7. Jesús es el hijo amado de Dios

"Reconocer a Jesús como “Hijo de Dios” y Dios verdadero que ha venido a este mundo para salvarnos".

1. ABRAMOS LOS OJOS

Miremos las fotos e imágenes: ¿qué nos recuerdan?

✓ ¿Cuáles son los cerros o montañas que conocemos o hemos escuchado hablar?

✓ Si alguna vez subimos juntos, en familia, a un cerro: recordemos y comentemos la experiencia.

2. ABRAMOS LOS CORAZONES

También a Jesús le gustaba subir a la montaña, para orar a solas con su Padre Dios. Hacia el final de su vida sucedió lo siguiente:

"Seis días más tarde llamó Jesús a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña elevada. Delante de ellos se transfiguró: su rostro resplandeció como el sol y su ropa se volvió blanca como la luz. De pronto se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: —Señor, ¡qué bien se está aquí! Si te parece, armaré tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa les hizo sombra y de la nube salió una voz que decía: Éste es mi Hijo querido, mi predilecto. Escúchenlo. Al oírlo, los discípulos cayeron boca abajo temblando de mucho miedo. Jesús se acercó, los tocó y les dijo: ¡Levántense, no tengan miedo! Cuando levantaron la vista, sólo vieron a Jesús".

Mateo 17,1-8

3. COMPARTIMOS EN FAMILIA

  • Jesús, que se presentaba siempre tan sencillo, tenía un gran secreto: en verdad era “Hijo de Dios”. También cada uno de nosotros tenemos hermosos secretos, que quizás desconocemos o están guardados. ¿Qué cualidades tenemos cada uno? Las vamos diciendo unos de los otros.

  • Ser familia cristiana, católica, pide reconocer a Jesús como Dios y como hombre verdadero. ¿Cómo podemos alimentar nuestra fe en Jesús, para que sea cada vez más notorio que le pertenecemos?

4. DIALOGAMOS CON EL SEÑOR

Acogemos el pedido del Padre y oramos desde este pasaje del evangelio:

❖ “Este es mi Hijo Amado”. Jesús, te reconocemos como “Hijo de Dios”. Dios verdadero que has venido a este mundo para ayudarnos, para salvarnos.

TODOS: Te adoramos. Reconocemos que, junto al Padre y al Espíritu Santo, eres digno de adoración. Reconocemos que eres grande en el amor y que nosotros somos tus discípulos.

❖ “¡Escúchenlo!”. Gracias Padre que, por amor, nos has enviado a tu Hijo Amado, para que se hiciera uno de nosotros y nos salvara.

TODOS: Enséñanos a “escucharlo” con todo el corazón, a prestar toda la atención a tus

Palabras, siempre llenas de luz y de bondad. Que las palabras de Jesús resuenen siempre en nuestra familia mucho más fuerte que cualquier otra palabra o mensaje. Que nuestras alegrías sonrían en sus palabras y que nuestras tristezas se consuelen cuando Jesús nos habla. Amén.