NO ME ABRAS LOS OJOS, NO QUIERO DESPERTAR por Nora Rodríguez Tardío


Spring era una niña -bueno niña...- más bien adolescente, pero normal. Tenía sus defectos: era patosa, pero no tenía nada que destacar.

-¡Hola Celine! ¿Que tal? - dijo-

-Emm... ¡Hola! - dijo ella-

Parecía apresurada corriendo de la mano de su novio.

Spring y Celine eran muy buenas amigas, se puede decir que las mejores. Pero desde que Celine se echó novio, su relación se fundió como la cera de una vela se funde con el calor de su llama.

-Uffff... qué tonta soy. - pensó- Soy tan tonta que la dejé ir, y encima con un imbécil como Rick.

Se dirigió a la clase de astronomía del profesor Mr. Sockker. Era alto y menudo, con unas orejas bastante grandes y una nariz respingona. Era alemán. No tenía experiencia en el amor y eso se le notaba.

A Spring le daba pena, porque le faltaba a alguien con quien hablar y comentar pero, ella estaba segura de que la encontraría.

La clase se le hizo larga, muy larga. A lo único a lo que Spring hacía caso era el “ fact ” de que algo no iba bien.

-A ver... esta mañana... ¿qué he hecho?... ¡ah, sí! He puesto la lavadora, he desayunado, he... -una sensación de frío y preocupación recorrió su cuerpo como si te tiraran un vaso de agua sobre las piernas-.

En ese preciso momento pensó en la posibilidad de que hubiera podido haber algún accidente sin ser accidental.

Tan pronto como acabó esa interminable clase se dirigió rápidamente a su casa, la puerta estaba abierta y forzada. Entró y vio que había lo que parecía sangre. Spring empezó a hiperventilar y, con ese síntoma recorriéndole el cuerpo, siguió el rastro de las manchas que no quería ver.

Cuando hubo alcanzado el último escalón, las manchas rojas -como su cazadora- eran más intensas. Intentó no mirar pero se le hizo imposible.

Llegó donde terminaban y observó con horror el estado de su madre.

Estaba atada con unas cortinas de seda, la sangre le brotaba de la boca y tenía un sacacorchos estacado en el corazón. Las piernas estaban visiblemente amoratadas y entrelazadas; sus brazos estaban igual y a cada mano le faltaba un dedo.

Era una escena escalofriante -por no mencionar el estado de la habitación-

-¡No es real, no lo es, nooo!

Spring empezó a revolver más la habitación de lo que ya estaba, entonces se dio un fuerte golpe en la cabeza.

Cuando se acostumbró a la oscuridad que habitaba la estancia, se levantó con una brecha sangrante en la cabeza.

Sin querer mirar atrás, se dirigió al centro de salud, retrocediendo por donde había venido, siguiendo las manchas sanguinolentas.

Llegó caminando y tapándose la herida, para que no pensaran que era una psicópata, que se había dado con algo contundente en la cabeza.

Cuando la llamaron para entrar, se encontró a Alfred, su médico, y a Logan, el chico que le gustaba. Se quedó boquiabierta y se sentó rápidamente, para intentar que Logan no le viera la cara, aunque tarde o temprano le vería el rostro para curarla.

Spring decidió una cosa: la curarían y se iría a ver a Celine.

Al levantar la mirada se encontró con la de él.

El médico, al percatarse, los dejó a solas.

- "Logan, te dejo a cargo de la señorita Roberts, voy a poner en práctica todo lo que te he enseñado" - dijo el médico cerrando la puerta- Y se marchó a por un café.

- Bueno... ¿ qué te ha pasado ? -preguntó Logan a Spring-

- Ummm.... nada.... que me he dado un golpe en la cabeza, pero no sé con qué -respondió ella-

- Ahhh... Te voy a desinfectar la herida y te pongo una gasa, ¿vale?

- Vale, lo que diga el doctor -dijo ella con sorna y se le escapó una risita- No supo como, en esa situación, le pasó. Pero Logan le hacía sentir como la única chica en el mundo.

- Decir doctor es mucho... -replicó, captando su ironía- Mientras cogía el agua oxigenada y la echaba en la gasa, pero se le cayó.

-Aaaggg... ¡qué torpe soy!... Serán los nervios del momento. -dijo, rompiendo la tensión de la situación con risas- Spring se rió con él.

Los dos se agacharon al tiempo, para coger el bote -ya vacío- y sus miradas se encontraron.

Logan se acercó a besarla... lo consiguió.

Después de un largo y apasionado beso, sus labios se distanciaron lentamente.

Logan dijo:

-"¿ Qué pasa, mis besos ya no curan ?"

La historia que escondían era larga, muy larga. Se conocieron un día de septiembre en un banco del parque cercano al instituto. Ella estaba leyendo, él con un videojuego. Ella dijo: - "Vas a pudrir tu cerebro. Ese tipo de cosas es para idiotas integrales"

- "Mentira...tú que sabrás" -replicó él-

- "Se tanto como que mi hermano es disléxico y, aunque lo quiera mucho, se ha quedado más tonto de lo que estar jugando a eso...