Agradecimientos

Termina hoy la campaña electoral. Mañana empieza la reflexión final. Les copio mis argumentos, reiterados en estas semanas, en mi columna de hoy.

Pero sobre todo quiero agradecer a todas y todos los que han tenido expresiones de apoyo, o bien simplemente de respeto por la alternativa de cambio de la que somos parte.

Hemos trabajado con un equipo fantástico que ha dejado las suelas en la calle, entregando información de la candidatura directamente a las personas que quisieron recibir nuestros folletos y volantes y comunicando por redes sociales. Hemos estado en los espacios públicos, donde la gente circula cotidianamente, en metros, plazas y ferias, conversando mucho, y con unos pocos avisos en dos radios, junto a participar en un par de debates televisivos con periodistas serios y honorables y muchos Live. Nada de matinales, a los que nunca fuimos invitados, a mucha honra, porque nunca hemos estado para dar espectáculo y el periodismo lo sabe. Nadie recibió llamadas telefónicas nuestras ni fue objeto de puerta a puerta, pues consideramos que son métodos indebidamente invasivos.

Haré una detallada cuenta de los gastos incurridos, que fueron muy muy bajos. Fueron financiados con aportes personales que agradezco mucho y con créditos de unos pocos proveedores que tuvieron a bien concedernoslos. Si los votos obtenidos nos permiten el reembolso del gasto previsto por la ley para cubrir los gastos, perfecto. Si no es el caso, pondré la diferencia de mi bolsillo. Aquí no habrá ningún costo inflado ni nada semejante que no sea dar cuenta pública veraz de los gastos. Como siempre. Así entendemos que debe practicarse la democracia.

Creemos no haber ofendido a nadie sino expuesto ideas, y si ha sido el caso, pedimos excusas.

Para mí la democracia es demasiado importante. Soy parte de un generación que se encontró tempranamente sin arte ni parte con una dictadura y que, con mucho orgullo, puede decir que dio lo mejor de sí en la lucha por recuperar la democracia y seguir abriendo campo a más justicia en una sociedad tan desigual como la chilena, lo que a tantos les costó la vida. Pero eso seguir honrándolos, aunque sea con un granito de arena, y contribuir a que siga viva la llama democrática y de la lucha social en este 2021 tan decisivo, es la mejor satisfacción personal que se pueda tener, sea uno elegido o no.

Entonces, muchas gracias a todas y todos por haber compartido estas semanas que marcarán la historia de Chile.

"Razones para un gobierno y un parlamento de transformación". Mi columna de hoy en La Mirada Semanal.

Aportes

Muchas gracias a las personas que han hecho aportes a mi campaña. En ella no se recibe ningún financiamiento de empresas, solo de personas en pequeñas cantidades en el marco de la ley. Hay aportes de 1000 pesos y son muy bienvenidos. Con esos recursos sostenemos el esfuerzo de imprimir y distribuir información en los metros, plazas y ferias y de promover la conversación y persuasión de ciudadanas y ciudadanos de todas las edades y condiciones para que participen en las definiciones cruciales que se avecinan y apoyen las opciones de cambio y transformación. El que quiera sumarse, bienvenido también.

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Columnas

22 de septiembre, inicio de campaña

Hoy empezó la campaña presidencial y parlamentaria, en mi caso en tanto candidato a Senador por la Región Metropolitana. Soy actualmente un socialista independiente que forma parte de Chile Digno, que fue invitado a ser parte de la lista de Apruebo Dignidad por el partido Comunes y que ha aceptado porque las luchas siguen para cambiar a Chile. El objetivo inmediato es apoyar a la Convención Constitucional para que tenga las mejores condiciones de funcionamiento posibles y luego traducir sus resultados rápidamente en un nuevo ordenamiento legal, junto a apoyar un gobierno de transformaciones encabezado por Gabriel Boric a partir de marzo de 2022. Mi propósito es contribuir con un grano de arena y con la experiencia acumulada a esta gesta histórica que marcará la vida del país y de las nuevas generaciones.

11 de septiembre de 2021, en homenaje a Salvador Allende y a los caídos en la lucha contra la dictadura, en Villa Grimaldi

Quiero iniciar este homenaje, como en otras ocasiones, citando al poeta Humberto Díaz Casanueva: “Allende no fue un dios, fue un hombre; no requiere de orantes en el camino de su Gólgota, pero sí de cultivadores de su fe y de su significación. Allende fue leal con nosotros; nosotros debemos ser leales con él”.

