Renaceres y oscuridades

Entre exposiciones, presentaciones de libros, exhibiciones y reapertura del Gran Teatro de la UPAO, el mes se vuelve prometedor pese al calor y al caldeado ambiente político cada vez más denso y pesimista.

19 de marzo del 2022

GERARDO

CAILLOMA


gcailloma@gmail.com


Recorremos marzo con una serie de actividades culturales interesantes. Entre exposiciones, presentaciones de libros, exhibiciones y reapertura del Gran Teatro de la UPAO, el mes se vuelve prometedor pese al calor y al caldeado ambiente político cada vez más denso y pesimista; además del inicio de una campaña electoral indirecta que está convirtiendo a nuestra ciudad en una suerte de escenario de un western polvoriento y un tráfico endemoniado ad-portas del retorno masivo de escolares a sus aulas. Pese a este cuadro dantesco, hallamos espacios de sosiego y gozo cultural, estético y de crecimiento intelectual.


El jueves y viernes de la semana pasada, dos actividades en la Alianza Francesa generaron buena expectativa: la inauguración de una interesante exposición del proyecto transmedia la vida después de la muerte del artista Davis Pérez en un viaje virtual al mundo de la Dama de Cao y su espacio geográfico. Desarrollado bajo los nuevos conceptos de virtualidad, el visitante se hunde en mundos en lo que lo físico y sus texturas ayudan, complementan el mensaje de transcendencia de una mujer y su tiempo, el de hace mil quinientos años; y el viernes Eduardo Madalengoitia hizo una visita a tierras trujillanas para presentar su tercer libro Vidas insólitas en la aguda disección de Bethoven Medina; una velada en la que el escritor nos mostró cómo su vida personal forma parte de esa selección de diversos personajes escudriñados por el autor, tanto peruanos como foráneos. Bethoven tomó fragmentos del libro para construir pilares sobre los que se apoya la narrativa del autor, quien confesó publicar de manera tardía. Contemporáneo a ese grupo destacado de poetas limeños o residentes de los 80, como José Antonio Mazzotti, Eduardo Chirinos, El Chino Mendizábal, Domingo de Ramos o Roger Santiváñez; Eduardo Madalengoitia compartió con ellos largas tertulias y penas literarias en esas locas décadas entre bombas senderistas e inflaciones alanistas.


Una buena nueva es el anuncio de un programa de actividades en el gran teatro de la UPAO. El domingo 20 abre las puertas con la presentación de un cuarteto limeño. Pero lo notable va a ser el Festival de Teatro de Trujillo con cinco compañías trujillanas. Es una noticia estupenda para los artistas de las tablas, así como al público en general: veremos a Olmo, Máscara de barro, El Grito, Yusepi Teatro y el personal de Gustavo Ramos (https://www.facebook.com/teatroupao/). Y se espera que el público responda a esta propuesta, que los aplausos inunden la sala, que los vítores retumben en los oídos de los actores y que Trujillo vea renacer esos festivales teatrales que permitían a un público fascinado ver propuestas diversas. Aún recuerdo la propuesta de un grupo de teatro argentino en su peculiar lectura de La Metamorfosis de Kafka o el montaje divertido de un grupo mexicano de la obra Ña Catita de Manuel Ascencio Segura, entre otras tantas hechas por colombianos, chilenos, ecuatorianos, un largo etcétera. Se levanta el telón, hora de ir al teatro.


NOTA: “Ni El Detector ni sus directores, accionistas, representantes legales, gerentes y/o empleados serán responsables bajo ninguna circunstancia por las declaraciones, comentarios u opiniones vertidas en la presente columna, siendo el único responsable el autor de la misma”.