El Madrid más literario
Plaza Jacinto Benavente
Plaza Santa Ana
Calle Lope de Vega
Calle Cervantes
Iglesia de El Cristo de Medinaceli
Calle del Prado – Ateneo
Plaza de las Cortes
Círculo de Bellas Artes
Paseo de Recoletos
Café Gijón
Otros sitios de interés: Cuesta de Moyano, con libros a la venta.
Parque del Retiro y Paseo de Recoletos durante las Ferias del Libro y del Libro Antiguo, respectivamente.
La zona de Huertas y más concretamente la Plaza de Santa Ana fueron conocidas un tiempo como las Musas o el Parnaso. Comenzamos en la Plaza de Jacinto Benavente, a donde llegamos fácilmente desde la salida del metro en Sol hacia la calle Carretas.
Subiendo esta calle, hoy llena de tiendas principalmente de moda, llegamos a la plaza y cogiendo la calle de las Huertas ya casi vemos la Plaza de Santa Ana. Por la noche se convierte en una de las zonas con más vida de la ciudad, lo que ya se percibe de día por las múltiples cervecerías que en verano instalan concurridas terrazas en la misma acera. Pero además, en cierta época, muchos fueron los escritores inspirados por esta zona, y que también se relajaban en los cafés. El escritor Enrique Jardiel Poncela era asiduo de la cervecería Alemana, junto a muchos toreros. La iglesia de San Sebastián, en la calle del mismo nombre, ha sido incluida en muchas obras literarias (como Misericordia de Benito Pérez Galdós), fue testigo de la boda de Gustavo Adolfo Bécquer, y conserva muchos de los certificados de defunción de ilustres como Miguel de Cervantes y Lope de Vega. Aunque ya no existe la casa donde Cervantes vivió en la calle del Infante, el escritor yace en el Convento de las Trinitarias, en la calle de Lope de Vega. En la calle de Cervantes, número 11, vivió Lope de Vega, y su casa museo puede ser visitada; también vivieron en la zona Quevedo, y Góngora, vamos de lo mejor del siglo de Oro español. En la calle del Prado se encuentra el Ateneo, espacio dedicado a la cultura desde 1835, cuando gente como Mesonero Romanos, cronista de la época, se preocupaban por la promoción de la cultura en la ciudad. La biblioteca es muy completa, siempre hasta los topes de estudiantes y opositores, y en el centro se siguen celebrando muchas exposiciones, lecturas y debates.
Podemos salir a la Plaza de las Cortes (ver también la ruta del arte y la zona de las Cortes) y callejear hasta el Círculo de Bellas Artes, con casi un siglo de existencia celebra exposiciones temporales, conciertos, recitales, conferencias y el famoso Baile de Máscaras de Carnaval. El café es ideal para un descanso tras los ventanales que miran a Gran Vía.
O si preferís continuar un poco, en el Paseo de Recoletos se encuentra uno de los cafés más conocidos en Madrid: el Café Gijón. Abierto desde 1888, ha sido punto de reunión de muchos escritores e intelectuales como García Lorca, Machado o Galdós. Hoy es también restaurante. La tertulia del café era cita obligada. Esta costumbre social es historia en Madrid. con unas normas ya fijadas, como son el dónde y el cuándo se va a celebrar. Se instauró más consolidadamente a fines del s.XVIII, cuando en la Fonda de San Sebastián, el escritor Nicolás Fernández de Moratín, fundó una de las primeras tertulias que se conocen. Posteriormente acudían a El Parnasillo, en la calle del Príncipe, las figuras de Larra, Bretón de los Herreros y Espronceda. Benito Pérez Galdós pone nombre a una de sus novelas como el de un café famoso por sus tertulias de carácter político y literario La Fontana de Oro, entre la calle de la Victoria y la Carrera de san Jerónimo. En el siglo XX, de las más conocidas fueron las de El Café de Pombo, con Ramón Gómez de la Serna al frente, a El Gato Negro acudía Valle Inclán, y en La Granja del Henar, Ortega y Gasset fundaría la Revista de Occidente. La generación del 27, Lorca, Bergamín, Alberti, pasaron por la de Fornos, que también era unos de los restaurantes más prestigiosos en la época.
La tertulia no tenía un fin en sí misma, ni unos objetivos fijados, sino la simple disertación sobre los temas más variados, y podía terminar en lo que era, una charla, o llegar a hacer temblar algunos de los más sólidos pilares de la nación. Hoy se está recuperando esa tradición, y se mantienen tertulias en el Café Comercial, el Gijón, o como la taurina del Hotel Wellington durante la Feria de Toros de San Isidro.