COMPETENCIAS:
Específica: Emplea el nivel del desarrollo y organización de la sociedad para acceder a los recursos con un sentido de justicia y equidad.
Genéricas: Compromiso con su medio sociocultural. Capacidad para tomar decisiones en su ámbito profesional. Valoración y respeto por la diversidad y multiculturalidad.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE:
3.1 Utilizando la diferente bibliografía, conocerá los conceptos de sociedad y organización social relacionada con su comunidad.
3.2 Mediante la consulta de textos especializados en el tema, así como trabajo de grupos, identifica los conceptos de cultura y la diversidad cultural para entender los valores y principios que rigen el concepto de desarrollo sustentable desde la perspectiva social.
3.3 Investigar los conceptos que rigen el estudio de poblaciones, dinámica poblacional, mediante el análisis de los documentos oficiales, Nacionales e Internacionales.
3.4 Revisar grupalmente los índices que se han propuesto a nivel Nacional e Internacional para evaluar el desarrollo humano y social.
3.5 Comprender el concepto de desarrollo urbano y rural e interpretar los índices que se han propuesto para evaluar el desarrollo urbano y rural comparando con la realidad que viven en su comunidad.
3.6 Distinguir a partir de su contexto personal, familiar y de la comunidad los diferentes estilos de vida y de consumo y presenta los resultados.
3.7 Operar instrumentos que le permitan evaluar en su casa, comunidad, escuela, estado y país los conceptos de democracia, equidad, paz y ciudadanía.
3.8 Describir y aplicar las formas y los pasos a seguir mediante los cuales puede un profesional intervenir en una comunidad rural o urbana, laboral, escolar y otras, para transferir información, proyectos, beneficios entre otros. Lo anterior a través de trabajo grupal utilizando diferentes herramientasdidácticas.
3.9 Identificar la importancia que tienen los diferentes fenómenos naturales y los destres ocasionados por: huracanes, tormentas, tornados, tifones, inundaciones, erupciones, sismos, entre otros; a nivel mundial, regional y local.
En la actualidad observamos una interesante cantidad de movimientos sociales encaminados a luchar por una mejor manera de coexistencia con el ambiente. No hay que hacer referencia a los movimientos ciudadanos en contra de los sistemas tecnológicos que, a través del uso incontrolado de reservorios, lagunas o regiones, incumplen con las funciones asignadas a la técnica y a lo económico para provocar efectos desastrosos en la salud, las fuentes de trabajo y en la calidad de vida regional de muchas familias.
En el caso de países como México y varios que forman parte de América Latina, el panorama económico está definido y dirigido por aquellas personas que a su vez forman los gremios sociales que aspiran a generar bienestar para cada quien o el sector que representan y sobre esa base ofrecer profesiones de las áreas técnicas del conocimiento al servicio de los intereses. Hace poco más de 500 años, la economía de América Latina, y muy en particular la de México, cambió debido a la llegada de los conquistadores europeos y la implantación de un sistema económico basado en la explotación de recursos naturales y mano de obra indígena, para pasar de un capitalismo casi naciente y personal (basado en las propias de la aristocracia y del clero) a un sujeto aportador en las arcas de la metrópoli. En este siglo nos preparamos para pasar de un capitalismo salvaje actual a una posición muy personalista, aunque parece ser que las circunstancias económicas avanzan rápidamente hacia una economía global en la que nuestro continente público el esfuerzo de la India y de México.
En términos generales, la sociedad del México contemporáneo mantiene rasgos de una sociedad estamental en la que se destacaban notoriamente las diferencias entre ilustración y pueblo. El primero de ellos ocupaba un privilegio otorgado por derecho propio como consecuencia del nacimiento y de su afán por adquirir conocimientos, mientras que el segundo mantenía únicamente lo justo y necesario para sobrevivir. Es de esta manera como la categoría de ilustrado implicó el ser poseedor de talento y conocimientos teóricamente acumulables, lo que les permitía acceder a una posición privilegiada en la sociedad. Las tierras, los objetos e incluso los seres humanos se convirtieron en simples mercancías, capaces de ser adquiridos por medio de una noción nueva, aunque en extremo eficaz: el dinero, que se convirtió en el motor de cambio y progreso en el México contemporáneo. Las oportunidades de educación y desarrollo se vuelven cada vez más accesibles para aquellos que tenían el privilegio de la ilustración, mientras que el pueblo sufría en su mayoría relegado a una vida de limitaciones y carencias. La brecha entre ambos grupos sociales se amplía cada vez más, generando un ambiente de desigualdad y marginación que aún persiste en cierta medida en la sociedad mexicana actual. No obstante, es importante destacar que gracias a los movimientos y luchas sociales a lo largo de los años, se han logrado avances significativos en la igualdad de oportunidades y derechos para todos los mexicanos, aunque aún queda mucho por hacer para alcanzar una sociedad verdaderamente justa y equitativa.
