El 17 de octubre de 1899, hace más de 120 años, se dio el conflicto bélico declarado más devastador de la historia de Colombia. Una guerra que, dicho sea de paso, no duró exactamente mil días, sino en realidad 1130 aproximadamente (terminó el 21 de noviembre de 1902). Pero ciertamente, por cuestiones de dramatismo histórico, es más sonoro tenerle ese nombre de ‘Mil Días’.
Algunos generales del partido liberal de la población de Socorro dieron inicio a esta guerra el 17 de Octubre de 1889. El gobierno conservador reaccionó y se preparó para la guerra que duraría tres años y el país quedaría en la ruina. Los ejércitos de los partidos se enfrentaban en fuertes combates.
Las primeras derrotas de los dos partidos iniciaron, Los Conservadores se dividieron en Históricos y Nacionales y los Liberales se dividieron en Pacifistas y Belicistas, Lograron derrotar al presidente San Clemente.. Las principales batallas fueron las de Peralonso que fue ganada por los Liberales y la de Palo negro que fue ganada por los Conservadores
La guerra propiamente tal se inició con el asalto por parte de liberales mal organizados a la ciudad de Bucaramanga, lo cual provocó la respuesta del gobierno central. Aprovechando el aparato del estado, las comunicaciones y el contar con un ejército regular organizado y financiado, los conservadores siempre se enfrentaron en superioridad de condiciones a los liberales. Estos últimos nunca pudieron crear fuerzas regulares, salvo en los departamentos de Santander y Panamá, donde sí hubo enfrentamientos regulares.
El libro "Memorias dela guerra de los mil días" es la recopilación de una serie de artículos publicados por el diario El Tiempo, el siglo pasado, a lo largo de diferentes entregas que llegarían a convertirse en uno de los más importantes testimonios sobre este hecho histórico en Colombia.
«No hay otro colombiano tan bien informado como el doctor Lucas Caballero Barrera acerca de los días heroicos, porque intervino en el conflicto desde las juntas preparatorias, en que los jefes liberales inconformes hacían planes de redención para vencer la suerte aciaga, hasta el día en que en nombre del general Benjamín Herrera negoció la paz, que desde entonces goza nuestra patria a bordo del "Wisconsin"».