Hasta su vigésimo quinta versión, la última, Francisco se preocupó que todos los detalles fuesen cubiertos para los cientos de músicos y las otras actividades afines como el cine y la danza.
26 de setiembre del 2024
GERARDO
CAILLOMA
gcailloma@gmail.com
El 22 de agosto de este año en la Alianza Francesa de Trujillo se presentó el libro JOHANN SEBASTIAN BACH “EL DESPERTAR DE UN SUEÑO” de autoría de Francisco Pereda. En sus 406 páginas, podemos leer un resumen detallado de las 25 ediciones de un festival internacional que llevó música culta a nuestra ciudad, Lima y Cusco, además de múltiples actividades vinculadas con las artes musicales como filmes, danza y clases magistrales. Ha logrado reunir toda la información detallada de cada una de las actividades programadas desde 1994 hasta su última edición en agosto del 2018. Como dice el profesor jubilado mexicano Salvador Próspero Maldonado, “[..] tuvo el deseo de compartir con la gente de su terruño cuanto pudo vivir y asimilar a lo largo de su fructífera actividad profesional en la música [..]”. Agrega, además, “[..] asumió el compromiso de convocar, gestionar y coordinar las acciones necesarias para llevar a cabo este proyecto, lo cual es justo reconocer y encomiar no sólo por el éxito de su gestión y todo el esfuerzo dedicado, sino, también porque en su iniciativa hacía brillar en nombre de Trujillo [..]”. Para lograr su sueño, Francisco movió cielos y tierras para traer a nuestra ciudad no sólo a solistas, sino a orquestas de cámara y coros que se presentaron en diversos escenarios como el Teatro Municipal, el Cultural Peruano – Norteamericano, la sala de la Dirección Desconcentrada de Cultura y, últimamente, la Alianza Francesa. En las diversas actividades dio espacio a jóvenes talentos musicales de nuestra ciudad que les permitió madurar en su arte y fue un trampolín para que algunos lograsen una beca o pudiesen migrar a otros lares gracias a su experiencia que enriquecían su currículo musical. Desde sus modestos inicios en 1994 con el recital del pianista ruso Vladimir Odinokikh el 01 de marzo de ese año y que concluyó con la inauguración del óvalo Andrés Ulises Calderón el 06 de marzo en homenaje a su maestro y uno de sus principales leit motiv para emprender este proyecto; hasta su vigésimo quinta versión, la última, Francisco se preocupó que todos los detalles fuesen cubiertos para los cientos de músicos y las otras actividades afines como el cine y la danza. El libro es una gran recopilación de cada versión que se inicia con el afiche empleado para la difusión de este evento. Cabe destacar que sólo la tercera versión no tiene afiche alguno, pues el autor no lo pudo encontrar. Sólo basta ver la lista para reconocer la magnitud y alcance académico musical que adquirió cada jornada para los cultores de la música y el público en general; pasaron por escenarios no sólo artistas peruanos o mexicanos, también estadounidenses, rusos, ecuatorianos, venezolanos, fineses, ucranianos, polacos, rumanos y de otras nacionalidades. Cantantes, cellistas, guitarristas, laudistas, violinistas, pianistas, flautistas, directores, compositores, entre otras manifestaciones musicales. Músicos de la talla de Guadalupe Parrondo, Abdiel Vásquez, Arnold Schalker, Daniel Mattos, entre los extranjeros; Wilfredo Tarazona, Edgard Valcárcel, Josefina Brivio, Rosa La Rosa, Margarita Ludeña, entre otros connacionales; y los hermanos Váscones, Mariano Alcántara, Carlos Paredes, Teófilo Álvarez, Carlos Arancibia, el mismo Francisco Pereda entre los trujillanos; coros como el de San Fernando de la UNMSM, o el trío peruano Huancaré, el Cuarteto de México o el Cuarteto Spondyllus de Ecuador; todos pisaron escenarios en Trujillo, Lima o Cusco. Sus presentaciones incrementaron el acervo musical de nuestra ciudad y atrajeron el interés de jóvenes y músicos. En el repertorio, hemos tenido la oportunidad de oír mucha música de diversas latitudes y conocer obras de compositores latinoamericanos y peruanos. Francisco, con el apoyo incondicional de su hermana, la cellista y profesora Rita Pereda, buscó el apoyo de autoridades y empresas que se sumasen al proyecto con la difusión de medios como La Industria. Precisamente, Francisco le recordaba a David Novoa la primera