La superación de la pobreza es su enfoque y su preocupación central, pero considerando también el combate de la pobreza implementado de forma sustentable a través de la equidad, la libertad, la educación individual y colectiva, la atención a la salud, la delimitación de oportunidades, la participación en la toma de decisiones y el respeto a los valores de la vida y la naturaleza. Un índice de Desarrollo Humano (IDH) se crea a través de la combinación de tres dimensiones básicas: vida larga y saludable (longevidad), adquisición de conocimientos (educación) y acceso a recursos económicos para asegurar un nivel de vida decente (nivel de vida digno). John F. Kennedy, en su discurso sobre la "Alianza para el Progreso", definió su concepto de desarrollo en términos semejantes: "La creación de un ambiente en el que los individuos puedan disfrutar de vidas más plenas". Entiende por plenitud "salud, alma, tiempo y medios para ejercer capacidades intelectuales y emocionales".
El concepto de desarrollo humano se fundamenta en el compromiso ético ineludible con la promoción de la dignidad de las personas, la prevalencia de los derechos humanos, el logro de niveles de participación que aseguren la cohesión social y el reconocimiento de los valores esenciales de la vida, como son la libertad, la tolerancia, la justicia y la solidaridad. "Desarrollar" implica "progresar" y "cambiar" de manera programada, asumiendo los riesgos que las propias decisiones puedan conllevar. El concepto es multidimensional, haciéndolo complejo y, por tanto, difícil de entender y de medir.
Además, el IDH pone énfasis en los logros actuales de las realidades sociales, como si todas las situaciones históricas fueran resultado únicamente de los logros del pasado (nexos de causalidad lineal); en este caso es como hablar de un "ejército ya constituido", como reiteraba Ortega y Gasset. Pero también los actuales logros están predeterminados por la estructura socio-productiva del país: México no acumulará riquezas educativas, sanitarias o en conocimiento, como Dinamarca, económicamente ancestral. A su vez, el IDH no indica lo que impide a un país, o a un sujeto del mismo, mejorar su situación; esto es, establece un ajuste unidireccional, y niega la existencia de las tensiones constitutivas de las propias estructuras y procesos. En consecuencia, en los países americanos subdesarrollados (entre los que para el caso resulta incluir a E.E.U.U.) la aplicación del IDH para toda América, y, como veremos, hasta para cada país, presenta algunas características problemáticas.
El índice de "Desarrollo Humano" es similar al índice de "Calidad de Vida" en tanto que ambos hacen referencia a aquellos aspectos materiales y creativos de la vida social que constituyen objetivos y valores de realización social, no de mera acumulación de recursos. Sin embargo, el IDH forma parte de una preocupación global en el sentido de que se elabora sobre la base de determinadas variables relativas, principalmente al ingreso, a las condiciones sanitarias y a la educación de un país. Algunos autores hablan de "desarrollo humano subdesarrollo económico"; al respecto, G.F. Seers planteaba elocuentemente que durante un tiempo se pudo creer que el índice de desarrollo humano tenía "una especie de tasa de cambio" (idéntica a la comparación entre dos monedas) con el producto or cálculo.
El Índice de Desarrollo Social (IDS) mide el adelanto de los cincuenta y ocho países miembros de la ONU, en términos de educación, salud y nivel de vida, y su evolución a lo largo del tiempo. El IDS es una herramienta importante para medir el progreso de un país en aspectos clave para el desarrollo sostenible. Permite evaluar el nivel de bienestar de la población y su calidad de vida. También considera aspectos como la educación, la salud y la vivienda. La media en todo el año medirá la calidad del nuevo índice, a partir de 7 categorías con 4 indicadores y variables subyacentes. Autores que califican el nivel de desarrollo de los países categóricamente y en base porcentual a los componentes y solo un porcentaje reubican a los países empleando la distancia euclidiana, difundiéndose estadísticas inventadas.
Se plantea un nuevo Índice de Desarrollo Social que mide el grado en el cual un país satisface las necesidades de la sociedad. Para definir el nuevo índice no se pretende desconocer los clásicos, ni implementar el enésimo indicador de desarrollo social. Se aprovechan los elementos técnicos de los índices construidos por las Naciones Unidas y por la ODM (indicadores, variables y categorías), en sectores como educación, salud y ambiente. Tampoco se caerá en la picardía de acumular indicadores para manipular el índice, como se puede apreciar en multitud de trabajos.
