Orígen de la ciudad de Roma

"...Amulio  expulsó a su hermano Numitor y se apoderó del reino de Alba Longa. Añadiendo crimen sobre crimen, mató a los hijos varones de su hermano, y, bajo pretexto de honrar a su sobrina Rea Silvia,  la eligió vestal, suprimiendo con su perpetua virginidad la esperanza de tener sucesión. 

Pero la vestal, fecundada por la violencia, dio a luz dos gemelos y, bien por creerlos cosa cierta o bien por ennoblecer su falta haciendo culpable a un dios, atribuyó a Marte aquella sospechosa paternidad.

Pero ni los dioses ni los hombres son capaces de proteger a la madre ni a los hijos de la crueldad del rey: ordena éste que la sacerdotisa sea encadenada y puesta bajo custodia y que los hijos sean arrojados a la corriente del río.

        Por azar de la voluntad divina el Tiber, desbordado, se extendía en estanques de tranquilas aguas y no era posible llegar hasta su cauce normal; aunque a los porteadores  les pareció que aquellas aguas estancadas serían suficientes para ahogar a los recien nacidos. Así pues, creyendo que ya cumplían el mandato del rey, dejan a los niños en la primera charca.

Cuenta la tradición que, como el agua, al descender el nivel del río, permitiera posarse suavemente en lugar seco la cuna que flotaba, en la cual habían sido abandonados los niños, una loba sedienta, procedente de los montes circundantes, dirigió sus pasos al lugar de donde salían los vagidos infantiles y , abajándose, ofreció sus ubres a los niños con tanta suavidad que incluso el mayoral de los rebaños del rey la descubrió lamiendo con su lengua a los niños...

El mayoral de los rebaños del rey recogió a los niños y los confió a su esposa para que los alimentara y educara.(...) Jóvenes ya, los dos hermanos se enteraron del origen de su cuna y se pusieron al servicio de Numitor, que estaba en guerra con Amulio. Éste fue asesinado y Numitor puesto en el trono de Alba Longa.

Rómulo y Remo deciden fundar una ciudad para los que le siguen, precisamente en las faldas del Palatino, donde habían sido arrojados al agua y donde habían sido alimentados. Para decidir cuál de los dos sería el rey, consultan los auspicios observando el vuelo de las aves, y los dioses manifiestan que debe ser Rómulo. A continuación marca con el arado la linea que seguirán las murallas, levantando el arado donde deben ir las puertas. Rómulo ordena que nadie pueda entrar en la ciudad recien constituida a no ser por las puertas. Remo salta una y otra vez el surco mofándose de su hermano y éste, muy irritado, le da un golpe en la cabeza y lo mata."

(Tito Livio, Ab Urbe Condita, L.I, cap. 3-7