El objeto en nuestro imaginario siempre ha sido la idea de lo estable, de lo que nuestra mente puede deBinir al estar limitada por las cadenas de la materialidad; como decıá Hebert Mead en sus investigaciones sobre la psicologıá social de los objetos (1991), representa lo asible del mundo. Pero los objetos nos condicionan, tambié n nos remiten al campo de la percepció n y de lo sensorial, escapando de ese mundo tangible, encarnando signiBicados. Existe una relación profunda y misteriosa entre esos signiBicados y las personas que los perciben. La investigació n de Sandra Val se centra en ese segundo nivel, en el de las ideas encarnadas en los objetos, un lenguaje que só lo tiene su verdadera existencia en el hecho de que travé s de ellos representamos el mundo. Es en esta relación donde se mueve aquello a lo que llamamos arte, en un vıń culo tan antiguo como los propios modos de hacer del ser humano, a través de los cuales se ha hecho posible el mundo de lo imposible.
De entre los haceres del humano mas antiguos podemos destacar la cerámica y el vidrio, técnicas predilectas de esta artista, usados históricamente como contenedores, pero también como transmisores de contenidos e historias que se remiten incluso a los tiempos de los dioses griegos. La cerámica y el vidrio tienen una especial relación con aquellos cuatro elementos que regıá n el mundo de antaño: vienen de la tierra modelada, del aire que los ha soplado, del fuego que los consolida o del propio agua que los suaviza. Cuatro elementos que en las piezas de Sandra VaL viajan al presente y se reencuentran de nuevo en unas manos que hace ontologıá en cuanto que relaciona las experiencias actuales con los modos de hacer tradicionales. Unas manos que con ternura y respeto, como los antiguos alquimistas, juegan con los fragmentos de estos elementos y de otros materiales encontrados, los cuales, a pesar de ser abandonados, cuentan mucho de nosotros. En este sentido, se construye cierta continuidad con algunas comunidades artesanales, que por su propia manualidad, han sido excluidas de las “artes mayores”; o con producciones que han sido desplazadas de esa misma esfera del arte al haberlas incluido en aquello a lo que llamamos “cultura popular”. Se cuestiona ası́ no solo el propio valor que otorgamos a los materiales sino el mismo concepto del Arte.
En este proceso de originar nuevas formas de entender los objetos se genera una circunstancia liminal en ellos, que marcará el tránsito de un signiBicado a otro. Puentes en cuyo centro se crea un lenguaje dialógico en el que estos objetos artıś ticos conversan con la sociedad actual, nutriéndose a sı́ mismos de nuevos signiBicados. Un diálogo en el que la estética utilizada por esta artista, su cromatismo, los elementos geométricos, los referentes al mundo del diseño, la moda o la arquitectura, y en general, a elementos que designan pura contemporaneidad, juegan un papel muy importante a la hora de captar nuestra mirada para queesediálogorecıṕ rocoentrenosotrosyelobjetofuncione.Esacausadeestabúsquedapor la atención del espectador donde Val introduce esos otros elementos en sus piezas, aquellos encontrados. Los objets trouvés, objetos cotidianos que conducidos de nuevo a su estado de pureza ininteligible y solitaria, se vuelven capaces de asimilar cualquier perverso signiBicado. Se produce ası́ de nuevo ese estado liminal, pues el orden narrativo habitual ha sido trastocado, lo que afecta a nuestra percepció n de la realidad, obligá ndonos a cuestionar el por qué de ese elemento fuera de su hábitat y abriéndonos de este modo un abanico de nuevas perspectivas.
Una multiplicidad de signiBicados que se incrementa con la posibilidad de combinar sus piezas, uniendo sus módulos geométricos mediante componentes de latón o cordones textiles, creando diferentes ritmos y composiciones que encarnarán las vicisitudes de esta artista. El cordó n, uno de los elementos má s comunes en la obra de Val, juega aquı́ un papel protagonista. No solo como un objeto que une o que separa, o que ata y desenlaza; una dualidad de sentidos que además percibimos en sus texturas aterciopeladas que bien podrıá n trasformarse en las sogas más resistentes y violentas. Sino que también se nos presenta como un elemento que al agarrar y empujar crea distancia, y que al rodear, delimita y crea espacio. Es a través de estas acciones como podemos identiBicar la experiencia de contacto de los objetos, y por ende, la de nosotros como algo distinto a “lo otro”. Pues lo singular solo existe si se pueden captar las Biguras que lo rodean.