Se ha dicho que las sociedades se desarrollan cuando progresan económicamente y son capaces de satisfacer sus principales necesidades materiales. Entonces, la relación entre desarrollo económico y desarrollo social se ve reflejada en el nivel determinado por el grado en el cual las necesidades sociales son atendidas mediante el ingreso de las personas. Precisamente, el Índice de Desarrollo Socioeconómico y la agrupación Centro-Periferia son los más utilizados en la literatura referente a recuperación económica.
Según Schteingart y Sandoval (en "Desarrollo regional con agricultores, desarrollo rural sin agricultores", 1971), el desarrollo en América Latina nació en las ciudades, que sirvieron de base al poder político inicial, al control de las riquezas y al amparo logístico para comercios cuyas redes se solapaban rítmicamente con las indígenas, pero apenas influían excepto en casos contados o excepcionales sobre el cuadro económico campesino. La independencia y la república quebraron el poderío latifundista, pero solo provocaron un parón en el proceso urbano.
Como refuerzo de lo señalado en el párrafo anterior, abundaremos en el tema de la relación entre el desarrollo urbano y rural. Al respecto, Oppenheimer (en "Nueva economía y nuevas ciudades") refirió que la inversión rural no es tan efectiva para promover el desarrollo como la inversión en las zonas urbanas. Lógicamente, se referirá tanto a infraestructuras como a sectores productivos generadores de empleo y fomentadores de sectores auxiliares que puedan mejorar el nivel de industrialización. Por la sencilla razón de que el campo suele tener subempleo oculto (o por ocultar) tan grande que, si se destinara a inversiones en obras rurales, urbanizaría considerablemente el éxodo rural, y la inversión urbana repercute positivamente sobre las economías campesinas.
Si el impacto ecológico ha de ser controlado, este habrá de tomarse en consideración desde el estudio de los planeamientos territoriales y desarrollo de la industria. Es obvio que los Medio Ambientes Construidos conllevan siempre un deterioro significativo del medio y, al impedir solucionar los problemas generados por la propia socialización del espacio, acaban convirtiéndose en un nuevo obstáculo en el correcto funcionamiento de la sociedad. Por lo tanto, se considera imprescindible que los resultados y conclusiones alcanzados por especialistas del mundo empresarial, social, cultural, productivo y científico acaben plenamente reflejados no solo en el entramado doctrinal o legislativo, sino también en los diseños eficientes y eficaces.
Las actividades que realiza el ser humano, que le permiten su supervivencia, como plantar, cazar, cortar árboles, sacar agua de ríos y lagunas, trasquilar o matar animales para su alimentación y construir viviendas (puntos básicos para el desarrollo de la sociedad), ejercen un impacto sobre la Naturaleza. En ausencia de regulaciones, las condiciones provocarían la pérdida y destrucción de los recursos naturales, como también el deterioro del medio ambiente, repercutiendo en el hábitat y alimentos. Uno de los principales impactos que produce el desarrollo es la creciente demanda de energía, que lleva a la extracción de hidrocarburos y al empleo de tecnologías en la industria y la actividad agropecuaria. De esta manera, se da un dramático cambio en la estructura global del uso de recursos naturales y del día virtuoso (eficiencia energética) al perverso (ineficiencia energética) en el uso y sobreexplotación de recursos naturales, con impactos ecológicos, sociales, económicos y culturales.
Los denominados Acuerdos de Producción más Limpia (APL) pueden encaminarse a reducir la presión humana sobre la biodiversidad y a potenciar mayores niveles de biodiversidad. En América Latina, los distintos intentos de ordenamiento no parecen haber tenido éxito, los nuevos desarrollos de potasio en oposición a las rígidas políticas de desarrollo sustentable. En América, en contraposición con la utilización de arena en la región de los no. Los cambios en la estructura de la propiedad no necesariamente generan una relación más armónica de la sociedad con el medio ambiente. La desertificación de 50 por ciento hace 5.000 años fue acentuada con la implantación del empresario liberal despiadado en el sector agrícola, que ha dislocado de manera irreversible una capa de 3.000 años. Los escasos títulos de particulares de tierras en América Latina no fueron suficientes para establecer una estructura de propiedad principalista que superara la fraccional.
