2021
instalación sonora
Las clepsidras eran relojes rudimentarios que medían el tiempo mediante el desplazamiento de un líquido de un recipiente a otro. Retomo de estos dispositivos el uso del agua; su recorrido y almacenamiento, como una metáfora del paso del tiempo.
La pieza consiste en una instalación sonora conformada por ocho recipientes que gotean de manera constante sobre unas superficies percutivas, donde el impacto de cada gota es captado por sensores de sonido y procesado en tiempo real para agregar una línea a una serie de líneas concéntricas superpuestas en una animación proyectada al centro de la instalación. Los dispositivos están hechos de piedra volcánica, madera y agua. El circuito que conecta los recipientes con el microcontrolador consiste en líneas de cinta de cobre distribuidas en las paredes del espacio expositivo, dejando evidentes los caminos entre cada elemento del sistema, y funcionando como un recurso visual que articula la parte escultórica de los materiales con la parte digital de la proyección.
La instalación permite escuchar la conformación de una complejidad sonora (polirritmia) por la simple superposición de goteos constantes, a la vez que hace visible la conformación de una mancha compleja y cambiante, formada por la superposición de las secuencias de líneas rectas y equidistantes.
Considerando la condición efímera de tiempo presente implícita en la percepción de un sonido puntual, así como la ilusión de posibilidad acumulativa de pasado que posee una imagen, la instalación presenta la relación sonido-imagen como la exaltación de un umbral temporal.