El fauvismo fue una revolución visual que desafió las reglas del arte establecido al poner el color al mando de la emoción. Para los fauvistas, el mundo no necesitaba representarse como lo ve el ojo, sino como lo siente el alma. En lugar de sombras realistas o proporciones exactas, sus obras usaban tonos vibrantes, contrastes extremos y formas libres para impactar al espectador. Era una especie de grito pictórico que decía: el arte no necesita imitar, puede expresar.