Los impactos de la interferencia humana en la atmósfera y los fenómenos climáticos extremos son el foco principal de investigación. Este tema se encuentra ampliamente documentado a nivel internacional en una variedad de instrumentos, pero cobra una importancia especial en el contexto regional, donde se combinan numerosos documentos continentales que amplían el marco regulatorio del Multilateralismo Fractal, como los tratados de integración de la Unión Europea.
La nueva Iniciativa Sudamericana de Plataforma Global de Alerta Temprana frente a fenómenos climáticos extremos, basada en la vivencia de la sequía que soportó con especial virulencia durante la última década, pone de manifiesto la inseguridad en la capacidad de respuesta de la región frente a los acontecimientos meteorológicos adversos. A ello se suma la carencia de programas y proyectos que mitigan las potenciales consecuencias de semejantes eventos.
El cambio climático global es un fenómeno que se caracteriza por su lenta y gradual evolución, lo cual dificulta su medición. Sin embargo, es importante destacar que el clima está directamente influenciado por las actividades humanas. El uso del petróleo como fuente de energía para la movilidad, el empleo de gas en nuestros hogares, el consumo de electricidad, la adopción de prácticas agrícolas convencionales, la explotación industrial de los suelos y la emisión de distintos tipos de contaminantes a la atmósfera, entre otros muchos factores, son determinantes en esta problemática.
Desde el descubrimiento del fuego y su utilización, las emisiones de dióxido de carbono (CO2) se han ido produciendo de manera constante y creciente, contribuyendo así al aumento de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Este fenómeno ha generado consecuencias negativas, tales como el incremento de plagas que asolan nuestros cultivos, las cuales requieren mayores extensiones de terreno para ser cultivadas, ocasionando a su vez la destrucción de ecosistemas vitales y de gran importancia.
Es crucial comprender que el cambio climático global no solo afecta al medio ambiente, sino que también tiene un impacto directo en nuestra sociedad y economía. El aumento de las temperaturas, los cambios en los patrones de lluvia, la subida del nivel del mar y la alteración de los ecosistemas naturales amenazan la seguridad alimentaria, la disponibilidad de agua dulce, la salud y el bienestar de las personas.
Para hacer frente a esta problemática, es necesario adoptar medidas urgentes y efectivas. La reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la transición hacia fuentes de energía renovable, la promoción de prácticas agrícolas sostenibles, la protección de los ecosistemas y el fomento de la investigación científica en este ámbito son algunas de las acciones que se requieren.
Es responsabilidad de todos actuar de manera consciente y responsable, tomando decisiones que contribuyan a mitigar el cambio climático y proteger nuestro planeta para las generaciones futuras. Solo a través de la colaboración y el compromiso conjunto podremos enfrentar este desafío y construir un futuro sostenible.
El cambio climático global es un fenómeno que se caracteriza por su lenta y gradual evolución, lo cual dificulta su medición. Sin embargo, es importante destacar que el clima está directamente influenciado por las actividades humanas. El uso del petróleo como fuente de energía para la movilidad, el empleo de gas en nuestros hogares, el consumo de electricidad, la adopción de prácticas agrícolas convencionales, la explotación industrial de los suelos y la emisión de distintos tipos de contaminantes a la atmósfera, entre otros muchos factores, son determinantes en esta problemática.
Desde el descubrimiento del fuego y su utilización, las emisiones de dióxido de carbono (CO2) se han ido produciendo de manera constante y creciente, contribuyendo así al aumento de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Este fenómeno ha generado consecuencias negativas, tales como el incremento de plagas que asolan nuestros cultivos, las cuales requieren mayores extensiones de terreno para ser cultivadas, ocasionando a su vez la destrucción de ecosistemas vitales y de gran importancia.
Es crucial comprender que el cambio climático global no solo afecta al medio ambiente, sino que también tiene un impacto directo en nuestra sociedad y economía. El aumento de las temperaturas, los cambios en los patrones de lluvia, la subida del nivel del mar y la alteración de los ecosistemas naturales amenazan la seguridad alimentaria, la disponibilidad de agua dulce, la salud y el bienestar de las personas.
Para hacer frente a esta problemática, es necesario adoptar medidas urgentes y efectivas. La reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la transición hacia fuentes de energía renovable, la promoción de prácticas agrícolas sostenibles, la protección de los ecosistemas y el fomento de la investigación científica en este ámbito son algunas de las acciones que se requieren.
Es responsabilidad de todos actuar de manera consciente y responsable, tomando decisiones que contribuyan a mitigar el cambio climático y proteger nuestro planeta para las generaciones futuras. Solo a través de la colaboración y el compromiso conjunto podremos enfrentar este desafío y construir un futuro sostenible.
