Vigencias en el alma

La semana que muere estuvo cargada de grandes emociones como sólo las artes escénicas pueden hacerlo.

16 de julio del 2023

GERARDO

CAILLOMA


gcailloma@gmail.com


La semana que muere estuvo cargada de grandes emociones como sólo las artes escénicas pueden hacerlo. En la Mediateca de la Alianza Francesa se realizaron una serie de actividades en torno al teatro, gracias a la iniciativa y organización de los Comediantes Itinerantes. Tanto Jaddy como Eduardo lograron organizar un conversatorio y dos presentaciones con dos artistas internacionales que nos visitaron por esos días: Caroline Montoy, artista franco-mexicana y Ana Cristina Mafla de Colombia. Ambas participaron, con sus experiencias, en el conversatorio Nuestra pasión por el teatro, un conversatorio que convocó lastimosamente a poca gente, pero la conversación fue sustanciosa y pedagógico; escuchar la experiencia vivida por ambas abrió los ojos a algunos de los asistentes, el camino no es fácil. Pero es la voluntad, la pasión (razón por la cual así se llamó el conversatorio) que los artistas escénicos le ponen a su labor. Ambas artistas contaron sobre su trayectoria y el porqué, de manera sucinta, habían escogido las obras que iban a presentar el martes y miércoles en la misma Mediateca. Esta actividad que pudo ser breve, se extendió más allá de una hora por todo lo que había que contar y comentar sobre la situación de las artes en nuestros respectivos países. Para cerrar la actividad, Caroline nos contó un antiguo cuento que encandiló a los presentes. La invitación fue hecha a todos los asistentes. 


Martes 11 de julio. Ana Cristina Mafla, colombiana originaria de Pasto (pastusa), nos presentó su propuesta sobre una especial relectura de uno de los personajes más poderosos en la obra Los ríos profundos de José María Arguedas: Felipa, la chichera. Cristina trabajó esta propuesta en un taller que hizo con los Cuatrotablas, grupo teatral limeño que presentó para los chicos de una universidad local (en los buenos años) Los Ernestos, basado en la obra anteriormente mencionada. La propuesta de Cristina tiene un contexto más transcendental que el simple hecho de haber abordado a esta mujer poderosa. Pasto, su ciudad de origen, y la región a la que pertenece, Nariño, tiene una historia especial y una visión bastante diferente de la que hemos conocido a través de las obras literarias de Gabriel García Márquez, Fernando Vallejo, Laura Restrepo o Andrés Caicedo; no es esa Colombia del cine de Víctor Gaviria, Sergio Cabrera o Ciro Guerra. Es una Colombia serrana, que luchó contra Bolívar y fueron leales a la corona española (como lo era casi todo el Virreinato del Perú), conservadora y un poco alejada a esa imagen de Colombia morena, de cumbia y playas, lejos de la visión atlántica caribeña; es una visión andina y está orgullosa de esa posición. Pasto es una ciudad muy cerca de Ecuador, sus formas de hablar y ver el mundo. En este espacio, hay un autor peruano que interpretó el mundo andino desde su lengua materna al español: José María Arguedas. JMA es muy conocido en el mundo cultural y artístico pastuso, tal como nos lo comentaban Eduardo y Cristina. Toda esta especial condición ayudó a Cristina en la construcción de este personaje rebelde como lo fue Felipa quien dirigió la revolución de las chicheras en Abancay por la injusta medida que se impuso sobre la sal en detrimento de la población y en favor del ganado de los gamonales. Astuta ella, no es capturada por las fuerzas del orden y se convierte en todo un adalid en la lucha por la justicia. Y leo, extrapolando, una serie de pequeñas protestas (aún) en Montevideo por la insospechada escasez de agua potable, mucha de la cual es usada para riego de árboles de empresas de celulosa y el cultivo de soya (o soja como llaman en otras partes) (https://www.youtube.com/watch?v=T9zEdDkWZoY). Pero otros hablan también de cosas insensatas causadas por la sociedad y sus políticas que afectan al ecosistema (cambio climático) (https://www.youtube.com/watch?v=EhhvYP3hh30). Por eso, la acción de Felipa está latente en muchas partes del planeta y todo apunta, así parece, que habrá más momentos en que personajes como Felipe surjan ante la injustica de algunos, la complicidad de otros y la pasividad de muchos. Cristina ha trabajado bien la construcción de su personaje creándole una identidad y un discurso inspirado en las circunstancias de entonces. Ella nos cuenta la historia desde su perspectiva que la aleja del lenguaje de los curas (que la censuran) y las autoridades que defienden ese statu quo. Como le comentaba tras su presentación, en momentos tan cargados de anomia política como los que estamos viviendo, algunos vean su obra como azuzadora. Por eso, los artistas son incómodos. Ella tiene planeada una gira por Huaraz. Sería interesante ver qué pasaría ponerla en escena en Abancay en estos momentos. 


Miércoles 12. El turno de Caroline. Ella llegó a las tablas a través de los cuentacuentos. Ella es un cuentacuentos. Instalada en México por décadas, por acciones diversas pasó de la lectura a la palabra leída, interpretada, gesticulada. Encontró el poder que tiene la palabra no sólo en los niños, sino en los adultos; lo experimentamos en la conversación del lunes 10 y la veríamos en la escena en la especial lectura de las memorias de la cantante Barbara, cuyo nombre original fue Monique Andrée Serf. De orígenes judíos, su condición le hará pasar momentos duros durante la IIGM. De vida muy interesante, tuvo una relación especial con su padre, turbulenta y oscura, a quien reconoció al final con su muerte tras haberlos abandonado. Para él compuso una bella y triste canción, Nantes, que anuncia el reencuentro con su padre muerto: https://www.youtube.com/watch?v=J1KGnc3A02U. Otra bella canción está también marcada por el abandono: Dis, quand reviendras-tu?, (¿Di, cuándo retornarás?) que con lo que expuso Caroline envuelve toda otra especial lectura (https://www.youtube.com/watch?v=ndOpC7Bi84o), una que te estruja el corazón. Detalles tan humanos. Por su condición de judía, estaba aterrada con todo lo que pasó con las personas de su condición religiosa, situación penosa que afectó a su círculo familiar. Generó en ella una situación especial por todo lo alemán tal como lo narra en sus memorias, hasta que un profesor y un grupo de estudiantes la invitaron a cantar en Göttingen. Puso una serie de reparos para presentarse, hasta las dimensiones del piano y otras peticiones. Pero los estudiantes, tercos y apasionados, movieron cielo y tierra para conseguir las cosas y satisfacer sus demandas. No había marcha atrás. Su presentación fue más allá de un recital de canciones de su autoría; fue un puente que se abrió para cerrar las dolorosas heridas de la IIGM: el nazismo, el holocausto, la ocupación de Francia. Göttingen se rindió a sus pies y la tuvo como su gran invitada. Su gesto causó malestar entre personas que habían sufrido en el Holocausto, pero su gesto era perdonar, no olvidar. Este gesto hizo que ella escribiera otra de sus más bellas canciones de su autoría. (https://www.youtube.com/watch?v=uXhTyhdbWMU) (https://www.youtube.com/watch?v=hz5hNyPPD2Q en alemán). A Barbara la escuché por primera vez en los 80 en mis años universitarios. Pero indudablemente que, tras la propuesta de Caroline, la veré de otra manera. Caroline le dio un cuerpo, un alma, una voz que la dimensionó de otra manera. Un fuerte y caluroso aplauso en cada una de las presentaciones fue el mejor pago de un público que salió satisfecho en ambas actuaciones. 


Que se levante el telón nuevamente. Larga vida al teatro. 

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