El sermón de la Montaña II

La oración del Padre Nuestro 

Ponente

Pbro. Francisco Ontiveros Gutiérrez

25/07/2023

1. Oración

2. Canto

3. Repaso de la ocasión anterior:

¿Por qué se llama Sermón de la Montaña?

¿Dónde se encuentra este Discurso? 

¿Cuál es el sentido de la montaña y del gesto de sentarse?

¿Cómo hemos dividido el capítulo 5 del Sermón?

4. Organización del capítulo VI


Lectura de Mt 6,1-18


Una vez que ha quedado claro el acento del nuevo periodo de la historia, se vuelve a establecer una relación con el periodo anterior al mencionar las conocidas prácticas de piedad, pero con una nueva dimensión. Limosna, oración y ayuno son prácticas sugeridas por Dios desde antaño. Y sucede lo mismo, Jesús no acaba con ellas, sino que les otorga un sentido más profundo. Sólo es posible vivirlas desde la comunión íntima con el Padre. 


Así, la comunión con los hermanos se expresa en la limosna. La comunión con Dios por medio de la oración, y la comunión y dominio con uno mismo por medio del ayuno.


El reproche de Jesús radica en que la hipocresía sólo es actuación, sin comunión íntima con Dios, ni autenticidad, sino sólo para aparentar delante de los hombres. El problema entonces con estas prácticas está en que pueden no ser vividas desde la conciencia de hijos de Dios.


El Padre nuestro


El Padre nuestro está en el centro del Sermón de la montaña, pone de manifiesto la actitud con la que el discípulo debe orar según el ejemplo del Maestro.

Si nos acercamos a los textos evangélicos, no es fácil saber cómo ni cuando pronunció Jesús por primera vez el Padre nuestro. Mateo lo coloca después de la insistencia de Jesús a los discípulos de que no sean como los fariseos, de que no se preocupen de las apariencias sino sólo de la apariencia del corazón.


En la versión de Mateo, los apóstoles no le piden a Jesús que los enseñe a orar, es él quien espontáneamente les enseña a orar. Jesús es el maestro de la oración. 

La versión de Mateo es más larga y elaborada, más adornada y rotunda en sus frases. Por el contrario, la de Lucas es seca y concisa. ¿Cuál dijo Jesús?


"Sin embargo, sucede con el Padre Nuestro, como con la casa donde nacimos: que de tanto verla no la hemos visto nunca. Es parte de nuestra sangre que pareciera que ya no nos dice nada. Como una moneda que de tan usada ha perdido su relieve. Así pasó con esa oración peligrosa de los primeros cristianos que a ellos les erizaba la piel, los conmovió porque estaban recitando las palabras que dijo Jesús. En la Iglesia primitiva rezarla era un privilegio que sólo se daba a los bautizados, de hecho, los catecúmenos las rezaban sólo en la víspera de su bautismo. Era la joya más preciada de la fe".

Estas casi 60 palabras de esta oración son "el resumen de todo el evangelio" (Tertuliano).

La primera parte es lo que tiene que ver con Dios: es padre, santificado sea su nombre, venga su reino y que se haga su voluntad. 

La segunda parte tiene que ver con la causa del hombre: el pan necesario, el perdón de los pecados, la tentación siempre presente y la amenaza continua del mal.

Dios no solo se interesa de su causa, sino que se interesa también de la causa del hombre y, de igual modo, el hombre no sólo se interesa por su causa sino también por la de Dios. 


La invocación inicial Padre nuestro, es la que les da sentido a las siete peticiones siguientes.


Tres peticiones son para reconocer a Dios: "Santificado sea tu nombre", "venga tu reino", "hágase tu voluntad".


Cuatro peticiones son en favor del orante: "Danos hoy nuestro pan de cada día", "perdona nuestras ofensas", "no nos dejes caer en tentación", "líbranos del mal".


