La privilegiada posición geográfica del istmo de Panamá, ha sido factor primordial en la determinación de nuestra función histórica, que es el ‘transitismo '.
A mediados del siglo XIX, durante la ‘fiebre del oro ' en el oeste de EE.UU., se construye a través del istmo el primer ferrocarril interoceánico del mundo.
No obstante, tras un largo proceso político y una cruenta guerra civil, Panamá alcanza la separación de Colombia el 3 de Noviembre de 1903, y un año más tarde, EE.UU. inician la construcción de la vía interoceánica, descartando la ruta por Nicaragua y haciendo confluir al istmo miles de trabajadores de las Antillas y de todas partes del mundo, con cuya fuerza laboral, sumada al esfuerzo de los trabajadores panameños, culminan en agosto de 1914, el Canal de Panamá, potenciando de esta manera, en conjunto con el ferrocarril transístmico, el usufructo de nuestra privilegiada ubicación en el orbe.
Este logro inmenso del ingenio humano, trajo sus propias contradicciones e injusticias, reflejadas en la existencia de un ‘enclave colonial ' en el corazón del territorio panameño, que se denominó ‘Canal Zone ', el cual impidió el ejercicio pleno de la soberanía nacional y el aprovechamiento por la Nación que abrió sus entrañas para tan monumental obra, del principal recurso natural del istmo: su posición geográfica.
Se estructura así una nueva relación entre Estados como resultado de una negociación inteligente, plasmada en un acuerdo civilizado y se produce una transformación de la vieja economía en Panamá, en la que la actividad de tránsito se desarrollaba al margen de la realidad nacional, ya que operaba al interior de un ‘enclave ' que formaba parte de un sistema administrado en función de los intereses exclusivos de EE.UU. y su Departamento de Defensa. Esto da paso paulatinamente, a partir de 1979, a lo que algunos llamamos la nueva economía panameña , en la que el tránsito y los instrumentos que potencian nuestra posición geográfica como principal recurso natural, forman parte, ahora sí, de la economía interna y se diversifica en su contenido como en sus rutas.
Es la función histórica de Panamá: el ‘transitismo ', del que sería ilógico divorciarnos, el que debemos aprovechar en esta coyuntura propiciatoria, en el mejor interés nacional, para fortalecer la plataforma de servicios globales, cada vez más complejos, pero que encuentran en el istmo el concurso de la creatividad, la capacidad de adaptación, la innovación y ajuste de quienes aquí habitan.