Profundo y transformador, el Yoga Iyengar abre un camino de autoconocimiento accesible a todas las personas, sin importar la edad ni la experiencia.
Su práctica despierta la energía vital, fortalece el cuerpo, aquieta la mente y equilibra las emociones.
Inspirado en la sabiduría de los Yoga Sutras de Patanjali y desarrollado por B.K.S. Iyengar, este método combina precisión, atención y presencia.
Cada postura se convierte en una oportunidad para descubrir la quietud interior que surge cuando cuerpo, mente y respiración trabajan en armonía.
Las clases generales son accesibles tanto para quienes se inician en el Yoga Iyengar como para practicantes con experiencia que desean profundizar en los fundamentos.
Se trabaja sobre las posturas esenciales —de pie, sentadas, torsiones y flexiones hacia adelante— poniendo especial atención en la alineación, la estabilidad y la respiración.
A medida que la práctica avanza, se introducen y perfeccionan las inversiones, como Halasana (postura del arado) y Sarvangasana (parada sobre los hombros).
Con el tiempo, y cuando el cuerpo y la mente están listos, se incorpora también Salamba Sirsasana (el paro de cabeza).
Cada clase tiene una duración de 75 minutos y combina dinamismo, observación y quietud.
El propósito es que el alumno tome conciencia de su cuerpo, comprenda la metodología y, sobre todo, se inspire a seguir explorando el camino del yoga como una práctica viva y transformadora.