El Calendario en Grecia y Roma estaba relacionado con la religión y con las estaciones agrícolas. No era igual para todas las ciudades, ni siquiera era igual cada año. Constaba, en un principio, de 10 meses, la mitad de 31 días y la otra mitad de 29 días, como el ciclo lunar. La palabra mes en latín es mensis que significaba «luna». Nuestra palabra «luna» viene de mensis luc(i)na: «la luna brillante» que al final se llamó sólo luc(i)na: luna.
La leyenda atribuía al segundo rey romano, a Numa, la adición de dos meses más, Enero y Febrero, que son los dos últimos meses del año.
Los nombres de los meses eran:
Los dos últimos añadidos por el rey Numa se llamaban:
Cuando el calendario griego y el romano tenían doce meses lunares, el total de días al año era de 355 y esto provocaba un desfase que se corregía añadiendo un mes cada dos años: a este mes se le dio el nombre en latín de mercedonius o intercalaris.
Julio César llevó a cabo una reforma del calendario de manera que el año tuviera los 365 días que todavía conservamos. Este calendario se llamó «juliano» y en él los meses impares tenían 31 días y los pares, 30 (excepto febrero, que tenía 30 sólo los años bisiestos). Por ser el último mes era el más corto, y por eso se le añadió después un día, el bis sextum, en los años llamados, por este motivo, bisiestos. En el calendario de fiestas cristianas se celebra también la Purificación en Febrero.
Cuando el sexto mes se dedicó al emperador Augusto, no podía tener menos días que el dedicado a César y así se añadió un día a agosto tomado del mes de febrero, que desde entonces sólo tiene 28 días.
El calendario juliano se reformó levemente en el siglo XVI, y ha perdurado con el nombre de calendario «gregoriano», porque fue el papa Gregorio XIII quien promovió su reforma.
Desde mediados del siglo II a.C. los meses constaban de 29 días, menos Martius, Maius, Julius y October que tenían 31 y Februarius que sólo tenía 28. Los días no se contaban de forma correlativa; los romanos señalaban en el mes tres fechas fijas que lo dividían en partes desiguales:
Para indicar estos días 1, 5 y 13 (o bien el 1, 7 y 15 de Mar., Mar, Iul., Oct.) se decía Kalendis, Nonis e Idibus respectivamente. Así por ejemplo:
Nonis Ianuaríis : en las Nonas de Enero : 5 de Enero
Kalendis Iuniis : en las Calendas de Junio : el 1 de Junio, etc.
Si había que nombrar el día anterior o posterior a estas fechas fijas se decía simplemente pridie o postridie seguido de la fecha. Ej.:
Pridie Nonas Octobres : el día antes de las Nonas de Octubre : el día 6 de Octubre.
Postridie Nonas Octobres : el día antes de las Nonas de Octubre : el día 8 de Octubre.
Para indicar los demás días, había que referirse siempre a la fecha fija siguiente, es decir a las Calendas, Nonas o Idus que seguían, y decir los días que faltaban para que llegase esa fecha. Así por ejemplo:
Diem tertium ante Idus Septembres : el día tercero antes de los Idus de Septiembre : el 11 de Septiembre.
Diem sextum ante Kalendas Martias : el día sexto antes de las Calendas de Marzo : el día 24 de Febrero.
Las fechas fijas a las que nos estamos refiriendo correspondían con las fases de la Luna en cuyo ciclo se basaba el mes:
La Calendas corresponden a la luna nueva
Las Nonas al cuarto creciente
Los Idus a la luna llena.
Pero el hecho de que los meses se midieran según el ciclo lunar y el año según el sol produjo un desfase, ya que el año romano sólo tenía 355 días y la rotación de la Tierra dura 365 días y un cuarto. César en el año 46 a. C. encargó a Sosígenes, un conocido astrónomo de Alejandría, la reforma del Calendario. Se sumó un día a los meses que tenían 29 y, para sumar el cuarto de día, se añadió cada cuatro años un día al mes más corto, a Febrero. Este día duplicado fue el día 24 de Febrero, es decir el diem sextum ante Kalendas Martias, que al repetirse se llamó bis sextum, de donde viene «bisiesto».
