La percepción sobre la cultura para muchas personas

Un buen gesto sería que tanto el gobierno municipal y regional tengan una oficina solamente de Cultura (ahora es Educación, Cultura, Juventud, Deportes y Biblioteca).

25 de diciembre del 2021

GERARDO

CAILLOMA


gcailloma@gmail.com


A inicio de esta semana salió publicada en un diario local la triste noticia de que la ejecución de presupuesto para el rubro cultural de la Municipalidad Provincial de Trujillo había sido escasamente realizada. Esto refleja la percepción no sólo de entidades estatales, sino de muchas entidades privadas y de personas de a pie. Esta percepción es la que permite que muchos organismos tengan una escasa o nula actitud de apoyo hacia la cultura y las artes. Es también la percepción de la escasa “rentabilidad” que se tiene de las artes y de la investigación de cualquiera de las ciencias en nuestro país. Sólo basta preguntarse qué tipo de investigación se realiza en nuestras universidades y si existe algún plan de apoyo a diversas áreas culturales, salvo honrosas pero pocas excepciones. Sabemos que, así como la educación, la cultura en general (ciencias y artes en la sociedad) son bienes “de largo plazo”.


Esta percepción es la que se vio claramente en las campañas electorales de las últimas elecciones presidenciales y del Congreso. Basta ver los dos planes de gobierno de los partidos que pasaron, a pesar de muchísimos peruanos, a la segunda vuelta. Para Fuerza Popular es un apéndice de Educación; para Perú Libre, de Turismo. Durante la campaña, hubo candidatos que planteaban y justifican fusionar o, incluso, eliminar el Ministerio de Cultura, habida cuenta de que en los últimos gobiernos se han visto algunas acciones nada transparentes (como si sólo sucedieran en ese Ministerio) que ameritan su clausura total. Esa percepción es la que permite desvalorar al artista y académico en general. Aún indigna saber que Marco Aurelio Denegri percibía un sueldo miserable, frente a las millonarias sumas que ganan muchos personajes de la farándula; o que cualquier artista mendigue un pago, pues para muchos ellos están acostumbrados a vivir “por amor al arte”.


Por otro lado, es sabido que arte y ciencia en su correcta esencia no se casan con el poder. Un informe sobre impacto ambiental que “atenta” contra poderosas empresas o políticos corruptos es tan peligroso como una caricatura que desnuda las miserias de personas sin escrúpulos. Por eso, muchos científicos y artistas son personajes incómodos y son los primeros en sufrir las consecuencias del poder: desde los inevitables despidos o retiros de subvenciones hasta el destierro o incluso formas sutiles o abiertas de modalidades criminales, léase amedrentamiento, extorsión, atentado o asesinato. La historia tiene muchos, muchísimos casos.


Pese a todo, la cultura se abre paso ante la indolencia e ignorancia de autoridades y personas que toman decisiones. Es la esencia de lo humano, que dignifica su condición de ser prosaico. Y que puede dar luces al sinfín de problemas que lo agobian. Un buen gesto sería que tanto el gobierno municipal y regional tengan una oficina solamente de cultura (ahora es Educación, Cultura, Juventud, Deportes y Biblioteca). Ojalá algún día los ciudadanos tengamos la opción de elegir personas capaces que dirijan una ciudad que se autodenomina “Capital de la Cultura”.


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