Su vía chilena al socialismo no nació de un día para otro, como no lo hace ningún proyecto social de envergadura. Fue el proyecto de un amplio y persistente movimiento popular, que por décadas lo hizo su líder. Su lealtad con la izquierda y la causa popular fue siempre irreductible, desde la construcción de una vía original y chilena de una sociedad igualitaria y justa, en libertad y pluralismo. Nunca se apartó Allende de sus convicciones democráticas. Los que dicen lo contrario mienten. Como tampoco nunca se apartó de su proyecto de cambio social, que incluyó en un breve tiempo nada menos que nacionalizar el cobre y la banca, culminar la reforma agraria, constituir un área de propiedad social, redistribuir la riqueza y los ingresos, que fueron la causa de la agresión norteamericana y de la oligarquía que no podían tolerar perder la expoliación de la riqueza del país y sus privilegios. Como tampoco nunca se apartó de su decisión férrea de no someter la dignidad del cargo de Presidente de Chile que le había conferido el pueblo a quienes se imponían brutalmente con la fuerza de las armas, en un acto de baja traición que todavía le duele a la historia republicana de nuestra Patria.

Prefirió Salvador Allende terminar con su vida con mano propia alrededor de las dos de la tarde, como serenamente lo había anunciado a los chilenos a las 9 y 10 minutos del 11 de septiembre de 1973: “Yo no voy a renunciar” dijo. “Colocado en un trance histórico pagaré con mi vida la lealtad del pueblo”. Combatió por horas personalmente a las fuerzas golpistas, soportó un feroz bombardeo aéreo que destruía el símbolo de nuestra república democrática, el palacio presidencial de la Moneda, y en la hora final hizo todos los esfuerzos por salvar la vida de sus colaboradores, incluso los que habían jurado defender hasta la muerte a su Presidente. Su empeño logró éxito sólo en mínima proporción, pues la mayoría de los que lo acompañaron hasta el final, y a los que no quiso seguir exponiendo, fueron fríamente asesinados, después de atroces torturas, en las horas y días posteriores. Ante todos ellos nuevamente nos inclinamos respetuosos por su fidelidad y heroísmo.

Como también lo hacemos ante los que aquí estuvieron en los meses y años posteriores, en la Villa Grimaldi, que tuve el privilegio de poder traspasar a la propiedad pública en 1990, alertado por un grupo de compañeras de su venta y futura destrucción, para que, con el esfuerzo de muchos, se pudiera constituir como el sitio de memoria que es hoy. Fueron centenares de combatientes, hombres y mujeres dignos, los que vieron sus derechos brutal e inhumanamente conculcados, muchos de ellos mis compañeros y compañeras de lucha. Y son centenares los que no sobrevivieron. Dieron sus vidas, muy jóvenes la mayoría, por una causa: la de la justicia y la libertad. Jamás las y los olvidaremos.

Nos sigue inspirando día a día su lección de consecuencia y la del líder que señaló el camino en su última intervención, en aquel discurso jamás escrito y que jamás se borrará de nuestra memoria, en que nos dijo unas palabras que nunca nos cansamos de repetir a lo largo de los años, y menos de emocionarnos cada vez que las escuchamos:

“Tengan la certeza de que la semilla que entregamos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales, ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos (...) Sigan sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.

Presidente Allende, tuve el privilegio de conocerlo cuando niño y de joven poder compartir puntualmente con usted en ocasiones divertidas. Mi padre fue su amigo y su ministro en los tres años de su gobierno. Lo vi por última vez un 2 de septiembre de 1973, a días de su muerte, cuando llegó a solidarizar con nosotros luego de la bomba que la extrema derecha puso en nuestra casa familiar. Nunca olvidaré su consternación de amigo, su apoyo y su firmeza. Tampoco olvidaré jamás la llamada telefónica de Sergio Riffo esa noche, mi jefe en el MIR, dándome aliento, más tarde detenido-desaparecido.

A tantos años de un ejemplo que perdura y que inspira a una generación tras otra, los luchadores sociales le rendimos el único homenaje que merecen el presidente Allende y todos los que cayeron luchando: renovar nuestro compromiso con las banderas de la democracia y el socialismo, que seguirán abriendo paso a paso las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir esa sociedad mejor con la que seguimos soñando. La lucha sigue.

La lucha sigue, para obtener cuanto antes la libertad de los presos de la revuelta y el castigo a los responsables de las violaciones de los derechos humanos de ayer y de hoy, sin excusas. Y para apoyar el proceso constituyente conseguido por la lucha popular y que consagrará el nuevo Chile, ese Chile democrático y justo que nunca olvidará a las y los que cayeron.

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Cuatro de septiembre

Nuestras evocaciones van hoy para todos los que nos antecedieron y dieron largas luchas para llegar al 4 de septiembre de 1970. Y, en lo personal, un recuerdo para mi padre Gonzalo Martner, cuyo nombre heredé a mucha honra (con él y mi madre fuimos esa noche a la Alameda en un recuerdo inolvidable de los 13 años), ya fallecido, que acompañó al Presidente Allende en sus campañas y fue su ministro durante los tres años de su gobierno. Y para mi suegra, aún entre nosotros, Carmen Gloria Aguayo, que acompañó a Salvador Allende en su campaña de 1970 como emblema de la mujer allendista y luego en su gobierno, y que siempre ha permanecido leal a su memoria.