El concepto Desarrollo Sustentable hace hincapié en apuntar al desarrollo económico y social de los ciudadanos, prestando atención a la situación del planeta en su conjunto, con la intención de mantener los recursos necesarios para tal actividad, en cantidades tales que eleve la calidad de vida de las generaciones presentes, y a la vez no perjudique la posibilidad de disfrutar de los mismos a las generaciones futuras. Asimismo, aborda temas tales como el crecimiento de la economía y de la población mundial, lo cual se acelera más rápidamente que el crecimiento de la misma tecnología, generando situaciones críticas de agotamiento de los recursos planetarios. De tal modo es que la cultura arraigada en una Gran Carta, una ecología del ser capaz de librar "guerra" en contra de una ecología ambiental; valorando así al hombre no por lo que tiene o lo que entiende que son sus condiciones externas -entendido allí su entorno- de vida, sino que define al ser humano por sus rasgos internos u espirituales, para usar una expresión más exacta en términos cartesianos.
Será en este marco, si nos retrotraemos a 1987, que se formula el término Desarrollo Sustentable, en el mencionado Informe Brundtland, y desde allí es que la crítica a este modelo se plantea como problema a ser resuelto.
Dos años más tarde, en 1989, en la ciudad de Barbados (Asia), se identifica el binomio tecnológico-ambiental como referencia a los modelos de desarrollo. De esta forma, el desarrollo representa una realidad multidimensional condicionada por factores muy diversos como el cultural, político, tecnológico, económico, social y ecológico. Este modelo de vida asociado al progreso tecno-científico-ecológico y la imposición del modelo de globalización económica tiene serias consecuencias sobre el medio ambiente, como cambios radicales en los ecosistemas causados por industrias extractivas, energéticas, siderurgia, construcción, agronomía industrial aplicada y degradación desterritorializadora ligada a una economía crecientemente globalizada, que incentiva la movilidad masiva e impredecible de mercancías a un nivel planetario.
En 1987, el Informe Brundtland, titulado "Nuestro futuro común", de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas, hacía referencia al término ecodesarrollo como aquel capaz de "satisfacer las necesidades del presente sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades", definición con la cual anteriormente ya había trabajado tanto la Declaración de Estocolmo de 1972, como posteriormente lo hizo la Declaración de Río de 1992.
En la Agenda 21, el "Capítulo 2", se describe el análisis de los límites de los recursos naturales globales y los aumentos poblacionales de los países emergentes. Se presentan las principales necesidades ambientales en 5 diferentes regiones del mundo, considerando cada una como un universo homogéneo y teniendo en cuenta tres escenarios futuros. Los aspectos principales se presentan en siete líneas fáciles de leer y muy convencionales, lo cual ayuda a tener un panorama de lo que sucede globalmente en materia de limitación de recursos, actividades humanas y escenarios futuros de población y consumo. Los límites incluidos en el análisis de cada región son: suelo, agua, aire, biodiversidad, atmósfera y alimentación. Estos aspectos marcan la evolución de cada recurso y las previsiones para el futuro varían según las políticas que se implementen en cada escenario.
Los años ochenta del siglo pasado trajeron consigo el cuestionamiento de los posibles límites que podría tener el desarrollo basado en procesos de producción contaminantes. Fue en 1987 cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través del World Commission on Environmental Development, llevó a cabo el lanzamiento del Informe Brundtland, donde se propuso el desarrollo sostenible. El reporte Brundtland menciona: "El desarrollo sostenible se concibe como un proceso en el que los recursos naturales, de un ecosistema o de una región, son utilizados para satisfacer las necesidades económicas, sociales y culturales de las actuales y futuras generaciones de manera armoniosa".
La adopción oficial de un plan global para promover un desarrollo sensible con el medio ambiente tuvo lugar en 1992 en la sede de la ONU en Río de Janeiro, Brasil, en la denominada "cumbre de la tierra", en la cual participaron 179 países. En la llamada Agenda 21, firmada en Río de Janeiro, los estados miembros presentaron una gran variedad de propuestas para el cambio hacia un desarrollo sostenible, con un énfasis especial en la promoción del cambio tecnológico. Lamentablemente, en la Agenda 21 se hizo patente el no haber desarrollado estrategias claras para fomentar la participación coordinada de los diferentes actores para el desarrollo sostenible. La Agenda 21 se subdivide en distintas "áreas de acción": maquinaria de desarrollo, transferencia de tecnología, gestión de aspectos relativos a la demografía y al desarrollo sostenible de los asentamientos humanos, protección de la integridad del ambiente y gestión sostenible de los recursos.
