200 años de brecha cultural

Creo que muchos personajes que ocupan curules les vendría bien dar un buen repaso por producción académica hecha no sólo en Lima, sino en otras ciudades "para entendernos mejor”.

11 de febrero del 2023

GERARDO

CAILLOMA


gcailloma@gmail.com


En momentos de escribir este texto, se me vienen a la memoria una serie de libros y artículos que he leído y estoy leyendo con el fin de satisfacer una curiosidad intelectual y hallar respuestas a la anomia que es nuestra sociedad desde los inicios de la república.  Desde tiempos escolares, pasando por la universidad y mi campo laboral, la lectura ha sido una necesidad y una satisfacción que me han ido dando luces ante una serie de problemas que adolece nuestro país en las deslucidas celebraciones de nuestra independencia bicentenaria (2020 – 2024). 


Desde inicios del siglo XXI, problemas crónicos se han ido acentuando y han estallado en sucesivos gobiernos y han sido toda una debacle justamente desde el inicio de las celebraciones bicentenarias con una epidemia que desnudó las marcadas diferencias sociales, económicas y culturales por las que muchos compatriotas nuestros se convirtieron en una cifra más del COVID-19. En plena pandemia sobrevino una fuerte crisis política que hizo que nuestro país tuviera tres presidentes en menos de un mes; y un caos mayúsculo desde la segunda vuelta de las últimas elecciones presidenciales en las que cualquier equilibrio terminó en el tacho de basura de la conciencia nacional. Las últimas elecciones presidenciales de este siglo han sido un verdadero campo de batalla en lo que lo visceral emanaba en las redes y diversos medios de comunicación, ahondando diferencias y abriendo heridas. La tónica de muchos de estos insultos, viniese de donde viniese, estaba teñida de racismo y también clasismo. La tipificación racial anatematiza a un grupo racial y con ello, lo social, geográfico y lingüístico; y es contundente. Se pensaba que la economía con el sambenito del “mercado” iba a cerrar o reducir brechas, pero parece que las ha ahondado; y profundamente en muchos casos. Sino, no se entendería la fuerte reacción de comunidades, pueblos y ciudades en diversas partes del país, luego de fallido golpe de Pedro Castillo, personaje que ha sabido capitalizar algunas decepciones históricas y que el gobierno de Dina Boluarte no ha tenido la capacidad de neutralizar. Quizás la paz de los cementerios es lo que muchos anhelan, esa paz que fracasado también en muchas partes del mundo. Los académicos de Humanidades y Sociales han tratado de explicar la realidad peruana, mejor dicho, las realidades peruanas; pero que diversas personas ligadas al poder central hacen oídos sordos. Y esta sordera es aprovechada por personas que intentan sacar ganancias a río revuelto. Sucede aquí, sucede en Francia, sucede en cualquier parte; pero en otros espacios, grupos académicos son consultados con el fin de construir propuestas para el conjunto social o la mayor parte de este. 


Cuando María Rostworowski presentó su libro Historia del Tahuantinsuyu en 1988, la historiadora anunciaba en la introducción un párrafo que tenía mucho de enunciación para los peruanos de entonces que estábamos agobiados por el terrorismo, la inflación y la corrupción del desastroso primer gobierno de Alan García: con velas y apagones iba leyendo su libro. Quiero trascribir estos párrafos que tienen tanta vigencia el día de hoy: “El mundo andino era demasiado original, distinto y diferente para ser comprendido por hombres venidos de ultramar, preocupados en enriquecerse, conseguir honores o evangelizar por la fuerza a los naturales. Un abismo debía formarse entre el pensamiento andino y el criterio español, abismo que hasta la fecha continúa separando a los miembros de una misma nación”. Sí, pues. Nos sigue separando, abriendo heridas y creando discursos ofensivos contra el otro. Una negación nefasta de la otredad. Académicos diversos y numerosos artistas como escritores, músicos, pintores y ahora cineastas tratan de crear esos puentes de entendimiento, con respeto. Libros de Alberto Flores Galindo, Matos Mar o Gloria Huamán nos ofrecen perspectivas para entender un mundo tan cerca y tan lejos a la vez. Es la historia y su investigación la que debe de inundar los espacios de los peruanos para comprendernos más, reconocer nuestros demonios, derrumbar mitos como el que plantea Rafael Dumett en El espía del Inca. Mitos de nuestra independencia, falaz para muchos peruanos todavía, deben de ser abordados en nuestras aulas. Algunos mensajes sobre el carácter independista de Lima serían duramente contradichos con todas las investigaciones realizadas por los historiadores desde el movimiento generado en 1971 y su esplendorosa producción académica bajo un gobierno de facto. Irónico. ¿Los gobiernos democráticos no han estado a la altura de las celebraciones? Pregunta incómoda en un país en el que abundan tantas universidades que dicen hacer producción académica. Un libro que es necesario leer por los cuestionamientos que debe de hacerse como ente de poder es Pueblos indígenas del Perú: los invisibles de la República de Gloria Huamán. Libro perturbador por el tratamiento del asunto indígena desde la Independencia a nuestros días. Muchas observaciones nos permitirían entender lo que pasa en Puno o Cusco en estos momentos. Con documentación en mano, nos muestra los pendientes que tenemos por delante. 


Creo que muchos personajes que ocupan curules les vendría bien dar un buen repaso por producción académica hecha no sólo en Lima, sino en otras ciudades "para entendernos mejor”. Un duro aprendizaje al que todos sin excepción deben de acercarse. Ojalá.

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