Lengua y Literatura 4to. 2da.

CÓDIGO DE LA CLASE # 2021: jnec5cl


CÓDIGO DE LA CLASE # 2020: x4jkc5u

PROGRAMA 4º 2ª 2020.docx


TRABAJO PRÁCTICO Nº 1 "Movimientos Literarios": A partir del material entregado en clase y el video sobre Movimiento Literarios confecciona un cuadro de doble entrada que contenga los diferentes períodos literarios, sus características principales, obras y autores.

Movimientos Literarios

Distinta etapas por las que ha evolucionado la literatura. Suele tomarse la siguiente clasificación cronológica:

Clasicismo

Medieval

Renacimiento

Barroco

Neoclasicismo

Romanticismo

Realismo

Modernismo

Generación del 98

Vanguardismo

Generación del 27

Posvanguardismo

Surrealismo

Clasicismo: movimiento global que surgió del siglo V a.C. al V d.C., que se caracteriza por la búsqueda constante de la perfección en los aspectos físicos del hombre. Este movimiento se centra fundamentalmente en la antigua Grecia y en el Imperio Romano y se caracteriza por buscar la armonía y el equilibrio entre el fondo y la forma.

Obras clásicas inolvidables son La Ilíada y La Odisea de Homero o La Eneida de Virgilio; incluimos también la poesía de Virgilio o las obras dramáticas de Sófocles.

Medieval: se produce entre el siglo V y el XV, centrado principalmente en Europa tras la fragmentación del Imperio Romano. No sólo es importante la literatura que se creó entonces, sino lo que supuso a nivel histórico puesto que dio lugares a las diferentes lenguas romances que han llegado a nuestros días. Temas literarios del medievo. Dado que la literatura medieval comprende una gran temporalidad no podemos hacer una definición sin caer en ciertas generalizaciones. Teniendo esto en cuenta, podemos decir que la literatura medieval está centrada en lo teológico y la gran productividad literaria se debe a que la clase intelectual de esta época está situada mayormente en el clero. A su vez, es importante reseñar el tema del amor cortés que destacó en el siglo XI, donde más que propagarse a través de la lengua escrita eran los trovadores quienes llevaban estas letras en forma de canciones de ciudad en ciudad. De esta manera, también se fueron afianzando las diferentes lenguas romances como el catalán y el gallego entre otras. Fundamental tener en cuenta los poemas épicos donde se describían las gestas de las batallas y la vida de sus valientes soldados que combatían con ardor. Es imposible olvidar el efecto que causó el Cantar de Mío Cid en aquel entonces, convirtiéndose en una figura legendaria.

La literatura medieval se divide en tres períodos diferentes: Alta Edad Media, Baja Edad Media y el declive de la Edad Media. La Alta Edad Media es el período de tiempo que va desde el siglo V al X, y durante estos siglos, el movimiento literario medieval es considerado el más importante para el periodo. Es decir, las notas medievales ya se han consolidado y aunque se vayan presentando novedades, la línea general se mantiene. Hay que recordar también que la mayoría de los movimientos literarios surgen en Europa primero, y hasta años más tarde, estos movimientos no llegan a España. Generalmente, la cultura que impulsa estos cambios, digamos la cabecilla más importante en la que todos se fijan y a la que todos siguen, es la cultura italiana. De hecho, cuando se estudia la literatura, ya sea a nivel académico general o más en profundidad, se habla del movimiento italinizante, que no se trata de más que de la influencia que ejercía la cultura italiana en literatura e idiomas sobre el resto de países, culturas y lenguas.

Baja Edad Media comprende el período que va desde el siglo XI al siglo XIV, cuatro siglos en los que se intenta continuar con el movimiento, pero el interés por el medievo está decreciendo, introduciéndose nuevas inspiraciones que ya veremos más adelante.

El Declive de la Edad Media, por último, comprende un solo siglo, considerado un siglo de transición, que es cuando el Renacimiento está a punto de surgir para dar de lado a todo lo que implica este movimiento literario. Este siglo de transición tenemos que pensarlo como un espacio de tiempo en el que se va dejando de lado el pasado medievo para ir abrazando, poco a poco, las innovaciones que van surgiendo en toda la literatura y el arte. A su vez, para entender este cambio de movimiento literario, es importante tener en cuenta que los intereses de la sociedad van cambiando y los autores también se ven influenciados por ellos.