La cuestión de la tentación es interesante, nosotros decimos "no nos dejes caer en tentación", la BIA dice "no nos pongas a prueba", pero hay versiones que dicen así: "no nos induzcas", "no nos hagas caer", "no nos abandones en la tentación". La versión del griego dice "no nos hagas entrar/ no nos lleves a la tentación".


La realidad que dibuja esta oración no es "color de rosa", sino en extremo conflictiva, es una lucha entre el espíritu de Dios y el espíritu del mundo. El padre que es cercano porque es Nuestro, pero también distante porque está en el cielo. Es preciso santificar su nombre porque los labios del hombre tienen también blasfemias.


Al orar así Jesús reconoce el Señorío del Padre por encima del bien y del mal, por eso se le pide no caer en el círculo del pecado, en la seducción del mal que resulta atrayente y se reviste de bondad.


Hay diferencia con la versión de Lucas 11,2-4, que es más breve, pero estas diferencias reflejan las particularidades de la oración en cada comunidad.


Padre, es una novedad de Jesús referirse a Dios así, Abbá, es el balbuceo de un niño a su padre. 

Nuestro, si la oración dijera, padre mío ni sería cristiana ni le hablaría al Dios verdadero. El camino al padre pasa por los hermanos.

Que estás en los cielos, es Padre, pero no deja de ser eterno, trascendente, infinito, creador, omnipotente.

No es una divinidad manoseable.

Santificado sea tu nombre, nosotros profanamos el nombre de Dios, solo puede santificarlo Dios mismo, nosotros nos podemos unir a esta obra de Cristo derribando becerros de oro, ídolos y quitándonos de los labios las falsas visiones de Dios de las que mucho se abusa.

Venga a nosotros tu reino, su reino ha venido y está viniendo, pero es necesario que le hagamos espacio, que le permitamos que nos ame, que encuentre sitio en nosotros.

Hágase tu voluntad, algunos dicen que esta es la más arriesgada de las peticiones del padrenuestro, todos queremos que se haga nuestra voluntad y rehusamos que alguien nos imponga su voluntad, "si Dios nos cogiera la palabra, tal vez no volveríamos a repetirlo", pero es la voluntad del padre que nos ama y que quiere nuestra realización.

Danos el pan de cada día, esa es la oración del pobre, no pide para mañana, pide para hoy. Es la oración de un niño que pide el pan de cada día. No autos o riquezas, lo indispensable. 

Perdona nuestras deudas, el término sinónimo de deuda es pecado, la falta de respuesta nuestra a su llamada. 

Como nosotros perdonamos, pobres de nosotros si Dios perdonara como nosotros. Somos una comunidad del perdón, que se rubrica perdonando. No podemos negarnos a perdonar. 

No nos dejes caer en la tentación, Jesús sabía que muchos se quedan en la tentación, perecen en ella porque se fían de sus propias fuerzas. Por eso como Jesús no caer en la tentación, como los apóstoles, como Job... 

Líbranos del mal, el mal existe, todos lo hemos comprobado, el infierno de no tenerlo a Él como Padre, la desesperación, la negrura que es esclavitud.


Lectura de Mt 6, 19-34


Esta segunda parte del capítulo sexto de Mateo, es, como todo el Sermón de la Montaña, una alusión a las relaciones con los demás. Relaciones que sólo son posibles si en ellas se imprime en sello del amor.


Esta parte insiste en una verdadera de en la Providencia de Dios, y esta seguridad absoluta sólo es posible si se tiene la clara confianza que Él es un Padre misericordioso que nunca se olvida de sus hijos. Esto lleva a abandonarse plenamente en el Señor.


La insistencia del Señor está en la búsqueda sincera del Reino y lo que Dios ha dispuesto en su Plan de Salvación, eso se opone a la angustiosa preocupación por las cosas, que es propia de los que no pertenecen a la comunidad del Señor. Quien cree en Jesús no puede compartir esas vanas preocupaciones.


5. Oración

6. Canto

7. Bendición.


Aquí puedes ver el vídeo de la conferencia