid-19. Es más, todavía se sigue actuando como si ésta fuera sólo una enfermedad urbana que se previene con actividades físicas cosmopolitas, paseos familiares al aire libre y comida mediterránea, no focalizando los mensajes a las personas de zonas urbano-marginales y rurales sin recursos para subsistir que también sufren las consecuencias de esta pandemia.
Con lo que actualmente observamos de la Covid-19 debemos señalar que con o sin aforo al 100% la gente en el Perú se comporta en su gran mayoría por fuera de normas descontextualizadas ya que atenta contra su supervivencia, es por ello que el Estado desde un inicio debió haber organizado acciones de empoderamiento comunitario que fortalezcan el autocuidado, de sistemas de redes familiares, de geolocalización de familias de acuerdo a mapas de determinantes sociales y sobretodo atención focalizada y oportuna a quienes realmente lo necesitan, a través de televigías comunales, y no gastar tiempo y dinero en campañas que no han tenido ni tienen resultados favorables. ¿Estamos aún a tiempo?
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