• Desarrollar fuentes nacionales y renovables de energía mediante el aumento de la inversión en proyectos de energías alternativas y tecnologías más limpias, con el fin de lograr una mayor diversificación en la matriz energética, fortalecer la seguridad energética y disminuir la dependencia externa, al tiempo de cumplir con las metas de reducción de emisiones y de aprovechamiento de la biomasa residual agrícola y forestal.
• Fortalecer el papel de la ciencia, tecnología e innovación en el impulso de la integración de los aspectos económicos, sociales y ambientales en el diseño y aplicación de las políticas públicas para el desarrollo sustentable en el marco del Plan Estatal de Desarrollo, en un esfuerzo conjunto con el Consejo de Ciencia, Tecnología e Innovación y el Consejo Estatal de Investigación Forestal, Agrícola y Pesquera.
• Propiciar en los sectores público, social y privado el uso de instrumentos de planeación y medición de la gestión pública que incluyan el principio de responsabilidad compartida, buscando mejorar la eficacia, eficiencia y transparencia de la administración de los recursos públicos para garantizar el bienestar de la sociedad actual sin comprometer el de las generaciones futuras, en los términos escala que propone Leopold: (a) el de la bioregión, (b) el global y (c) el de las generaciones futuras.
La Agenda 21 es un programa de acción que establece cómo ayudar a solucionar los problemas que afectan al planeta. La cumbre de Río de Janeiro en 1992, de la cual proviene, es un evento que tuvo la participación de 178 países. Dicha reunión es conocida por el acrónimo CNUMAD (Conferencia de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo) y puso sobre la mesa la cooperación internacional en materias clave para mantener el desarrollo sostenible: el cuidado del medio ambiente, la pobreza, seguridad alimentaria, la defensa de las culturas y biotas autóctonas frente al crecimiento globalizador, la reducción de la desigualdad, la seguridad para el futuro con garantía de recursos y vías de comercio. Creó varios documentos para cada uno de los objetivos como es el caso de la Agenda 21 que toma nombre del evento.
La dificultad de poner título a lo que suponía la proyección y Convenio 21 deja ver la dificultad que crearía a los diferentes países llevar a cabo este verdadero reto. La conferencia también generó instrumentos jurídicos como la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, entre otros. La implicación de este documento llega a todos los gobiernos, nacionales, regionales, provinciales y locales; por lo que también se involucran otras organizaciones internacionales gubernamentales (ONG) y empresas privadas. A nivel de liderazgo y estrategia global, las prioridades pasan por la creación de la Agenda, su implementación nacional, su nexo con instituciones sociales y por fomentar la investigación y la transferencia tecnológica.
El desarrollo de la Agenda 21, iniciativa de la comunidad internacional, basó su contenido en la experiencia acumulada en la elaboración de estudios sobre diversos aspectos del desarrollo sustentable, siendo México uno de los países más activos. La participación de México en el surgimiento de la idea, elaboración y difusión de la Primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD), fue destacada. En los años anteriores a esta Conferencia, México participó activamente en la discusión de los documentos preparatorios, estuvo presente con una amplia delegación, y contribuyó a diversos logros, tales como el PNUMA, La Fondo para el Medio Ambiente Mundial, y la Declaración de Río.
México ha participado activamente en la adopción de la Agenda 21. El informe sobre la participación de México incluye, entre otros aspectos, los factores que limitaron o condicionaron la participación, los logros de la misma relacionados con el estado actual del tema del Medio Ambiente y su determinación institucional. Participación gubernamental: A partir de la Cumbre de la Tierra, el gobierno mexicano realizó acciones que orientan a los programas para el desarrollo de investigación, para la transferencia de tecnología y para las labores de análisis y decisiones relacionadas con el comercio y el medio ambiente. Diplomático, en geográfico por su ubicación en el segundo más importante grupo regional. Participación no oficial, como el papel jugado por personal del PNUMA en el diseño de las políticas nacionales, el activismo de los financiamientos desarrollados por el BIRF y el PNUD principalmente para proyectos de medio ambiente permitió ampliar la participación no gubernamental mexicana en el proceso de aplicación de la Agenda 21 a través del desarrollo sostenible, así como alcanzar mayores logros.