En la época de la República y principios del Imperio el calendario romano desconocía la división del mes en semanas, aunque sí poseía las llamadas nundinae (de novem: nueve y dies: días), porque cada nueve días descansaban e intercalaban un día de mercado. Fue entrado ya el Imperio, en el siglo II, cuando apareció la semana de siete días: septimana (de septem: siete y manus: mano o puñado) que es la que tenemos actualmente.
La septimana era la semana de siete días, cada uno de los cuales estaba consagrado a una divinidad. El primero y el último estaban dedicados a la Luna y al Sol y los cinco restantes a dioses cuyo nombre lo llevan también los planetas conocidos desde antiguo: Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno.
Lunes => Lunae dies: el día de la Luna.
Martes => Martis dies: el día de Marte.
Miércoles => Mercuri dies: el día de Mercurio.
Jueves => lovis dies: el día de Júpiter o love.
Viernes => Veneris dies: el día de,Venus.
Sábado => Saturni dies: el día de Saturno. Este era su nombre en Roma, hasta que por influencia del cristianismo se cambió por Sab-batum, es decir, el Sabbath o día de descanso entre los judíos.
Domingo => Solis dies :el día del Sol. Nombre que se cambió igualmente por dies Dominicas, día del Señor.
Recuerda que en otras lenguas romances se mantiene los correspondientes nombres de los días de la semana, derivados igualmente de estos nombres romanos. Es más, en lenguas no romances, como el inglés, el lunes (Monday) está también dedicado a la Luna (Moon), el sábado (Saturday) a Saturno (Saturn) y el domingo (Sunday) al Sol (San). Además el jueves es Thursday el día de Thorn, el dios del trueno en la mitología germánica, comparable a Júpiter (Zeus) dios del trueno y el rayo.
El día estaba compuesto de horas sin duración fija, ya que llamaban día (de la raíz din: luz) al tiempo comprendido entre la salida y la puesta del Sol. Este espacio de tiempo lo dividían en 12 horae de mayor o menor duración según la estación del año. Los días en invierno, por ejemplo, son más cortos que en verano.
Llamaban hora prima a la hora de salida del Sol, y así sucesivamente, secunda. tertia. quarta, quinta, sexta, séptima, octava, nona, decima, undécima y hora duodécima a la de la puesta del Sol. A la hora sexta solían descansar o dormir un rato y de ahí viene nuestra siesta.
La hora séptima coincidía siempre con la mitad del día (meridies). por eso a las horas de la mañana se les llama ante meridiem: horas antes del mediodía; y a las de la tarde post meridiem: horas después del mediodía.
La noche la dividían sólo en cuatro partes llamadas vigiliae, nombre tomado del lenguaje militar, de las cuatro guardias o vigilias que hacían los soldados.
Así pues las horas no eran de sesenta minutos, sino de duración variable pero los romanos conocían el reloj de sol, horologium, tomado de los griegos en el siglo II d.C. y el reloj de agua o clepsydra para poder medir el tiempo también de noche o sin el sol.
1. Amplia esta imagen de un mes y realiza los siguientes ejercicios:
Pon el nombre del mes en latín.
Pon el año en números romanos
Señala las tres fechas fijas dentro de cada mes romano.
Escoge al azar otros cinco días e identifícalos a la manera romana.
2. Amplia esta foto y escoge al azar cinco días del año. Identifícalos como buen romano.
3. Contesta a las siguientes preguntas en tu cuaderno, incluyendo el enunciado:
¿Por que llamamos siesta al rato de descanso después de comer?
¿Por qué llamamos bisiesto a los años que tienen un día más, el 29 de febrero?
¿En que se basaban los romanos para medir un mes?
¿Cuáles son las fechas fijas en las que se divide el mes y a que días corresponden y con qué?
¿Cuantos meses tenía el primitivo calendario romano’ Explica cómo se fue modificando.