Ası́ pues, desde el mismo momento en el que nacemos y somos precipitados a un mundo sin paisaje, comenzamos a reconocer y aprehender nuestro cuerpo a partir de los fronteras que tiene con otras cosas. La ropa que presiona nuestra piel, las superBicies por las que caminamos o los muros que nos impiden el paso, van limitando nuestro cuerpo, adormeciendo la percepción de un mundo que parece empaquetado y al que quizá nos hemos acostumbrado demasiado. Decıá Paul Virilio cuando reBlexionaba sobre el arte de nuestros tiempo, que hay
que volver a bailar, que debemos que recuperar el cuerpo. No es esta una cuestió n moral, sino de corporeidad, de contacto entre el cuerpo y los materiales e incluso de sensualidad. Un vıń culo que se hace más estrecho aun a través de las técnicas artesanales de esta artista, las cuales implican movimientos que son casi rituales. Pero también en el propio acto de recolectar aquellos objetos de nuestra cotidianidad, pues al carecer estos del aura sacra que parece caracteriza las obras de arte, conBiamos en ellos de una manera más intima.
Estarelacióncuerpo-objeto,además,deBineloslıḿitesdeambos.Comoyahedicho,los objetossondeBinidosporsuslıḿitesyelcuerponoesunaexcepción,puesalBinalestaspiezas nopodrıá nexistirsinél.Elcuerpolesdasentido,lasrodea,cuestionasutamaño,suutilidady su fragilidad; crea espacio a partir de ellas. Un espacio mágico donde las diferencias entre las mal llamadas alta y baja cultura, o las diferencias entre arte y artesanıá , se quedan atrás como discursos banales. Lo importante en las obras de Val son las atmósferas que se generan en torno a sus piezas. Unos espacios artiBiciales donde nos resulta incómodo ubicarnos, pero donde se producen los procesos de reBlexión más interesantes, acerca de cómo estamos situados y cómo nos situamos ante una obra, y sobre todo, de cómo podrıá mos responder en entornos a los que nuestra percepción no está habituada. Por ejemplo, muchas de sus obras son esculturas que parecen delicadas joyas, que juegan con la escala, tal y como hacıá n los cartógrafos del cuento Borges, El rigor de la ciencia, tan ambiciosos que llegaron a crear un mapa del tamaño de un reino, enfrentándose ası́ la misma realidad. Estas enormes joyas desafıá n la mirada convencional, no están echas para ser portadas, sino para portarnos a nosotros,paracrearesasnuevasrealidadesdondeelpensamientonotengalıḿites.Elcambio de escalas y los valores preestablecidos juegan un papel muy importante en nuestro desarrollo cognitivo, preparando nuestra percepción, haciéndola mas sensible al entorno. DescubrirnuevassuperBiciesesdescubrirloslıḿitesdelanuestra,elalcancedenuestra corporeidad y de nuestro conocimiento. El contacto con los objetos fıś icos, contrastado al sentido de distancia, constituye la realidad de las cosas que una persona puede aprehender, proporcionando al cuerpo un sentido de orientación en el espacio en la medida en que lo comparte con otras entidades.
En sus investigaciones la visió n y el tacto van componiendo nuestro mundo, lo que hay antes no podrıá mos deBinirlo, y si pudiéramos, serıá como una tierra vacıá , sin paisaje, deshabitada y desprovista de cuerpos. Con su mano, la mano humana, llena el ambiente de objetos y de elementos manipulables, y por medio de ella, nuestro entorno es roto y reconstruido, los
materiales se transforman y sus fragmentos conectan. Citando de nuevo a Hebert Mead, la mano es responsable de lo que llamamos cosas 8ísica, es decir, de la encarnació n de los objetos dentro de nuestra realidad social.
Baudillard (1993), en el contexto del pensamiento de la postmodernidad, decıá que todo lo que queda por hacer es jugar con los fragmentos. Ası,́ Sandra Val puede jugar hoy en dıá con pedazos de tradición y presente, de mil formas y naturalezas, que transmuta, redeBine y reinterpreta, creando relatos y dejando que establezcan conversaciones entre sı,́ generando signiBicados mutables y valores liminales. Só lo podremos ver en sus obras algo permanente, la conciencia de que todos es un proceso. Ser artista para ella es una forma de vivir, de habitar el mundo, de pensar con las manos. Quizá de esto se trate. Quizá esto sea hoy el arte. Quizá también por eso sea tan parecido a la vida.