Los límites del oscurantismo

La convivencia no ha sido nada fácil, pues ante la expansión de la ciencia, la migración humana y el avance de los DDHH, las delgadas líneas de la tolerancia y la comprensión se han roto y, en muchos casos, lejos de retraerse, se intenta avasallar.

1 de abril del 2023

GERARDO

CAILLOMA


gcailloma@gmail.com


Un buen número de niñas fueron envenenadas en Irán. La directora de escuela norteamericana dimitió, antes de que la despidan, por haber enseñado en las clases de arte una imagen del David de Miguel Ángel. El Lugar de la Memoria (LUM) es clausurado “momentáneamente" en Lima. Israel se ve envuelto en graves disturbios que incluso pueden conllevar a una guerra civil a causa de las reformas judiciales promovidas por el gobierno conservador de Netanyahu. ¿Qué tienen en común estas cuatro lamentables situaciones? Muchos elementos, el principal: fanatismo fundamentalista en sus variantes. 


Definamos “Fundamentalismo”, muy ligado a lo religioso como a lo ideológico: “El "fundamentalismo" es un fenómeno que surge a menudo dentro de las tradiciones religiosas judía, cristiana y musulmana en reacción a cambios culturales abruptos, la desorientación espiritual de los fieles, el excesivo materialismo y la secularización”. Aquí tenemos otra definición que no varía mucho: ““Fundamentalismo” es una expresión que originalmente se usó para identificar a un movimiento religioso cristiano que apostaba por una lectura literal de las Escrituras y que se mostraba intolerante con otras versiones del cristianismo”. Sigamos prestándonos más explicaciones para entender por qué los cuatro eventos nombrados en el primer párrafo surgen del peligro en el que nos estamos sumiendo: “Entre las consecuencias del fundamentalismo tenemos a los prejuicios, la discriminación, la intolerancia, el fanatismo, la persecución, la explotación física y el abuso psicológico dentro de determinada religión”.


En las últimas décadas corrientes fuertes de fundamentalismo recorren nuestras sociedades. Estas corrientes se aferran a lo religioso para poder delimitar diversas acciones y procesos de la vida humana; esto es normal en cualquier religión que es una forma de entender el mundo y ha tratado de relacionarse bien a lo largo de la historia con la ciencia, la cultura y el derecho, ramas del pensamiento y obra humanos que buscan su propio camino para ir encontrando sus propias respuestas. La convivencia no ha sido nada fácil, pues ante la expansión de la ciencia, la migración humana y el avance de los DDHH, las delgadas líneas de la tolerancia y la comprensión se han roto y, en muchos casos, lejos de retraerse, se intenta avasallar. La expansión del cristianismo y el islam es una muestra de ello. Estas expansiones fueron violentas y marcaron el alma medieval europea, la que hemos heredado desde el siglo XV en adelante. El poder político trabajó en conjunto con las religiones oficiales para poder legitimar su potestad ante los ciudadanos. Y las desavenencias a nivel religioso se convertían en causa política. Las intransigencias dogmáticas generaron violentos cismas en ambas religiones monoteístas: la masacre de los cátaros (la tercera cruzada fue contra ellos devastando el sur de Francia) y la de los hugonotes (matanza de San Bartolomé), por ejemplo, trataron de detener el avance de estos infieles contra Roma. Los chiitas y los sunitas siguen dividiendo al mundo musulmán y han sido motivo de masacres bajo el nombre divino. Un instrumento religioso que causó estragos en el mundo occidental desde el siglo XIII hasta el XIX fue la Inquisición. La Revolución Francesa trató de separar la religión del Estado, pero la misma iglesia promovía reacciones rebeldes contra esta medida. En el Perú de 1923, hubo una fuerte rebelión universitaria contra el gobierno de Leguía quien proponía la consagración del Perú al corazón de Jesús. En esa revuelta destaca un joven Víctor Raúl Haya de la Torre. La tendencia de los estados modernos es hacia la secularización. Sin embargo, diversas acciones religiosas tratan de interferir en la vida de los ciudadanos. El divorcio y el matrimonio igualitario, temas más centrados en el derecho puro chocan con posiciones conservadoras en muchos países. Lo mismo sucede con el aborto terapéutico. El avance de la equidad de derechos también halla una pared de rechazo que impide leyes que podrían favorecer a minorías en una sociedad tan discriminatoria como la peruana, por ejemplo. La intromisión de grupos conservadores en la educación es preocupante: la decisión de erradicar conocimientos y avances de derechos humanos en la educación escolar nos remonta a una visión muy arcaica de la educación, sobre todo en lo sexual. La exacerbación ha sido el caso de la renuncia de la profesora de arte del colegio estadounidense por haber expuesto la estatua del David de Miguel Ángel. Cuales Savonarolas modernos, pronto comenzarán a prohibir las pinturas de Botticelli, Rubens, Goya, Delacroix o incluso Carlos Baca Flor. Ni qué pensar en las de Egon Schiele o Lucien Freud. Por otro lado, la clausura temporal del LUM encaja en la visión conservadora de las autoridades ediles, las cuales es muy posible que jamás hayan estado en este lugar. La idea es borrar el pasado, la historia es una peligrosa profesora para hombres y mujeres que quieren conocer la verdad. En la visión fundamentalista, lo que no está dentro de los parámetros establecidos en su escala valores pasa a la categoría demoníaca. Es sorprendente que muchas personas conservadoras hayan apoyado las protestas de las mujeres iraníes que quieren quitarse el velo y se están escandalizando por los ataques contra las niñas que están yendo al colegio, pero los móviles religiosos son idénticos en ambas posiciones extremistas. Se asemejan; hasta diría, son idénticas en sus argumentos. 


Cuando estuve en Israel la primera vez, había un gran problema para una sociedad mayoritariamente secular: eran prisioneros de pequeños grupos religiosos. Estos exigían al Estado judío una serie de demandas extremas con el fin de otorgarle sus pocos votos para poder maniobrar en lo político. Eran pagos costosos, como el hecho de que la línea aérea nacional El Al no volase los sábados (shabbat). Los ciudadanos estaban indignados. Eso es lo que está pasando ahora en la sociedad israelí y, en cierta manera, se parece a lo que estamos viviendo en nuestra mediocre realidad política. Muchos israelíes no van a tolerar esas jugadas y algunos hablan de una posible guerra civil. 


Trump y Bolsonaro están a la vuelta de la esquina. Los intereses económicos, aliados de estas corrientes, mueven las fichas. Sombras que se pensaban extintas amenazan traer de vuelta ese tenebroso siglo XI europeo. Dios nos coja confesados.

NOTA: “Ni El Detector ni sus directores, accionistas, representantes legales, gerentes y/o empleados serán responsables bajo ninguna circunstancia por las declaraciones, comentarios u opiniones vertidas en la presente columna, siendo el único responsable el autor de la misma”.