Autores literarios del Medievo Obras fundamentales de la época medieval son por ejemplo El cantar de los Nibelungos, La canción de Roldán y el Mío Cid, todos ellos en verso y anónimos. En prosa merecen mención aparte el Arcipreste de Hita con el Libro de buen amor y D. Juan Manuel, sobrino de Alfonso X el Sabio, que escribió la famosa obras El Conde Lucanor.

Renacimiento: es uno de los movimientos culturales más importantes y más reconocidos a nivel internacional. Surgió durante los siglos XV-XVI en Italia, desde donde se propagaría su influencia por toda Europa.Este movimiento se caracterizó por el auge de las artes y la importancia central que toma el hombre, lo que derivó en una concepción novedosa acerca del mismo y del mundo. Es una ruptura completa aunque gradual con la “oscuridad” del medievo, rompiendo lo estructural para valorar el humanismo y el naturalismo.Uno de los grandes hitos históricos que suceden durante este período es la invención de la imprenta en el siglo XV, lo que determinó que la literatura estuviera al alcance de muchas más personas. A su vez, este hecho también promovió y propulsó la aparición de las primeras asociaciones de lenguas para el cuidado de la ortografía y la gramática.Hay muchas obras que destacar, puesto que en España comienza una de las etapas más ricas en literatura:

Poesía: Garcilaso de la Vega, Santa Teresa de Jesús, Fray Luis de León, entre otros. A nivel internacional destacaremos a Dante con La divina comedia.

Prosa: Miguel de Cervantes, el escritor español más reconocido*, y destacar el género de la picaresca que se inicia con la publicación del Lazarillo de Tormes.

Teatro: William Shakespeare o Fernando de Rojas con La Celestina.

*Cervantes está considerado como un autor difícil de encasillar, puesto que hay quien habla de él como autor del Renacimiento mientras que otros lo atribuyen al Barroco.

Barroco: es un movimiento que se origina en el siglo XVII continúa hasta principios del XVIII, en función de cada país, lo que muchos definieron como una extensión del Renacimiento. Este movimiento surge en un momento de grandes disputas religiosas y políticas, donde se pone en juego los estados absolutistas frente a los burgueses que comienzan a dar los primeros pasos hacia el capitalismo.Normalmente, se suele describir este movimiento como una visión negativa del mundo debido a las diferentes crisis que se estaban dando lugar a gran escala. Deciros que comenzó en Europa Occidental pero se extendió a diferentes zonas de Latinoamérica debido al colonialismo.

Durante este período, en los textos se plasma sobre todo el sentimiento de pérdida de fe, de negatividad, de dramatismo que juega en algunas ocasiones con el suicidio y la tortura, una vida atormentada por unos sentimientos idealizados que jamás serán correspondidos. La política absolutista tendrá mucho que ver con las influencias a los que se ven sometidos los autores, pues predomina el sentimiento de desengaño que vivió la sociedad de la época.Características literarias del BarrocoTodo lo mencionado anteriormente es fundamental tenerlo en cuenta para poder entender la literatura barroca, la gran desesperanza que encontramos en los escritos. También mencionar que el tipo de escritura es más recargada que en los movimientos anteriores, encontrando figuras retóricas como la metáfora o la alegoría.

Los géneros que más se desarrollaron fueron la poesía bucólica, el teatro y la novela utópica. No fue un movimiento literario globalizado si no que se originó e impartió en diferentes escuelas que ofrecían su propia visión del Barroco, lejos de ser un impedimento para el mundo literario, esto originó que se fuera abandonando el latín a favor de las lenguas vernáculas.

El Barroco en España, Siglo de Oro El siglo de Oro español es una de las épocas literarias más importantes, en el que la calidad de la literatura es sublime. La literatura se convierte en un vehículo de exaltación a la vida desde el saber que la muerte sobrevuela al ser humano desde la primera vez que respira.La temática de esta literatura se ciñe al poder, tanto en lo político exaltando la figura del monarca como un ser escogido por la divinidad, como en lo religioso puesto que la iglesia es la única que puede ofrecer la redención al ser humano. Aún así, también nos encontraremos otro tipo de literatura encaminada a ofrecer una evasión de los acontecimientos del momento.

En España hubo dos escuelas enfrentadas en la lírica: el Culteranismo, que pretende crear belleza por medio de la forma y cuyo representante fundamental fue Luis de Góngora, y el Conceptismo, que se preocupa por el contenido, utilizando conceptos más profundos. Los principales exponentes del Conceptismo son Quevedo y Gracián.