Desde los años sesentas del siglo XX, existe la inquietud de la sociedad y de los gobiernos en México por el deterioro de los bosques causado por la tala inmoderada, el sobre pastoreo y los incendios forestales. El humo y las cenizas provenientes de los incendios forestales y de la tala clandestina generaban cuantiosos costos a la nación, por lo que era preciso emprender medidas para su control. Las políticas forestales han dado preponderancia a la utilización del recurso por encima de los aspectos asociados a la protección, al grado que aún hoy, las instituciones forestales suscriben políticas que privilegian el aprovechamiento sobre la protección y regulación de los recursos. Se valora al bosque por las funciones que puede tener tanto en su estado natural como transformado por actividades directivas.
Pangea ha permitido la supervivencia sustentada del ser humano sobre la Tierra en muchos aspectos, a juzgar por la densidad poblacional actual. A su vez, la cercanía del ser humano con los recursos disponibles ha impulsado la serendipia. Algunas culturas declararon a recursos específicos como sagrados, no explotables. Incluso los propios recursos naturales armonizaron entre sí en el combate natural de parásitos y mezclamiento de nutrientes. Sin embargo, las especies humanas excedieron del tamaño poblacional que hubieran requerido esos recursos, lo que impacta de forma importante. La autoimposada separación del poder humano del resto del ambiente ha producido un impacto medioambiental sin precedentes. Las acciones directamente efectuadas por el ser humano causan cambios exagerados en todo tipo de esfera medioambiental: global, regional, atmosférica e hidrológica, en la vida silvestre. Las fuerzas empleadas para generar dichos cambios contribuyen al agotamiento de fuentes no renovables de energía (carbón, gas, petróleo) y quizá al calentamiento del núcleo terrestre, con cambio de orientación del polo magnético terrestre.
La política ambiental se ha convertido en una parte fundamental para el desarrollo de los pueblos del mundo. Por lo general, la sociedad utiliza los recursos en proporción con su desarrollo; es decir, una sociedad subdesarrollada utiliza pocos recursos naturales, pero tiene un desarrollo económico limitado; en cambio, una más desarrollada puede lograr un crecimiento económico significativo, pero requiere de una gran cantidad de recursos para sostener su actividad económica. Se puede identificar que a medida que va incrementando el desarrollo existen más presiones al medio ambiente, de tal forma que si no se cuenta con una adecuada política en la utilización de recursos naturales se pueden propiciar secuelas que pongan en peligro la sobrevivencia del hombre y de las generaciones futuras.
Nuestro país, como muchos pueblos del orbe, ha requerido de realizar una evaluación al estado que guarda su entorno y especialmente en materia ambiental; y por otro, de proponer acciones y medidas tendientes a revertir la situación que en el aspecto específico y general del medio ambiente debe, para el caso de México, definirse tanto al nivel federal, como al de las entidades federativas y algunos municipios, las estrategias que el Estado instrumentará para tratar de equilibrar la situación actual; por ello hemos requerido realizar en algunos momentos un análisis en los aspectos tanto nacionales, como locales. En el desarrollo del presente trabajo competen únicamente los aspectos federales, de tal suerte que se debe tomar en consideración que en ambos niveles de gobierno se deberá trabajar en coordinación, y para algunos temas especiales, por ejemplo el desarrollo urbano, entre los distintos niveles de gobierno especializados en la materia. Por supuesto, quienes rectores del desarrollo de la sociedad seleccionen las estrategias a seguir.
La implementación de la AG21 en México ha estado vinculada a los trabajos de la Comisión Nacional de Desarrollo Sustentable (Semarnap-Cedesu), quien ha sido la responsable de coordinar, apoyar, estimular y favorecer su implementación desde su generación. Informando, escuchando y retroalimentándose de las experiencias de los diversos actores que se han involucrado en el tema. Así como también realizando propuestas a los sectores y niveles de gobierno sobre los diferentes rubros en los que se definen los diferentes objetivos. Asimismo, ha participado con organismos e instituciones académicas en la definición de políticas y líneas de acción que favorezcan el cumplimiento de los retos establecidos por los diferentes capítulos del AG 21. Además, ha llevado a cabo el seguimiento y evaluación de las acciones realizadas y ha difundido los trabajos y tareas de quienes han participado en las distintas áreas relevantes para la atención del AG 21, incluida la participación en Comisiones y grupos de trabajo. También ha generado una serie de publicaciones propias o en colaboración con otras dependencias o instituciones académicas.
