Rompiendo paradigmas

Nuestra sociedad crece a través de modelos educativos y culturales que recibimos, fomentamos y preservamos en nuestras familias. Estos modelos han sido muy rígidos pues ayudan a encasillar a los diferentes actores sociales.

29 de abril del 2023

GERARDO

CAILLOMA


gcailloma@gmail.com


El último jueves tuve la oportunidad de compartir la presentación del libro que reúne todo el trabajo realizado por la ONG Otra Cosa, dirigida por Juany Solís, trujillana residente entre Gran Bretaña y el Perú. Juany, con quien me une una amistad de décadas, me pidió presentar el prólogo del libro, el cual ahora comparto con ustedes: 


“En un viaje que realicé al Cusco con un grupo de amigos, contratamos una empresa turística que ofrece servicios de taxi especializados para que nos desplace por diversos lugares de nuestro interés generalmente no incluidos en las consabidas rutas; al día siguiente llegó el auto y el conductor era una chica, la que se iba a encargar de todo el itinerario. En un principio, nos llamó la atención esta situación, pero a lo largo del trayecto íbamos reconociendo que estábamos en buenas manos. Nuestros prejuicios nos molestaban un poco. Almorzando con ella, todos le hicimos una serie de preguntas hasta la consabida: “¿Desde cuándo trabaja como guía?” Ella sonrió y nos dijo que era su pasatiempo; ella en realidad era conductora de los grandes camiones que transportan minerales en los hondos socavones de los proyectos mineros de la zona. Gran sorpresa que derrumbó nuestros paradigmas y prejuicios. El colapso total de estos fue cuando nos comentó que como ella había otras tres chicas más trabajando en esa modalidad.


Nuestra sociedad crece a través de modelos educativos y culturales que recibimos, fomentamos y preservamos en nuestras familias. Estos modelos han sido muy rígidos pues ayudan a encasillar a los diferentes actores sociales. Estos se extienden en todos los ámbitos, como en el laboral, determinando culturalmente los trabajos “aptos sólo” para hombres o mujeres. Prejuicio dañino que ha limitado el talento y creatividad de personas de diversos géneros que pudieron haber hecho un excelente desempeño en rubros “prohibidos” a su condición de género. La investigación realizada por la ONG Otra Cosa Network, liderada por Juany Solís y su equipo, y con el apoyo de la Universidad de Sheffield, nos ofrece este trabajo que nos va a cambiar el “chip” desde dos perspectivas, una principal y otra que también se destaca en la investigación: Mujeres asumiendo labores de “exclusividad” masculina y la necesidad de potenciar la educación técnica superior. Ambos filones serán una solución para un segmento grande de población que necesita capacitarse, ingresar a un campo laboral en el que puedan tener éxito y tener esa opción educativa un poco desprestigiada por la mitificada educación universitaria en nuestro país. Y esperamos que esta propuesta sea difundida entre las mujeres de muchos lugares donde los prejuicios les impiden poder realizar trabajos antes vedados a sus posibilidades. 


Para el mundo familiar, empresarial, educativo, social y jurídico; varios “chips” caducos deben caer para abrir un abanico de más y mejores opciones a la mitad de la humanidad.”


La presentación ser realizó en la Casa de la Identidad Regional en la cual también estuvieron dos artistas que ayudaron al proyecto: Analú Solórzano Yupanqui y Cecilia Lázaro. Analú llevó a la imagen las conversaciones y los sueños de las personas participantes del proyecto que tiene por finalidad implementar e incrementar la participación de más mujeres en estado de vulnerabilidad en la educación técnica, orientada más a sus intereses y capacidades. Analú conversó con ellos y sus pinturas, ahora expuestas en la Casa de la Identidad, tiene cada de ellas toda una historia, una génesis que la artista supo conjugar entre sus diálogos y creatividad; hay obras muy interesantes; parecieran oníricas, pero obedecen a los deseos de muchas mujeres de contar las injusticias socioeconómicas (sueldos inequitativos, prejuicios, rechazos), así como la esperanza que cada de uno de ellos tiene para el futuro. Localizado en Huanchaco, muchas de las obras tienen un referente físico en el mar. Cecilia es escritora y se le encomendó un cuento que desnude las brechas de género en nuestras sociedades; Cecilia partió de un principio de equidad entre dos personajes, hombre y mujer, que a lo largo de la obra van descubriendo y luchando contra situaciones de segregación y discriminación de género, una palabra tan maltratada en una sociedad tan proclive a investigar y a construir situaciones alternativas a nuestra realidad. Quiero tomar prestada la última frase del cuento Músculos que no se ven de Cecilia: “Desde ese día, después de tanto compartido en ese pueblo, cada una de las chicas en ese lugar y hasta ahora, cargan agua y se meten en la cocina, pueden construir casas y cuidar a los otros, tienen músculos en su mente y su corazón”.


El proyecto fue complementado con un trabajo audiovisual en los que varios jóvenes, hombres y mujeres, documentaron parte del trabajo, así como idearon pequeños trabajos audiovisuales cuya temática se centraba en el empoderamiento de la mujer. El documental sobre las mujeres pescadoras huanchaqueras es muy simpático y abre nuevas vetas para un país que tiene tanto para contar de cualquier manera, desde la literatura hasta el cine. 


Esperemos que el trabajo iniciado continúe, se han hecho contactos con instituciones técnicas que implementen programas con este propósito. Programas que ayudarán a cambiar muchos chips de nuestra sociedad.


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