Universidad Autónoma de San Luis Potosí
Muchas veces, de parte de personas ajenas a las matemáticas e incluso enemigas de ellas, hemos escuchado preguntar: ¿Qué razón hay para que a otros les gusten las matemáticas, es que acaso están locos?, ¿por qué se hace matemáticas?, o directamente ¿para qué sirven?
Mi objetivo con esta conferencia es exponer algunos capítulos de la historia de las matemáticas (y de la ciencia en general) en donde la necesidad, la curiosidad, el gusto o el ocio hayan sido parte del proceso o incluso el origen del desarrollo de algún tema de la matemática o aplicación al mundo real donde se haya hecho evidente que, efectivamente, esta disciplina tiene sus implicaciones útiles.
Por ejemplo: Se han encontrado objetos de la era de piedra con una cantidad de marcas dealrededor de 30, como el Hueso de Lebombo; hay muchas especulaciones sobre los motivos de que esto sea así, como los ciclos lunares o menstruales, pero lo cierto es que demuestra que el humano ha estado haciendo matemáticas desde que tiene razón.
Los antiguos griegos eran geómetras excepcionales, tanto así que sus desarrollos son la base o el pretexto de otras partes más abstractas, por decir algo: los números irracionales, con el descubrimiento de la irracionalidad de √2; las geometrías no euclidianas, con el Quinto postulado de Euclides; los límites, con el método de exhuación de Eudoxo usado por Arquímedes; entre otras cosas.
Ya en las épocas Medieval, del Renacimiento y la Moderna, tenemos historias más que interesantes, como el comienzo del uso popular de los números arábigos impulsado por Fibonacci, la creación de la Geometría analítica por parte de Descartes, la invención del Cálculo de las mentes de Newton y Leibniz, o el descubrimiento de Neptuno usando lápiz y papel y bastante teoría matemática.
Contaré los detalles de estas historias haciendo énfasis en la motivación que estuvo presente para llevar a cabo esos trabajos intelectuales. El apartado filosófico se encuentra de manera implícita e intrínseca en estos despliegues de la mente. Y este también aparecerá en la exposición, pudiendo, con fortuna, hacer mella en la mente y en los ánimos de los asistentes con respecto a la bellísima esencia de las matemáticas. Ya lo han dado a entender notables matemáticos como Poisson, Russell o Mirzakhani: la relación de las matemáticas con la vida no puede ser más cercana y hermosa de lo que ha sido siempre.