Ese país que desconocemos

La disertación se centró en la dura y triste realidad que sufren miles de compatriotas alejados de la sociedad oficial a la cual pertenecemos. Recurrió a elementos históricos, sociales y jurídicos que permitieron la creación de muchos muros y simas que aíslan a peruanos en la costa, sierra y selva de nuestro territorio.

21 de mayo del 2022

GERARDO

CAILLOMA


gcailloma@gmail.com


Hace muchos años, en los inicios de los 80, miraba una foto de Francisco Hidalgo de un mercado popular indígena en Písac, Cusco. Hidalgo hizo una larga visita a nuestro país en esa década y retrató a miles de peruanos en su vida cotidiana. Una de ellas me llamó poderosamente la atención: un mercado indio popular en Pisac. Miraba con mucho detenimiento a las personas y el escenario para ir viendo las grandes y pequeñas diferencias frente a nuestros estilos de vida. En los diversos espacios académicos y culturales que uno ha compartido y comparte en nuestro país se produce encuentros de descomprensión de las personas que habitan un solo país. Durante los años de la violencia senderista, grandes brechas políticas, sociales, culturales y económicas se fueron ahondando en esta complicada geografía humana y nos llenó un manto de desesperación, desaliento y escepticismo; muchos prefirieron el cinismo, otros partieron y otros seguimos en la brega. De pronto cayó en mis manos el libro Historia del Tahuantisuyu de María Rostworowski en cuya introducción los dos últimos párrafos me conmovieron por lo que decía. Trascribo literalmente: “El mundo andino era demasiado original, distinto y diferente para ser comprendido por hombres venidos de ultramar, preocupados en enriquecerse, conseguir honores o evangelizar por la fuerza a los naturales. / Un abismo debía formarse entre el pensamiento andino y el criterio español, abismo que hasta la fecha continúa separando a los miembros de una misma nación”. Una reflexión que da un buen sopapo a cada uno de nosotros como miembros de nuestra nación, incluido yo.


El último jueves tuve la oportunidad de compartir la mesa de presentación del libro Pueblos indígenas de Perú: los invisibles de la república de la Dra. Gloria Huamán. La disertación se centró en la dura y triste realidad que sufren miles de compatriotas alejados de la sociedad oficial a la cual pertenecemos. Durante su exposición, recurrió a elementos históricos, sociales y jurídicos que permitieron la creación de muchos muros y simas que aíslan a grupos grandes y pequeños de peruanos en la costa, sierra y selva de nuestro vasto territorio. Doctora en Derecho de la Universidad de Viena ha hecho investigaciones minuciosas sobre la legitimación de la usurpación y humillación contra miles de peruanos pobres por su condición racial, cultural y lingüística. Su exposición trae argumentos validados por fuentes tanto cualitativas como cuantitativas. Y los resultados nos acercan a verdades expuestas difíciles de rebatir. Raciocinio. De las propuestas que la Dra. Gloria Huamán para fundar soluciones a los problemas que afrontamos, algunas son difíciles para una sociedad acostumbrada a la verticalidad y donde la democracia es usada para fines nada comunes. En la exposición y posterior diálogo numerosos ejemplos surgieron los que se remontan a una historia dura, poco comprendida por el Perú oficial. Había conversado con diversas personas previamente a esta disertación y recordaba apuntes de dos libros que me ayudaron a poder exponer temas relacionados: “La Independencia del Perú, ¿concedida, conseguida, concebida?” una compilación hecha por Carlos Contreras y Luis Miguel Glave, obra que reúne a muchos historiadores que tratan este periodo de la historia; y el libro “La conquista intelectual del Perú” de Luis Martín, publicado inicialmente en 1968 y luego traducido al español en 2001. Ambos textos permiten entender esa rara relación del mundo oficial “occidental” con el mundo andino. Los puntos de quiebre se dieron en el siglo XVI con la caída oficial del Tahuantinsuyo y en 1780/1781 con la revolución y caída de Túpac Amaru II, momentos de duro avasallamiento de las sociedades aborígenes. La escasa participación de pueblos indígenas en momentos cruciales de nuestro periodo republicano como las hechuras de nuestras constituciones, estos pueblos estuvieron ausentes las más de las veces. Ausencias lamentables de una gran parte de peruanos sin voz, los invisibles. En el imaginario rígido de nuestra forma de ver, se los asocia a la palabra “campesino”, una pobre categorización para hombres y mujeres que están ocupando diversos espacios sociales, culturales, económicos, científicos y políticos de nuestro país. La exclusión llega a los niveles de rechazo y simplificación que se les otorga con insultos racistas o clasistas. La exposición fue clara, los planteamientos sustentados, pero difíciles de poder ser aceptados por una sociedad que prefiere defender un statu quo de la miseria que vivimos.



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