Autores del BarrocoAdemás de los autores mencionados anteriormente, os recomiendo que leáis este artículo donde nos adentramos con profundidad en los diferentes autores y sus obras literarias:

Neoclasicismo:Movimiento surgido en el siglo XVIII que representa la vuelta a los valores clásicos griego u romanos, en busca de su equilibrio y serenidad. Es decir, es un movimiento que rechaza los valores estéticos anteriores pero con una duración limitada en el tiempo.El Neoclasicismo es La Ilustración, también conocido como el Siglo de las Luces. Este movimiento literario se caracteriza por el culto a la razón, lo que genera un rechazo hacia lo religioso y un auge del estudio de las ciencias, desde el naturalismo hasta el desarrollo del mundo científico. Todo este movimiento tiene como fin la búsqueda de la felicidad, la cual consideran que sólo se puede conseguir a través de la cultura.

La situación social de esta época favorece que haya muchos más lectores, lo que cambia la figura del escritor como alguien profesional.

En cuanto a la estética de este movimiento literario se deja lo sobrecargado para buscar la armonía y el equilibrio pero sin dejar a un lado las normas. Este interés por la felicidad y la emoción en lo humano ha hecho que muchos también relacionaran este movimiento con el “Prerromanticismo”.

Obras literaturas del NeoclasicismoLos autores más relevantes del neoclasicismo español son:

Prosa: Fray Benito Jerónimo Feijoo (obras como Teatro crítico universal o Cartas Eruditas y curiosas), Gaspar Melchor de Jovellanos (obras como Informe en el expediente de la Ley Agraria, Canto para los astures contra los franceses, etc.) y José Cadalso (obras como Ocios de mi juventud, Don Sancho García, conde de Castilla, Los eruditos a la violeta o las Cartas marruecas).Teatro: Leandro Fernandez de Moratín (El sí de las niñas, El viejo y la niña, La comedia nueva o El café, etc.), Ramón de la Cruz (La pradera de San Isidro, El Prado por la tarde, El Rastro por la mañana, etc.)

Lírica: Juan Meléndez Valdés, Nicolás Fernández de Moratín, Tomás de Iriarte, Ramón de la Cruz y Félix María Samaniego.

Movimientos literarios: Romanticismo El Romanticismo surge en la primera mitad del siglo XIX y nace como la contraposición de la Ilustración, dejando a un lado la razón para dar prioridad a los sentimientos. No hay una descripción básica de este movimiento más allá de lo mencionado pues en cada país se vive de una manera diferente la belleza, la naturaleza y la vida en sí misma.

En esta época, las leyendas comienzan a tener un gran auge dentro del mundo de la literatura, al igual que las autobiografías, la novela histórica y las novelas de terror. A su vez, también se comienza a crear las novelas por entregas o folletines.

En España tardó en afianzarse debido al régimen político del momento, Fernando VII absolutista. Tenéis toda la información sobre este movimiento en España, a nivel estético y las características del mismo en este artículo:

EL ROMANTICISMO LITERARIO ESPAÑOL: Autores del romanticismo literario Algunos de los autores más importantes del romanticismo literario son:

Gustavo Adolfo Bécquer, quien escribió tanto leyendas como poesías muy reconocidas a nivel actual. Obras como Rimas y leyendas, Cartas literarias a una mujer, La cruz del valle, etc.

Mariano José de Larra es periodista, crítico satírico y escritor costumbrista que escribía con seudónimos como Fígaro, Duende, Bachiller y El Pobrecito Hablador. Entre sus obras podemos destacar como El conde Fernán González y la exención de Castilla, El doncel de don Enrique el Doliente y Macías.

Rosalía de Castro escribió tanto en castellano como en gallego, potenciando la fuerza de esta lengua a nivel estatal. Obras como Cantares gallegos, Follas novas o En las orillas del Sar.

José de Espronceda quien se le describe como el poeta más representativo del romanticismo, con obras como Sancho Saldaña o el castellano de Cuéllar, El pastor Clasiquino, El Diablo Mundo, entre otros.

José Zorrilla, dramaturgo español que escribió la famosa obra de Don Juan Tenorio.

Duque de Rivas escribió la obra teatral Don Álvaro o la fuerza del sino.

