10. el padre de misericordia

"¡Dios siempre nos espera para abrazarnos!".

1. ABRAMOS LOS OJOS

  • ¿En este tiempo de cuarentena, se habrán cometido pecados? ¿Qué pecados?

  • Y en la familia, ¿Habremos hecho algo que no le gusta a nuestro Padre Dios?

Nuestro Dios nos mira con particular cariño en este tiempo difícil; estará muy contento al ver a tantos de sus hijos que se esfuerzan cada día por hacer bien las cosas y por hacer el bien a todos; pero también mirará con gran dolor a los se aprovechan de esta circunstancia (pandemia) para lucrar. ¡Cómo es el corazón humano es tan frágil! Capaz de generosidad, pero también de hacer daño..

2. ABRAMOS LOS CORAZONES

"Jesús continuó: «Había un hombre que tenía dos hijos. El menor dijo a su padre: "Dame la parte de la herencia que me corresponde." Y el padre repartió sus bienes entre los dos. El hijo menor juntó todo lo suyo, y unos días después, se fue a un país lejano. Allí malgastó su dinero llevando una vida desordenada. Cuando ya había gastado todo, sobrevino en aquella región una escasez grande y comenzó a pasar necesidad. Fue a buscar trabajo, y se puso al servicio de un habitante del lugar que lo envió a su campo a cuidar cerdos. Hubiera deseado llenarse el estómago con la comida que daban a los cerdos, pero nadie le daba nada. Finalmente recapacitó y se dijo: ¡Cuántos obreros de mi padre tienen pan de sobra, mientras yo aquí me muero de hambre! Tengo que hacer algo: volveré donde mi padre y le diré: «Padre, he pecado contra Dios y contra ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Trátame como a uno de tus obreros.» Se levantó, pues, y se fue donde su padre.

Estaba aún lejos, cuando su padre lo vio y sintió compasión; corrió a recibirlo, se echó a su cuello y lo besó. Entonces el hijo dijo: «Padre, he pecado contra Dios y contra ti, ya no merezco ser llamado hijo tuyo.» Pero el padre dijo a sus servidores: «¡Rápido! Traigan el mejor vestido y pónganselo. Colóquenle un anillo en el dedo y traigan calzado para sus pies. Traigan el ternero gordo y mátenlo; comamos y hagamos fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y lo hemos encontrado.» Y comenzaron la fiesta".

Lucas 15, 11-32

3. COMPARTIMOS EN FAMILIA

Después de escuchar esta parábola, conversemos:

  • ¿Por qué regresó el hijo menor a su casa, en qué situación estaba?

  • ¿Qué actitudes tuvo el padre cuando vio a su hijo menor? ¿Qué hizo?

  • ¿Cómo nos hemos sentido perdonado o perdonando?

4. DIALOGAMOS CON EL SEÑOR

  • "Dame la parte de la herencia que me corresponde... El hijo menor juntó todo lo suyo, y se fue a un país lejano” Muchas veces actuamos como el hijo menor y nos creemos libres porque hacemos nuestro capricho, esté bien o mal, ocasionando dolor. ¡Perdónanos, Señor!

  • «Padre, he pecado contra Dios y contra ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo» No importa lo que hayamos hecho; siempre podemos arrepentirnos, pedir perdón y volver a empezar. Que tengamos la gracia de reconocerlo. ¡Perdónanos, Señor!

  • «Traigan el mejor vestido y pónganselo. Y hagamos fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida”. El amor del Padre Dios es infinito, gratuito; no pide explicaciones, siempre perdona, siempre te recibe con los brazos abiertos. ¡Gracias por tu perdón, Señor!