Despedidas entrañables

Cerrar un ciclo es siempre un momento duro de asumir. Sobre todo, uno cargado de emociones y vivencias en torno al arte.

13 de agosto del 2022

GERARDO

CAILLOMA


gcailloma@gmail.com


Cerrar un ciclo es siempre un momento duro de asumir. Sobre todo, uno cargado de emociones y vivencias en torno al arte. Esto lo pude experimentar el último martes en un concierto coral para la graduación de 22 jóvenes quienes ya llegaron a la mayoría de edad. Todos estos chicos empezaron hace una década cuando bordeaban los 8 o 9 años: niños. Su crecimiento fue acompañado de arte y belleza, de música y disciplina, de trabajo en equipo y la vivencia de emociones en una familia ampliada, la de profesores y demás músicos que vivían ese mundo especial de la educación y el autoconocimiento. Todo este mundo se desarrolló gracias a un idea fomentada y patrocinada por el tenor peruano Juan Diego Flores. Por su iniciativa se fueron creando espacios musicales dentro del proyecto Sinfonía por el Perú, núcleo Trujillo. Así varios profesores músicos comenzaron a inculcar, entre ávidos y curiosos niños, el arte musical a través de la voz o instrumentos diversos. El arte no como goce estético, sino como un aprendizaje para la vida y el crecimiento personal. Y, a través de la música, ir descubriendo amigos que compartían momentos en común y la disciplina, esa que tanto necesitamos para lograr cualquier objetivo en nuestras vidas. Formarse en la voz es trabajar en un verdadero equipo que es un coro, en este caso un coro juvenil. Veamos la reseña de este: “El Coro Juvenil del Núcleo Trujillo nace en el año 2016 de la necesidad de continuar el trabajo coral de los beneficiarios de Sinfonía por el Perú. Bajo la dirección de la maestra Yesenia Giorffino, el Coro Juvenil ha desarrollado un repertorio internacional con el cual ha representado a nuestra Institución en diferentes Festivales corales en nuestra ciudad como Festival coral de Primavera, Festival Coral Fleming College, Encuentro Nacional de Coros Sinfonía por el Perú, sede Trujillo; así también fuera de Trujillo como el Festival Canta Huacho ( Huacho), Encuentro Coral Sinfonía por el Perú sede Huaraz, Encuentro Coral Sinfonía por el Perú sede Lima, Festival Internacional de Coros "Juventudes en el Centro del Mundo" en Quito (Ecuador), Festival Internacional Coral "Por eso Cantamos juntos" (Ecuador) y el Festival Internacional de Coros Celebrando al Perú. Cabe destacar que los integrantes del Coro Juvenil han recibido una formación sólida e integral que les permite ahora continuar con sus estudios superiores musicales en Trujillo y en Lima, siendo su participación destacada y reconocida por las instituciones que ahora los albergan.” Esta es la información general, la que aparece en medios para difusión. Pero las palabras de diversas personas que hablaron en dicha ceremonia, un profesor, un padre de familia y un exalumno, nos dieron a entender que hubo mucho más que este escueto mensaje que podemos ver en las redes. El acompañamiento y cariño de profesores; la persistencia y la fe los padres de familia; y el agradecimiento de los jóvenes; todo esto fue dicho por cada una de las personas que hablaron en nombre cada grupo humano que comprendía esta noble acción. Las palabras del joven que habló por todos sus compañeros calaron en todos los presentes y la representante de Sinfonía por el Perú oyó conmovida el mensaje de este joven que comenzó recordando que cuando niño era tímido y no podía articular frases largas. Todos asistimos a esas aves Fénix que las artes y la dedicación pueden dar; y con toda razón, padres y profesores se sentían halagados del momento que se vivía. No sólo la música inundaba la sala, sino la emoción y, a medida que avanzaba la presentación, la nostalgia. Muchos rostros mostraban emoción. Una graduación es siempre un momento de quiebre: has logrado tus metas y se abre un camino incierto de ahora en adelante. Sin embargo, se les invitó a seguir participando activamente en este espacio en el que hay más niños y padres envueltos en esta maravilla. Y la principal artífice de todo es Yesenia Giorffino quien le puso alma al proyecto, la madre artística de todos estos muchachos que en gratitud la abrazaron espontáneamente haciendo un círculo, ese que cierra todo un episodio en la vida de estos jóvenes y sus padres que contemplaban la acción con varias lágrimas. El arte toca las fibras más escondidas de cada persona. Todos susurramos el más dulce trino, parafraseando la canción de Violeta Parra.


Una persona se acercó y me preguntó directamente qué deberíamos hacer nosotros para que proyectos como estos no se extingan. Alguna vez conversé con Vania Masías cuando trabajaba en una universidad en la que desarrollé un proyecto cultural con los alumnos de primeros ciclos. Por decisiones centralistas, este se canceló cerrando la posibilidad de dar la oportunidad a miles de jóvenes de acercarse al teatro. Vania y la gente de las Naciones Unidas buscaron otras opciones y se acercaron a varias municipalidades de distritos con problemas sociales; ellos apostaron por desarrollar la danza entre los muchachos expuestos a riesgos de toda índole. La danza de la calle sacó a varios jóvenes de las drogas y la violencia callejera; pero el proyecto se canceló y lo avanzado se quedó trunco. Lo que me preguntó esa señora aquella noche tiene toda la incertidumbre que nos pasa a todos con los proyectos culturales. Espero que este sea de largo aliento para el beneficio de toda la niñez y la sociedad en su conjunto. El tiempo lo dirá.




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