Realismo:Un movimiento que define la segunda mitad del Siglo XIX y que supone el acercamiento de la literatura a la realidad social, siendo el decaimiento de las ideas románticas anteriormente descritas.Este movimiento que surge en Francia, es la irrupción de los escenarios cercanos al lector tratando temas de su vida diaria o sus preocupaciones, todo ello en un lenguaje popular que permite el acceso de todo lector. A su vez, el escritor deja la exaltación de lo romántico por el análisis y la crítica, manteniendo una visión objetiva de aquello que describen.En España, se une un corriente del Realismo y Naturalismo, donde destacan autores como Benito Pérez Galdós, Emilia Pardo Bazán y Blasco Ibáñez.

La novela va a ser uno de los géneros más desarrollados y en él destacan autores, además de los mencionados, como: Juan Valera, José María de Pereda, Pedro Antonio de Alarcón, Luis Coloma, Leopoldo Alas (Clarín), Armando Palacio Valdés, entre otros.En poesía destacan Ramón de Campoamor y Gaspar Núñez de Arce, entre otros autores relevantes.En teatro no podemos dejar de mencionar a José Echegaray junto con Manuel Tamayo y Baus, entre otros.Algunas obras importantes de este periodo con: Rojo y negro de Stendhal y Crimen y castigo de Feidor Dostoievsky.

Modernismo: Surge a finales del siglo XIX y principios del XX, en España concretamente entre los años 1880 a 1920. El género más representativo de este movimiento es la poesía, donde se busca lo natural como la clave fundamental para resaltar las creaciones. Pero siempre con unos tintes de rebeldía y narcisismo que generan una nueva estética en la métrica.

Este movimiento es una muestra del estado de una sociedad desencantada con la realidad cotidiana, una búsqueda completa de la belleza mediante la idealización del amor y la mujer, con tintes eróticos pero también se suele utilizar un tono melancólico aunque lleno de vitalidad. Volvemos a ver un intento de escape del día a día a través de la belleza de la literatura.

Autores del ModernismoEste movimiento literario tiene su cuna en Latinoamérica donde hay grandes obras y autores como Azul de Rubén Darío y El Ismaelito de José Martí.

En España hay que destacar a autores como Tomás Morales Castellano, Alberto Álvarez de Cienfuegos, Ricardo Gil, Eduardo Marquina, Manuel Reina Montilla, Salvador Rueda, Saulo Torón Navarro, Alonso Quesada y Francisco Villaespesa.

Generación del 98:se inicia en el año 1898, se le llama Generación porque engloba a un grupo de escritores, poetas y ensayistas españoles que vivieron las consecuencias de la una crisis a todos los niveles durante esta época debido a las derrotas militares del país en estas fechas.

Lo que les une es ese descontento político que se encuentra en su literatura, donde también vemos un auge del existencialismo donde se intenta responder a preguntas tan profundas como qué es el hombre, uno mismo y cuál es realmente su destino. Abunda la crítica en todas las versiones literarias y siempre se usa un lenguaje llano que pueda alcanzar a toda la población.

A esta generación pertenecen escritores como Miguel de Unamuno con Tres novelas ejemplares y un prólogo, Pío Baroja con Camino de Perfección, Antonio Machado con la obra Poesía, Ángel Ganivet con su obra España filosófica contemporánea, Valle-Inclán con una producción literaria sorprendente como Sonata de primavera, Jacinto Benavente, Carlos Arniches, Vicente Blasco Ibáñez con obras como Fantasías Leyendas y tradiciones, Gabriel y Galán, Manuel Gómez-Moreno, Miguel Asín Palacios, Serafín Álvarez Quintero, Azorín, Joaquín Álvarez Quintero, Ramiro de Maeztu, Manuel Machado con su obra Tristes y alegres y Francisco Villaespesa.

Vanguardismo:Surge en primera mitad del siglo XX. Los grupos de Vanguardia surgieron como un intento de transformación de la literatura, negando el pasado y primando la originalidad por encima incluso de la realidad. Podría decirse que es una ruptura con todo lo anterior para primar la búsqueda de lo genuino.

En cuanto a la poesía, cambian la estructura de los poemas para ofrecer una métrica que genera sorpresa y resulta novedosa. Utilizan recursos expresivos que van desde la imagen al uso de metáforas y rompen con la formalidad de los versos, con la lógica, para dejarse llevar por el azar.

