Presentan un tronco o fuste de madera blanda y liviana con forma de botella, ensanchado en su tercio inferior, alcanzando hasta 2 metros de circunferencia. Sirve para almacenar agua en tiempos de sequía y es prácticamente incombustible.
La característica más notable es que está protegido por gruesos aguijones cónicos, del mismo color que el tronco. En árboles jóvenes, el tronco es liso y verdoso debido a su alto contenido en clorofila, capaz de realizar la fotosíntesis cuando faltan las hojas; con el tiempo se forman vetas rugosas y agrietadas de color castaño grisáceo.
Por sus características, la madera no es empleada industrialmente. No obstante, aborígenes solían fabricar canoas, cajones, bateas o bebederos para animales, instrumentos musicales, entre otros.
Se caracteriza por ser un árbol robusto que puede crecer con facilidad, pero sus raíces son invasivas, capaces de romper el pavimento, baldosas y cañerías en busca de humedad, por lo que necesita espacio suficiente a su alrededor para crecer correctamente.