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En el día de las personas detenidas-desaparecidas

30 de agosto

Esta mañana gris y fría nos pone ante el desafío de expresar las emociones que nos provoca recordar a nuestras detenidas-desaparecidas y a nuestros detenidos-desaparecidos. Confieso una cierta incomodidad, pues la memoria en este caso debe estar en la militancia de todos los días y no en un día en específico, como es el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, establecido en buena hora por las Naciones Unidas en 2010. Así lo vivo con mi gente, como un deber de prolongar su legado de sacrificio por una sociedad más justa, libre y fraterna.

Pienso en Bárbara Uribe y su sonrisa alegre, detenida-desaparecida a los 20 años el 10 de julio de 1974, con su marido Edwin Van Yurick, también de 20 años, y en las reuniones en su casa al frente del Pedagógico con sus hermanas y con Sergio Riffo. Sergio era parte de la Comisión Nacional Estudiantil del MIR, detenido-desaparecido con 23 años el 19 de noviembre de 1974. Hablé con él por última vez en la madrugada del 2 de septiembre de 1973, cuando la extrema derecha hizo estallar una bomba en nuestra casa buscando atentar contra mi padre, entonces ministro del Presidente Allende, y Sergio llamó desde la Intendencia, donde trabajaba por esos días, preocupado y solidario.

Pienso en Alfonso Chanfreau y en su alegría de vivir, a quien veía en las asambleas estudiantiles, detenido-desaparecido el 30 de julio de 1974 a los 23 años, y en Martín Elgueta, detenido-desaparecido el 15 de julio de 1974 a los 21 años.

Pienso en Luis Valenzuela, mi jefe en la Dirección de Estudiantes Secundarios del MIR y candidato a la FESES en 1972, y su calidez y compañerismo, detenido-desaparecido el 7 de octubre de 1974 a los 21 años.

Pienso en Mauricio Jorquera, compañero también de la Dirección de Estudiantes Secundarios, agudo y cordial, detenido-desaparecido el 5 de agosto de 1974 cuando cumplía 19 años.

Pienso en Agustín Reyes, mi jefe en el MIR en la zona oriente (G·3) y su bonhomía y consecuencia, detenido-desaparecido el 27 de mayo de 1974 con 23 años; en Mario Maureira y su gran simpatía y aplomo, detenido-desaparecido el 8 de agosto de 1976 con 23 años; en Miguel Ángel Acuña y Héctor Garay, estudiantes del liceo 7 recién ingresados a la Universidad, detenidos-desaparecidos el 18 de julio de 1974, con 19 años ambos. Con ellos cuatro pasé los aciagos días del golpe, a los 16 años, intentando resistir con lo poco que teníamos.

Y pienso en todos los y las demás valientes que fueron objeto de desaparición forzada o que cayeron por las balas asesinas por resistir a la dictadura, por querer un mundo más solidario y libre y por estar dispuestos a luchar por él dando su propia vida.

A ellos les pido perdón si no he estado a la altura de su memoria, pero créanme que me he esforzado para estarlo, y que seguiré haciéndolo hasta que las fuerzas lo permitan.

Presentación de candidaturas de Apruebo Dignidad con Gabriel Boric en la Quinta Normal

28 de agosto

Se manifestó hoy una esperanzadora expresión de amplia unidad de la izquierda en la presentación de las candidaturas a parlamentarios del Frente Amplio y de Chile Digno. El candidato presidencial común Gabriel Boric dijo en la ocasión en respuesta a los dichos de Sebastián Sichel: los derechos humanos nunca son una excusa. Agrego por mi parte: son un valor universal y no se condicionan por ningún contexto ni pretexto. Ser demócrata consiste en sostener la adhesión a los derechos humanos. Y ser socialista, como lo soy, consiste en proponerse hacer efectivos los derechos civiles y políticos pero también los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales para que la democracia sea una democracia social y no solo formal. Estamos notificados: la supuesta nueva derecha es idéntica a la derecha de siempre, que una y otra vez justifica las violaciones a los derechos humanos en Chile.