Autores del vanguardismoAlgunas obras importantes son Manifiesto surrealista de André Breton y Luna Park de Luis Cardoza y Aragón.

Imposible olvidarnos de Pablo Neruda Veinte poemas de amor y una canción desesperada (entre otros), Octavio Paz, César Vallejo, Vicente Huidobro, Gonzalo Arange, Roberto Bolaño.

Generación del 27: surge sobre el año 1927, en una España que está a las puertas del desencadenamiento de la Guerra Civil Española.Esto va a ser determinante en la temática y la vida de cada uno de los escritores que forman parte de ella y que podéis ver en el artículo que hemos preparado en profundidad:

Posvanguardismo: Movimiento de mediados del siglo XX que está influenciado por las teorías marxistas, rechaza el idealismo vanguardista y busca volver a la realidad.

Uno de los elementos más llamativos es que la estética deja de tener tanto valor y todo el peso cae en el contenido, siendo poco importantes la rima o la métrica. Por tanto, el contenido de las poesías del posvanguardismo son un intento de cambiar la realidad, de promover un acto y el tema de sus versos es la misma vida cotidiana.

Son autores que tienen una conciencia social muy marcada y que utilizan sus escritos como una crítica del entorno, aunque suelen hacerlo con humor y a veces una visión pesimista de los resultados.

Es importante conocer que dentro de este movimiento hay quien diferencia otras manifestaciones como el creacionismo, dadaísmo y ultraísmo.

Autores del Posvanguardismo Obras características son Antipoesía de Nicanor Parra, José Luis Borges con El son eterno y Epigramas de Ernesto Cardenal.

Surrealismo: surge después del dadaísmo (plantea la destrucción del arte) que anteriormente mencionábamos, en el siglo XX, que llegó a influenciar en todas las artes. Todo el mundo conoce autores como Salvador Dalí o Joan Miró como dos de los representantes internacionales de este movimiento en la pintura; también destacar el papel de Luis Buñuel en el cine, dejando obras muy llamativas.Este movimiento se define por una sensación de libertad mientras uno escribe, dejando que la escritura nazca como algo automático o lo que podríamos caracterizar de preconsciente, ya que durante estos años es cuando también surge el psicoanálisis, el cuál hará mella en este movimiento cultural.

Después se hablará del superrealismo que define un boom literario en Hispanoamérica donde destacan autores como Gabriel García Márquez con su obra Cien años de soledad. Este movimiento destacaría por el interés de plasmar los hechos sociales desde un diálogo interior de los personajes.Autores del surrealismo

En España, algunos poetas de la Generación del 27 mostraron interés por este movimiento que se sentían atraídos por la expresividad de sus formas métricas. Siendo así el caso de la obra La flor de Californía de Hinojosa, Un río, un amor y Los placeres prohibidos de Luis Cernuda, Sobre los ángeles y en Sermones y moradas de Rafael Alberti o en Poeta en Nueva York de Federico García Lorca.

También Aleixandre se definió como superrealista aunque diferenciándose en cuanto a la escritura automática.

En Hispanoamérica nos encontramos con otros poetas como Braulio Arenas, César Moro, Xavier Abril y Emilio Adolfo Westphalen, Pablo Neruda también subo sus roces con el surrealismo, Gonzalo Rojas, Julio Cortázar y Alejandra Pizarnik.

TRABAJO PRÁCTICO Nº 2 "Literatura Medieval"

1- Observa el video de Les Luthiers. Menciona los personajes de la Edad Media que se mencionan en este video. Describe sus características y diferencialos.

2- Observa el video de "Literatura de la Edad Media" y luego menciona las características generales de la literatura de la Edad Media.

3-¿Cómo se encuentra dividida la Edad Media? Explica sus características.

4- Confecciona un mapa de los géneros literarios básicos de la literatura española en la Edad Media .

5-Realiza una trama conceptual con los géneros literarios básicos de literatura española medieval.

TRABAJO PRÁCTICO Nº 3: "Cantar de Mio Cid" - (Primer Cantar)

Menciona brevemente las características del "Cantar de Mio Cid" y luego responde:

1. ¿Cuántos días tuvo el Cid de plazo para salir de Vivar?

2. ¿Cómo se sentía el Cid cuando abandonó sus tierras?

3. ¿Qué le dijo la niña al Cid y qué edad tenía?

