Si bien, hay graffitis que expresan ideas, emociones y una particular visión del mundo, no siempre se exhiben en los lugares apropiados. Hay quienes consideran que los graffitis son daños a la propiedad pública o privada.
La mayoría de los jóvenes realizan el graffiti vandálico por no estar satisfechos con lo establecido en la sociedad, sintiendo el deseo de protestar, dejando sus expresiones marcadas en paredes de diferentes lugares, también, hay fanáticos que pertenecen a pandillas y utilizan esta práctica para marcar territorio.
Lo anterior ocasiona dos problemáticas muy marcadas en la sociedad: violencia pandillera e inseguridad social. Podemos considerar a la violencia pandillera cuando el graffiti no transmite ningún mensaje productivo además de estar plasmado sobre muros, casas y propiedades sin consentimiento; como se puede observar a continuación en las siguientes imágenes.
El graffiti vandálico es considerado cuando este no expresa ningún mensaje productivo, además de estar plasmado sobre muros, casas y propiedades sin consentimiento.
En la siguiente fotografía, se pude observar que en los lugares inadecuados, el graffiti le quita el atractivo a propiedades tan simples como un local de ropa.
La misma situación que en la imagen anterior: el graffiti en un lugar inadecuado le quita el atractivo a una papelería.
Cuando los graffitis son plasmados sin consentimiento en propiedades ajenas, hay ocasiones donde los dueños de dichas propiedades tienden a optar por cubrirlos, como se observa a continuación.
Hay quienes practican el graffiti vandálico para protestar dejando sus expresiones marcadas en paredes de diferentes lugares, también, hay fanáticos que pertenecen a pandillas y utilizan esta práctica para marcar territorio.