Fantasia

Mientras tomaba mi café en la cafetería de la plaza comercial pensaba que siempre he sido un soñador, por ratos me pasa como en la película "La increíble vida de Walter Mitty" y me dejo llevar por la fantasía. Abstraído miré el reloj y todavía era buena hora, seguí disfrutando del sabor de mi café que acompañaba con una dona de moka, luego escuche a una mujer que me preguntó.

─¿Me puedo sentar?

─Si, claro. Respondí sin mirarla.

En ese momento pensé me hubiera cambiado de mesa cuando se desocupo la de una sola silla, pues disfrutaba mi café sin compañía. Una vez que tomó asiento vi su rostro, me sonrió brevemente y mi pensamiento cambio, pensé lo afortunado que era tener frente a mi a una mujer con tan bella sonrisa, su cabello negro lacio y sus hermosos ojos café quedaron grabados en mi.

─¿Qué tal esta el café? Me preguntó.

─A mi me encanta, te lo recomiendo.

─Me llega su buen aroma; voy a pedir uno.

─Yo te lo traigo.

─Muchas gracias, que amable.

Mientras le preparaban el café la mire de lejos, me era muy atractiva, y no creo que solo para mi, pues veía que la miraban desde otras mesas. Después de unos minutos me dieron el café y se lo llevé pensando como hacerle plática.

─Espero te guste.

─Gracias. Es verdad tiene un muy buen sabor. Me dijo después del primer sorbo.

Le conté que dedicaba más de media hora de mi día solo para llegar a beber ese café. Mire que en su cuello colgaba un dije de lobo, reconocí que era de la familia Stark.

─¿Sansa o Arya? Le pregunté.

─¡Arya¡ Sin duda. Me respondió sonriendo.

Luego de eso nos dedicamos a hablar de los mejores momentos de la serie, de los libros, y seguimos con otras series y películas. Era fantástico hablar con ella, nos prometimos intercambiar libros y películas y nos dimos nuestros números telefónicos. Después de una larga plática, miró el reloj en su teléfono.

─Tengo que irme, ya es muy tarde, nos vemos otro día para seguir la plática.

─Será un placer. Me dió mucho gusto conocerte.

Me puse de pie y nos despedimos de beso en la mejilla como si fuéramos grandes amigos. Luego volví a tomar asiento, me sentía muy feliz por lo sucedido. Luego me invadió un gran sentimiento de tristeza, era un vacío inmenso de soledad, producto de mirar la silla vacía.

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