Actualizar la normatividad ambiental para incorporar las propuestas emanadas del AG 21. Interés del Estado y de sus instituciones por establecer acuerdos nacionales y también internacionales para actuar en prioridades o temas estratégicos esenciales para la sociedad y el ambiente. Refiere con datos concretos los acuerdos de medio ambiente y desarrollo sustentable a los que se ha comprometido México, que además ha sido asesorado en los cercamientos de tiempo (retiros, cumbres, foros regionales) por instancias y organización internacional que han recomendado establecer una discusión interna que pueda definir acuerdos que reflejen responsabilidad, solidaridad y equidad hacia otros países (de nuestra región) y a nivel mundial con tendencias orientadas a armonizar políticas de fondo. Sin embargo, no hay claridad sobre tiene funcionabilidad como instancia de operación y seguimiento de los procesos más relevantes en temas de medio ambiente y la generación de las agendas en armonización de políticas, campañas de investigación y revisión de las políticas vigentes.
En la CDMX, las acciones se han enfocado en fortalecer la capacidad de protección del ambiente en la ciudad. Buscan el mejoramiento de los asentamientos humanos, así como la calidad del aire, suelo y agua. En el Plan CDMX 2013-2018 se presentan sus 5 ejes de gobierno que contemplan un cambio de estrategia, desarrollo económico, entorno social, gobierno cercano y desarrollo sustentable, con sus respectivas 15 líneas de acción. Bajo este parámetro delimitado por el gobierno, se encuentran estrategias dedicadas al fomento de la movilidad sustentable, rescate de espacios públicos y tarea de prevención y atención de la violencia en el centro de contacto ciudadano CIUDAD DE MÉXICO. Asimismo, se está lanzando el programa Mercado de Consumo de Bienes Sustentables, programa de vivienda en entidades federativas, clima promoción de iniciativas de aislamiento y UNESCO. También se está trabajando en la prevención y seguridad, como programas de restauración de entidades federativas.
El GDF, quien centra esfuerzos para cumplir con los objetivos del "Plan Verde" mediante el Programa de Acción Climática que adoptó entre 2008 y 2009, respectivamente. Prevé ser una Ciudad Sustentable mediante objetivos como: incrementar la cobertura de áreas verdes, productos orgánicos, el aprendizaje tecnológico y fortalecer la vida de los mecanismos de consulta y participación ciudadana. Se fomentarán beneficios para la reducción de emisiones de gas efecto invernadero (GEI), mediante la movilidad no motorizada y sistemas colectores eficientes y seguros, así como alternativas limpias en el transporte. Este Programa también incluye estrategias sobre la educación de conductores para un desarrollo social, el fortalecimiento de la seguridad alimentaria y la mejora de la calidad de vida de la población conforme a las actividades ambientales planeadas.
En este apartado analizamos los logros y desafíos para implementar la Agenda 21 y, en su caso, para el cumplimiento de las metas y líneas de acción respectivas para México. Para llevar a cabo este análisis se ocupará la metodología propuesta en este documento. Asimismo, observamos que existen diversas formas para pasar de un recuento de actividades a una evaluación del desempeño en la implementación de la agenda; en este documento tomamos como referentes a la Comisión de Desarrollo Sustentable de la Organización de las Naciones Unidas, el Programa 21 y, en el caso de México, la política ambiental formulada a partir de la aprobación de la agenda. Con base en lo anterior, en caso de que un tema mencionado en la Agenda 21 -y que haya sido incluido en las políticas, programas o proyectos que la implementan- no sea analizado, se sugiere una revisión más a fondo de estas políticas, programas o proyectos con el objeto de revisar sus resultados (en caso de que haya información disponible) y proporcionar un diagnóstico de alternativas para una implementación más efectiva.
Los logros y desafíos que se analizan son los obtenidos durante la década que siguió a la aprobación de la Agenda 21 por los países miembros de las Naciones Unidas, lo que implica que el desempeño que se muestra desde esa perspectiva representa tan sólo la primera etapa en un camino hacia el desarrollo sustentable, sin embargo para ser congruentes respecto a los logros de la DNUNT 00 se presenta hasta donde ha sido posible, el desarrollo y, al final de cada sección el logro obtenido por los países miembros. Estos últimos han sido constatados en primer término, con base en los informes nacionales que se presentaron para este ejercicio y a falta de información específica con algunas de las acciones y programas que el mismo gobierno ha dado a conocer en eventos nacionales e internacionales. Hasta donde es posible, no se han incluido algunos de los logros específicos, ya que aunque éstos tienden a mencionar los montos o metas porcentuales alcanzadas, no siempre se cuenta con una base confiable, o bien carecen de valorativo respecto al nivel obtenido.