El turno de las artes visuales

Siendo el arte dinámico una respuesta de los momentos que al artista y a su sociedad les tocan vivir, las obras artísticas nos permiten no sólo emocionarnos, sino aprender de esas coyunturas como una especial lectura que el artista les da con el material que tiene delante de sí.

09 de junio del 2022

GERARDO

CAILLOMA


gcailloma@gmail.com


Todavía con las retinas llenas y emociones alteradas por las obras teatrales puestas en escena la semana anterior en el gran teatro de la UPAO y con la música aún sonando de los grupos que subieron al escenario en la Plaza de Armas y la Plazuela del Recreo por la Fête de la Musique, me sorprendí ante dos muestras en galerías de nuestra ciudad para nuestro deleite cultural y artístico.

Siendo el arte dinámico y una respuesta de los momentos que al artista y a su sociedad les tocan vivir, las obras artísticas nos permiten no sólo emocionarnos, sino aprender de esas coyunturas como una especial lectura que el artista les da con el material que tiene delante de sí. El arte no sólo es momento lúdico o evasivo, sino también es una denuncia y educación. Por eso, es insólito que una ciudad como la nuestra no veamos cientos de alumnos movilizándose a museos, galerías, conciertos y toda manifestación artística de nuestra ciudad. Pero esto es motivo de otra discusión.


Estuve el fin de semana en dos exposiciones muy interesantes. La primera es parte de una serie de exposiciones en el marco del II Salón de Grabado del Norte que ha hecho de nuestra ciudad un espacio para una de las actividades artísticas desconocidas aún. La actividad inicial se realizó en la Alianza Francesa con el individual del limeño Marco Alburquerque. La segunda se realizó en la Galería Impromptu del Centro Cultural Peruano Americano El Cultural. Ambas se inauguraron en mayo y ya han sido levantadas. La tercera es del maestro Manuel Miranda Parreño. Esta se inauguró la segunda semana de junio y está pronta a levantarse. Hay que ir pronto. El arte del grabado es promovido en nuestra ciudad por un grupo de artistas que se han reunido en la Asociación Arte y Grabado y tiene por principal promotor a Gerardo Salazar quien, contra viento y marea, y con el apoyo de sus integrantes han sacado ya tres grandes eventos cuya temática se ha centrado, precisamente, en el grabado. La segunda exposición de este Salón logró convocar, por ejemplo, no sólo a artistas trujillanos, sino lambayecanos, piuranos, cajamarquinos e, incluso, iquiteños. Esta movida se inició ya de manera sostenida con el trabajo hecho el año pasado en julio cuando se inauguró una muestra binacional Metepec (México) / Trujillo (Perú), como parte de un proyecto anual más ambicioso que involucraba no solo Escuelas de Arte, sino colegios. La pandemia detuvo un poco las actividades, pero es la persistencia de sus integrantes que ha permitido que tengamos estas exposiciones que también buscan rescatar a diversos artistas trujillanos que hicieron grabado años pasados, pero no hubo los momentos y espacios indicados para su desarrollo y difusión. Miranda Parreño es un maestro de larga data en nuestra ciudad y fuera de ella. En esta muestra, nos ofrece trabajos previamente expuestos en anteriores eventos (una data del 1982); pero, también, expone otros trabajos interesantes que nos permiten ver su eximio trabajo. Personalmente, destaco “Calle de Usquil” y un inquietante trabajo algo misterioso como lo es “Malabrigo”. En serio, hay que ir.


La segunda visita fue gracias a una entrevista que motiva también parte de esta reflexión que comparto con ustedes. En la Sala de Arte del Centro Cultural del Banco de la Nación, más conocida como Casa Haya de la Torre, se realiza una muestra Azabache y su tiempo, tributo al maestro. Inaugurada también a fines de junio (prolífico mes), Jilbert Tarazona, curador de la muestra, ha puesto “en escena” varios dibujos a lápiz del maestro indigenista Pedro Azabache. Además, podemos apreciar una serie de artículos periodísticos, libros, catálogos, fotografías sobre el artista, el movimiento indigenista, otros artistas (sobre todo, José Sabogal) y su tiempo. Azabache es un mundo social, cultural y artístico que todavía falta bucear más. El libro Pedro Azabache, El último indigenista de Santiago Salazar (Fondo Editorial de la Universidad Privada Antenor Orrego, 2015) queda ya insuficiente con el fin de entender la magnitud de estos maestros para momentos claves no sólo de las artes, sino de la cultura y la sociedad en su conjunto. Los dibujos que vemos en esta exposición muestran su indagación por el alma indígena a través de diversas partes del Perú para terminar recalando en su Moche natal hasta su muerte en 2012.


A raíz de esta exposición tuve una entrevista que tuvo dos partes: una sobre el autor en sí, Pedro Azabache; y la segunda sobre las estrategias que empleamos para difundir cualquier material para un público que va cambiando de formas de consumo de comunicación. Reflexioné durante la entrevista sobre esta última parte, pues me pareció muy interesante con el fin de tender puentes con estos jóvenes de no más de 21 años. La juventud en el mundo y la nuestra, por supuesto, se han visto en la necesidad de acentuar su consumo de información de todo tipo de manera virtual. Para tal caso, se han ido desarrollando plataformas atractivas y amables de acceder a ese contenido. Aún recuerdo esa campaña de la captura de Pokemones por parte de jovencitos y los no tanto arrastrados por esta fiebre que movilizó a millones en ese juego. En varias oportunidades intercambié ideas con historiadores y artistas con el fin de poder crear personajes históricos “instalados” en espacios virtuales y físicos de sitios históricos relevantes de nuestra ciudad: imaginar una reproducción en paralelo de Chan Chan en virtual/físico. Esa estrategia sería un gancho para muchos jóvenes llenos de virtualidad que ven muchas de estas exposiciones frías e inanimadas. Comunicadores, programadores y gestores culturales deben de ir trabajando de la mano para tener estos espacios llenos de jóvenes que vayan capturando toda la información disponible de personajes como Querrotumi, la Dama de Cao, Florencia de Mora, Torre Tagle, Pedro Azabache, César Vallejo o Ciro Alegría. Una linda alucinación que permito darme. ¿Por qué no?


Dicen que cada crisis genera múltiples respuestas ingeniosas para describirla y entenderla. Bueno, creo que Trujillo se merece esa creatividad por parte de sus habitantes, ¿di?





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