4. ¿Cómo se llamaba el cumplido del Cid y que le dio el Cid?

5. ¿Cuál fue el plan del Cid para conseguir dinero?

6. ¿Que versión les dio Martín Antolinez a los judíos burgaleses?

7. ¿Cómo se llamaba la esposa del Cid y dónde se encontraba?

8. ¿Cuál fue el sueño del Cid en su última noche en Castilla?

9. ¿Cómo fue la despedida del Cid, esposa e hijas?

10. ¿Que ganó el Cid en esta batalla?

11. ¿Cuántos caballeros se unieron al Cid?

12. ¿Cuál fue el ardid que ideó el Cid para conquistar Alcocer?

13. ¿Cuál fue el botín que encontraron en el campamento de los moros?

14. ¿Qué regalo le envió el Cid al rey Alfonso?

15. ¿A quién y por cuánto vendió a Alcocer?

16. ¿A quién perdonó el rey y por qué no perdonó al Cid?

17. ¿Qué espada le ganó el Cid al Conde de Barcelona y qué valor tenía?


Aquí puedes encontrar el Primer Cantar: http://ciudadseva.com/autor/anonimo-cantar-de-mio-cid/poemas/


TRABAJO PRÁCTICO Nº 4: "El Conde de Lucanor" -

A partir de la lectura de los dos cuentos del Conde de Lucanor menciona cómo se observa la finalidad didáctica en cada uno de ellos. Menciona ejemplos. Relaciona con las características propias del género.


Cuento I

Lo que sucedió a un rey y a un ministro suyo

Una vez estaba hablando apartadamente el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, y le dijo:

-Patronio, un hombre ilustre, poderoso y rico, no hace mucho me dijo de modo confidencial que, como ha tenido algunos problemas en sus tierras, le gustaría abandonarlas para no regresar jamás, y, como me profesa gran cariño y confianza, me querría dejar todas sus posesiones, unas vendidas y otras a mi cuidado. Este deseo me parece honroso y útil para mí, pero antes quisiera saber qué me aconsejáis en este asunto.

-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, bien sé que mi consejo no os hace mucha falta, pero, como confiáis en mí, debo deciros que ese que se llama vuestro amigo lo ha dicho todo para probaros y me parece que os ha sucedido con él como le ocurrió a un rey con un ministro.

El Conde Lucanor le pidió que le contara lo ocurrido.

-Señor -dijo Patronio-, había un rey que tenía un ministro en quien confiaba mucho. Como a los hombres afortunados la gente siempre los envidia, así ocurrió con él, pues los demás privados, recelosos de su influencia sobre el rey, buscaron la forma de hacerle caer en desgracia con su señor. Lo acusaron repetidas veces ante el rey, aunque no consiguieron que el monarca le retirara su confianza, dudara de su lealtad o prescindiera de sus servicios. Cuando vieron la inutilidad de sus acusaciones, dijeron al rey que aquel ministro maquinaba su muerte para que su hijo menor subiera al trono y, cuando él tuviera la tutela del infante, se haría con todo el poder proclamándose señor de aquellos reinos. Aunque hasta entonces no habían conseguido levantar sospecha en el ánimo del rey, ante estas murmuraciones el monarca empezó a recelar de él; pues en los asuntos más importantes no es juicioso esperar que se cumplan, sino prevenirlos cuando aún tienen remedio. Por ello, desde que el rey concibió dudas de su privado, andaba receloso, aunque no quiso hacer nada contra él hasta estar seguro de la verdad.

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»Quienes urdían la caída del privado real aconsejaron al monarca el modo de probar sus intenciones y demostrar así que era cierto cuanto se decía de él. Para ello expusieron al rey un medio muy ingenioso que os contaré en seguida. El rey resolvió hacerlo y lo puso en práctica, siguiendo los consejos de los demás ministros.

»Pasados unos días, mientras conversaba con su privado, le dijo entre otras cosas que estaba cansado de la vida de este mundo, pues le parecía que todo era vanidad. En aquella ocasión no le dijo nada más. A los pocos días de esto, hablando otra vez con aquel ministro, volvió el rey sobre el mismo tema, insistiendo en la vaciedad de la vida que llevaba y de cuanto boato rodeaba su existencia. Esto se lo dijo tantas veces y de tantas maneras que el ministro creyó que el rey estaba desengañado de las vanidades del mundo y que no le satisfacían ni las riquezas ni los placeres en que vivía. El rey, cuando vio que a su privado le había convencido, le dijo un día que estaba decidido a alejarse de las glorias del mundo y quería marcharse a un lugar recóndito donde nadie lo conociera para hacer allí penitencia por sus pecados. Recordó al ministro que de esta forma pensaba lograr el perdón de Dios y ganar la gloria del Paraíso.

