Explicaciones no perdidas
Isabel Servera, Ignacio Bosch, Marcos Juncal, Tomeu Simonet
Isabel Servera, Ignacio Bosch, Marcos Juncal, Tomeu Simonet
Texto realizado para iGallery (Palma de Mallorca, 2021)
En un tiempo en el que se habla continuamente de recomponer el tejido social vale la pena reflexionar sobre la naturaleza de lo roto y lo cosido, sobre aquello que se ha estropeado y aquello que aún está por unir o restaurar. En el poemario de Piedad Bonnet que da nombre a esta exposición se contemplan estos conceptos como herramientas para abordar el pensamiento contemporáneo, pues las roturas y reparaciones también forman parte de las historias.
Analizar los motivos por los que un objeto está fracturado o herido hace que de manera inconsciente nos familiaricemos también con sus características intrínsecas y su estructura. Por ello no podemos conocer el interior de una escultura sin la brecha con la que Tomeu Simonet las secciona, siendo precisamente el vacío que deja ese corte el que compone sus piezas. Ni tampoco podríamos resolver los objetos que Ignacio Bosch representa si no fuera porque los hace explotar, pues gracias a ello, nuestra mirada puede diseccionarlos y ver las miles de piezas que los componen. De este modo lo roto se transforma en un mensaje activo, que nos invita a desmontar algo ya finito y a someterlo a una contundente interrogación.
Por otra parte coser implica unir cosas, confrontar extremos, pero sobre todo garantizar la permanencia en el tiempo. Los trazos en la pintura de Isabel Servera y los laberintos metálicos de Marcos Juncal conforman una red de uniones que no solo dan forma a sus trabajos, sino que mediante reminiscencias, rescatan de la memoria procesos que reivindican perspectivas mucho más cercanas a lo cotidiano. Así, lo especial de la pintura geométrica de Isabel Servera reside en la imperfección de su trazo, que recordando a producciones textiles, parece buscar esa manualidad que hace bella la artesanía; tampoco abandona el papel y los rotuladores, por ser materiales de lo más corrientes y utilitarios. Se trata tejer lazos, entre arte y vida, entre tradición y contemporaneidad. Por ello Marcos Juncal rescata de un pasado no muy lejano aquellos objetos con los que convivíamos en nuestra infancia y que bien guardaríamos hoy en un cajón, olvidados. Los engarza en sus esculturas llenas de color, ofreciendo a lo que ya no tiene uso una nueva vida. En el tránsito que se produce desde que comprendemos las cualidades de lo que se considera ya disfuncional hasta que decidimos buscar ese nuevo vínculo se genera un conocimiento, una nueva actitud frente a la obra: la deconstrucción como medio de aprendizaje, donde la cicatriz y la costura se convierten en hallazgo, en metáfora que desvela el hecho de haber vivido.
“No hay cicatriz, por brutal que parezca, que no encierre belleza”. Piedad Bonnet