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Arriba fotos con mi compañera de fórmula senatorial, Karina Oliva, y con la candidata a diputada Ana María Gazmuri, compañera de la campaña de Daniel Jadue y hoy del esfuerzo metropolitano, independiente asociada a Comunes como yo, por el distrito 12 (La Florida, La Pintana, Pirque, Puente Alto y San José de Maipo)

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El gobierno insiste en militarizar el orden público

25 de agosto de 2021

Leo en la prensa: Un llamado a agilizar la discusión y votación del proyecto para que las Fuerzas Armadas puedan resguardar la infraestructura crítica sin necesidad de decretar estado de excepción, realizó este martes el subsecretario de la Segpres, Máximo Pavez. "Ese es un proyecto que se le ha renovado la urgencia de discusión inmediata 22 veces. Esta semana se le hizo presente la urgencia por vez 23, y no entendemos por qué el presidente de la instancia, el senador Pedro Araya, quien se comprometió con el ministro de Defensa Baldo Prokurica, a despachar el proyecto, discutirlo y eventualmente ponerlo en votación, pero aquello no ha sucedido", sostuvo Pavez.

Este proyecto de reforma constitucional, que requiere dos tercios de los votos, no debe avanzar por ningún motivo. Es parte del arsenal represivo del gobierno y consagra la militarización del control del orden público. Y si lo hiciera, ciertamente debe ser derogado por el nuevo parlamento en marzo próximo, junto a las otras leyes represivas (como la ley de seguridad interior del Estado, la ley antibarricadas y la que permite el control preventivo de identidad), lo que impulsaré con fuerza en el Senado si soy elegido. Y menos aún debe incluirse en la nueva Constitución.

Reitero lo escrito a principios de este año sobre este tema.

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En el contexto de la rebelión social de octubre-diciembre de 2019, el gobierno envió un paquete de leyes represivas, incluyendo desmedidos aumentos de penas (hasta 15 años de cárcel), que atentan, entre otros derechos, contra el de manifestarse. Esto contó con el apoyo de algunos parlamentarios de oposición, lo que permitió su aprobación.

El más grave de estos episodios fue precisamente el apoyo prestado por diversos senadores de oposición, como Rincón, Pizarro, Goic y Huenchumilla (DC) y Girardi, Quintana, Harboe, Lagos Weber, Araya y Soria (PPD) , cuando se sumaron al gobierno y a la derecha para militarizar el orden público y cambiar el rol centrado en la defensa propio de las Fuerzas Armadas. El pretexto fue autorizar la vigilancia de la "infraestructura crítica", es decir todo, sin declarar ningún Estado de excepción constitucional. Esto significaría la presencia militar permanente en las calles por mera voluntad presidencial, lo que ni siquiera la constitución de 1980 contempla. El 26 de noviembre de 2019 se ingresó el proyecto y el 21 de enero de 2020 se aprobó en el senado con 28 votos a favor y solo 12 en contra. La idea de legislar esta reforma constitucional obtuvo también mayoría en la Cámara de Diputados en septiembre (con los votos de la derecha y de Auth, Calisto, Jarpa, Ortiz, Silber y Walker) pero fue rechazada al no obtener el quórum de dos tercios. Actualmente se encuentra en una comisión mixta de diputados y senadores, sin ponerse en votación.

Aunque votó a favor de diversas otras leyes represivas, cabe destacar que José Miguel Insulza calificó en su momento esta reforma constitucional fallida como un "despropósito político", señalando que es una "amenaza directa a nuestra democracia, haciendo caso omiso a nuestra historia", concluyendo que "no queremos ver nunca más a las FF.AA. con sus armas en las calles del país". Todos los senadores socialistas votaron en contra, así como la senadora PPD Muñoz, los senadores independientes Guillier y Bianchi y el senador del Frente Amplio Latorre, lo que realza su honor democrático, como el que manifiestan los diputados que han presentado una iniciativa derogatoria de las leyes represivas (Maite Orsini, Giorgio Jackson, Miguel Crispi, Catalina Pérez, Jorge Brito, Claudia Mix, Cristina Girardi, Boris Barrera, Emilia Nuyado y Daniella Cicardini).

El orden público es también un valor democrático. Los saqueos y destrucciones de bienes públicos financiados por todos o las quemas de iglesias y otros recintos deben ser reprochados y penalizados, pero nunca limitando las libertades fundamentales y estableciendo penas desmedidas, incluyendo largas condenas de cárcel superiores a las que se aplican a los que atentan contra la integridad y la vida de las personas o a las que se aplican por crímenes de cuello y corbata que atentan contra el interés público.

Lo que hemos visto desde 2019 ha sido el rebrote de la cultura autoritaria originada en el "peso de la noche" de la historia oligárquica de Chile y en las prácticas del modelo social de la hacienda prolongadas en el actual esquema neoliberal. A este rebrote se sumaron algunos en la oposición que no tuvieron el temple para no dejarse arrastrar por la vorágine represiva del gobierno y de la derecha frente a la rebelión social, provocada por la persistencia de los abusos de poder y de las inaceptables desigualdades.