entrevista al respecto que le hizo hace ya más de veinticinco años. En la conversación que tuvimos el día de la presentación del libro, nos comentaba una serie de anécdotas y dificultades que fueron surgiendo en el camino. A medida que el evento crecía, más eran las exigencias hasta llegar a algunas situaciones lamentables que lo fueron desanimando en continuar. Por ejemplo, en las últimas versiones ya no se contaba con algún pianista invitado, pues el piano que se halla en el Municipal está desafinado y no hay presupuesto para su intervención. Ya era luchar contra desidias e indiferencias que han hecho que la Ciudad de la Cultura haya visto sostenidamente perder una serie de festivales, temporadas y cualquier tipo de evento que involucre la música culta, por ejemplo. Una ciudad con más de un millón de personas tiene una escasa, pobre oferta cultural que desalienta a cualquiera, sobre todo por la visión limitada de las personas que tienen poder de decisión en algunos asuntos, como el económico, principalmente. Recuerdo la desilusión que tuve cuando en agosto del 2018 en la Alianza Francesa Francisco anunció a todo el público que era la última versión del Festival Bach. Esta decisión se cimentó con el lamentable incidente contra su hermana Rita. Incluso este libro estuvo en riesgo de no aparecer, puesto que toda la información que había guardado celosamente de pronto desapareció, se borró. Pero, su paciencia y la buena disposición de los muchos amigos que ha hecho a lo largo de este cuarto de siglo musical logró recuperar todo el material. Pero Pancho aún respira acción, continúa.
El libro resume 25 años de su vida. Hablar con él es acceder a un libro abierto, lleno de anécdotas y conocimientos que ha querido compartir con el mayor número de personas posibles en esas ciudades. Amante de la música y del cine, siguió la armonía sonora con pasión y ahínco desde su natal Trujillo y, luego, por Lima, USA y México, país donde actualmente reside. En una reunión informal con un buen vino, Francisco nos contó a David y a mí sobre sus gratas experiencias y estrechos vínculos que fue desarrollando a lo largo de su carrera musical: una de esas anécdotas fue su grato encuentro con el compositor norteamericano Aaron Copland por las calles neoyorquinas. Pero la gran sorpresa en la conversación fue descubrir su vivo interés por el cine: confesó que, si no hubiera sido músico, en la actualidad hubiéramos tenido un cineasta. Esa es la razón por la que comenzó a incluir filmes en la programación de cada temporada. Y uno de sus sueños es crear un guion que mezcle, fusione la música con el cine; le comenté esa maravillosa escena en el filme Amadeus en la que Salieri cae en éxtasis total al leer las partituras originales de su odiado/amado Mozart. Esa escena resume todo el gran poder del cine en el espectador. Francisco va a seguir viniendo al Perú, pero ahora va a participar con otros músicos de la ciudad y del país para interpretar obras para cuarteto o quintetos de cuerda con obras conocidas o inéditas para el público. Le pedí que interpretasen obras de música dodecafónica poco difundidas en nuestra ciudad. Es cierto esto. Cuando vinieron varios cuartetos de cuerda franceses por las celebraciones de los 45 años de la creación de la Alianza Francesa, sus repertorios se limitaban a música conocida no atreviéndose a interpretar música contemporánea de la famosa Escuela de Viena con músicos tan famosos como Alban Berg, Anton Webern o Erich Korngold. Francisco me comentó que se van a interpretar el mayor número de obras posibles y la preparación se hará a lo largo del año para reunirse a tocar en agosto. Esta modalidad es frecuente en nuestros días. Había leído recientemente el libro de las conversaciones sostenidas entre el escritor Murakami y el músico ya fallecido Seijo Ozawa en la que el músico comentaba que trabajaba con orquestas de músicos de todo el mundo que se reúnen una vez al año para interpretar obras de su elección. Genial opción que es cada vez más frecuente en el mundo musical sea de la culta como la popular.
Esperamos, pues, pacientemente que el 2025 sea el espacio en el que veremos las nuevas rutas de Francisco Pereda en su ciudad natal.
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