¿Cómo está conformado el CD actualmente?

Recuperemos una voz independiente

Luego de la división dentro de las autoridades que se procesó en 2021, el Consejo Directivo quedó repartido entre el bloque de Durán y Patria Grande (5 profesores, 3 graduados, 1 estudiante) y el sector más ligado a Reboreda y La Cámpora (3 profesores, 1 graduado, 3 estudiantes). 

Políticamente, todos integraron el gobierno de Alberto Fernandez promoviendo una actitud pasiva mientras seguía el hundimiento del salario docente, la devaluación de los subsidios y la precarización del sistema científico.

Hoy en día, los dos sectores llaman a la “unidad” frente al gobierno de Milei sin cesar su disputa por el control de la facultad. Pero lo que necesitamos los docentes e investigadores no son llamados vacíos a la unidad, sino que la facultad tome acciones decididas para garantizar nuestro salario y nuestras condiciones de trabajo.

Un voto por Graduades al Frente es, en primer lugar, un voto para profundizar la lucha contra Milei.

En segundo lugar, es un aporte crítico a la vida interna de la facultad. Temas como las condiciones de trabajo de los docentes auxiliares, el sistema de concursos o el crecimiento de los recursos propios ya no se discuten en el Consejo Directivo. La acreditación ante la CONEAU, por ejemplo, que hace unos años fue motivo de un amplísimo debate se aprobó el año pasado sin pena ni gloria.

Recuperar una voz independiente en el Consejo Directivo es recuperar una posibilidad de dar debates sobre la orientación social de la investigación y la enseñanza. Esos debates son más importantes que nunca cuando el gobierno justifica el ajuste con el discurso de que lo que hacemos no le sirve a la gente común. 

Los docentes de Exactas atravesamos una situación crítica. Como todos sabemos, en los últimos meses nuestro ya deteriorado salario se desplomó. La motosierra de Milei impactó en salarios que ya llevaban 8 años de caída. Si comparamos con 2015, hoy estamos cobrando la mitad.

Esta realidad no es un problema sólo para los docentes, sino para el funcionamiento de la facultad. Tenemos una facultad que creció enormemente en matrícula y que necesitaría muchos más cargos docentes para atenderla adecuadamente. Sin embargo, apenas se logran cubrir los cargos existentes. En departamentos como Computación y Matemática, es cada vez más frecuente que se recorra todo el orden de mérito y no se encuentren interesados en ocupar cargos por los que hace unos años nos matábamos.

Naturalmente que este no es un problema sólo de Exactas y por eso nuestra lista impulsa a fondo la huelga y la movilización nacional de toda la docencia universitaria. Pero no podemos dejar de señalar la dinámica particular del trabajo docente en Exactas que agrava la cuestión.

En nuestra facultad, la mayoría de los docentes auxiliares cumplimos, por una dedicación simple, 6 horas dentro del aula. Esto no es así en otras facultades de la UBA. Incluso en el CBC, donde trabajamos muchos graduados de Exactas, se asume que una dedicación simple son 4 horas de aula. A esto hay que sumar la rotación de horarios, la duración del cuatrimestre y la presión de concursar cada 3 años. Trabajar en estas condiciones por $150mil simplemente no es atractivo.

Es cierto que muchos igual elegimos trabajar en la facultad porque va de la mano con la investigación o simplemente por “amor al arte”. Pero la investigación también está siendo fuertemente atacada y del amor no se puede vivir.

Nuestra propuesta es abrir el debate dentro del Consejo Directivo y de cara a toda la facultad, para mejorar las condiciones de trabajo que hoy rigen para los docentes auxiliares. Reducir la carga horaria, dar la posibilidad de mantener un horario fijo, incluir las fechas de recuperatorios dentro del cuatrimestre, o espaciar los concursos, son medidas que se pueden implementar al mismo tiempo que luchamos por la recomposición salarial. Los estudiantes deben participar de esta discusión.

Vivimos un momento muy crítico para la ciencia. El CONICET está sufriendo un verdadero desguace que amenaza a muy corto plazo con paralizar la investigación pública y que ya ha causado daños irreparables, potenciando la fuga de cerebros y la discontinuidad de muchas líneas de investigación. Desde que asumió Milei, los trabajadores de CONICET sufrimos el despido de 130 trabajadores del Personal de Gestión, más de 300 despidos de becarios por la eliminación de las becas extraordinarias que garantizaban continuidad laboral frente a las demoras en publicar resultados y dar altas, casi 1000 personas que ganaron concursos para entrar a carrera desde el 2022 que aún esperan el alta al organismo, un recorte de becas de más del 50% respecto del año anterior, la paralización de todas las promociones, un retroceso salarial de casi 30% del poder adquisitivo y, recientemente, la destrucción del sistema de subsidios y financiación directa a proyectos de investigación más importante: los PICT. La aprobación de la Ley Bases, por su parte, amenaza con una destrucción aún mayor, ya que permite poner en disponibilidad a todo el personal, precarizado o no, de un día para el otro y sin previo aviso.

La destrucción del CONICET se sustenta, en buena medida, en la precarización y en los problemas preexistentes. Las propias becas extraordinarias eran un parche ante demoras en las resoluciones de concursos y en los mecanismos de alta que podían llegar a durar años. El Personal de Gestión ya se encontraba con una sobrecarga de tareas habiendo sufrido recortes de horas extra que generaron renuncias que nunca eran reemplazadas. Los subsidios para investigar ya se encontraban devaluados y eran en la mayor parte insuficientes para afrontar la mayoría de los gastos de investigación. Los becarios y becarias veníamos reclamando derechos laborales hace mucho tiempo, mientras que la gestión anterior incumplió flagrantemente su promesa de instaurar un Convenio Colectivo de Trabajo, sólo para mencionar algunos ejemplos. Por eso necesitamos defender el sistema científico que necesitamos, y no necesariamente el que teníamos.

La política de gestionar el ajuste a cambio de negociar que este sea un poco menor (sobre todo para el que negocia) que lleva a cabo el directorio y algunas autoridades de institutos, no funciona. El gobierno negocia hoy algo y mañana lo borra con el codo o lanza un nuevo ataque brutal cada vez mayor que invalida cualquier negociación previa. La única manera que podemos poner un freno a este desguace es con organización y movilización, tal como hicimos cuando ocupamos pacíficamente el ex MinCyT en 2016 o el piso 11 del CONICET a principios de año. Para eso necesitamos construir la unidad sobre la base de la participación directa y las asambleas.

La presencia de Graduades al Frente en el Consejo sería una voz de todos los sectores que buscamos defender el CONICET con esta perspectiva, sin favorecer los intereses de un sector o un escalafón por sobre otro y entendiendo que si el sistema científico se hunde, un parche sólo va a servir de balsa para algunos mientras se profundiza el vaciamiento y la fuga de cerebros.