Algunos consideran que la pandemia comienza con un decreto y termina con él, eso hace que bajen la guardia o se condicionen a un agente externo como la vacuna o tratamiento que los proteja sin el mayor esfuerzo de autocuidarse.
19 de abril del 2022
En los últimos días se desató la polémica en nuestro país acerca de cuándo dejaremos de usar las mascarillas, finalmente el ministro de salud zanjó ese debate señalando “cuando el 80% de la población complete su tercera dosis de vacuna anti-Covid 19”.
Al respecto, me preocupa mucho cómo algunos consideran que la pandemia comienza con un decreto y termina con él, eso hace que bajen la guardia excesivamente o se condicionen a un agente externo como vacuna o tratamiento que los proteja sin el mayor esfuerzo de autocuidarse.
En Shangai (China), actualmente se vive una reacción de pánico generalizado por la gran cantidad de casos de Covid-19 que se están presentando en los últimos días, sin embargo, en un análisis muy técnico vemos que su cobertura de vacunación ha sido de 88.2% en la China Continental por lo que, si fuera el Perú, estarían eliminando el uso obligatorio de mascarillas, pero la realidad es otra y vienen luchando a través de un confinamiento a pesar de la baja letalidad. ¿Entonces qué viene ocurriendo? La baja cobertura de vacunación y protección familiar a sus adultos mayores podría pasarles una gran factura.
Los adultos mayores y con vulnerabilidades son en quienes la vacunación y refuerzos deben ser priorizados y no una empeñosa lucha por conseguir coberturas mayores al 80% pues esta enfermedad ha demostrado que no se puede alcanzar “inmunidad de rebaño”. Se tiene que diseñar estrategias de cómo llegar a obesos, adultos mayores, hipertensos, diabéticos y otros vulnerables logrando protegerlos con sus dosis completas de vacuna, así como priorizar el cuidado familiar.
Recomiendo que los vacunados adultos jóvenes eviten tener conductas de no uso de mascarilla y aglomeraciones amicales, como se ve a diario en las redes, que finalmente son portadores de contagios a adultos mayores sea cual fuere su condición de vacunación, y de hacerlo mantener prudente distancia para no llevar la enfermedad a casa.
Al final, quizá lo más triste, en salud pública, es que la gran mayoría quiere regresar a esa “normalidad” peruana que permitía estornudar y toser libremente por la calle en la cara de otros ciudadanos y no tomar medidas de cuidado contagiando con enfermedades respiratorias y digestivas a quien se atraviese en nuestro camino. Esto es consecuencia de que las autoridades sanitarias olvidaron el empoderamiento comunitario en salud.
NOTA: “Ni El Detector ni sus directores, accionistas, representantes legales, gerentes y/o empleados serán responsables bajo ninguna circunstancia por las declaraciones, comentarios u opiniones vertidas en la presente columna, siendo el único responsable el autor de la misma”.