»Cuando el privado oyó decir esto a su rey, pretendió disuadirlo con numerosos argumentos para que no lo hiciera. Por ello, le dijo al monarca que, si se retiraba al desierto, ofendería a Dios, pues abandonaría a cuantos vasallos y gentes vivían en su reino, hasta ahora gobernados en paz y en justicia, y que, al ausentarse él, habría desórdenes y guerras civiles, en las que Dios sería ofendido y la tierra destruida. También le dijo que, aunque no dejara de cumplir su deseo por esto, debía seguir en el trono por su mujer y por su hijo, muy pequeño, que correrían mucho peligro tanto en sus bienes como en sus propias vidas.

»A esto respondió el rey que, antes de partir, ya había dispuesto la forma en que el reino quedase bien gobernado y su esposa, la reina, y su hijo, el infante, a salvo de cualquier peligro. Todo se haría de esta manera: puesto que a él lo había criado en palacio y lo había colmado de honores, estando siempre satisfecho de su lealtad y de sus servicios, por lo que confiaba en él más que en ninguno de sus privados y consejeros, le encomendaría la protección de la reina y del infante y le entregaría todos los fuertes y bastiones del reino, para que nadie pudiera levantarse contra el heredero. De esta manera, si volvía al cabo de un tiempo, el rey estaba seguro de -35- encontrar en paz y en orden cuanto le iba a entregar. Sin embargo, si muriera, también sabía que serviría muy bien a la reina, su esposa, y que educaría en la justicia al príncipe, a la vez que mantendría en paz el reino hasta que su hijo tuviera la edad de ser proclamado rey. Por todo esto, dijo al ministro, el reino quedaría en paz y él podría hacer vida retirada.

»Al oír el privado que el rey le quería encomendar su reino y entregarle la tutela del infante, se puso muy contento, aunque no dio muestras de ello, pues pensó que ahora tendría en sus manos todo el poder, por lo que podría obrar como quisiere.

»Este ministro tenía en su casa, como cautivo, a un hombre muy sabio y gran filósofo, a quien consultaba cuantos asuntos había de resolver en la corte y cuyos consejos siempre seguía, pues eran muy profundos.

»Cuando el privado se partió del rey, se dirigió a su casa y le contó al sabio cautivo cuanto el monarca le había dicho, entre manifestaciones de alegría y contento por su buena suerte ya que el rey le iba a entregar todo el reino, todo el poder y la tutela del infante heredero.

»Al escuchar el filósofo que estaba cautivo el relato de su señor, comprendió que este había cometido un grave error, pues sin duda el rey había descubierto que el ministro ambicionaba el poder sobre el reino y sobre el príncipe. Entonces comenzó a reprender severamente a su señor diciéndole que su vida y hacienda corrían grave peligro, pues cuanto el rey le había dicho no era sino para probar las acusaciones que algunos habían levantado contra él y no por que pensara hacer vida retirada y de penitencia. En definitiva, su rey había querido probar su lealtad y, si viera que se alegraba de alzarse con todo el poder, su vida correría gravísimos riesgos.

»Cuando el privado del rey escuchó las razones de su cautivo, sintió gran pesar, porque comprendió que todo había sido preparado como este decía. El sabio, que lo vio tan acongojado, le aconsejó un medio para evitar el peligro que lo amenazaba.

»Siguiendo sus consejos, el privado, aquella misma noche, se hizo rapar la cabeza y cortar la barba, se vistió con una túnica muy tosca y casi hecha jirones, como las que llevan los mendigos que piden en las romerías, cogió un bordón y se calzó unos zapatos rotos aunque bien clavados, y cosió en los pliegues de sus andrajos una gran cantidad de doblas de oro. Antes del amanecer encaminó sus pasos a palacio y pidió al guardia de la puerta que dijese al rey que se levantase, para que ambos pudieran abandonar el reino -36- antes de que la gente despertara, pues él ya lo estaba esperando; le pidió también que todo se lo dijera sin ser oído por nadie. El guardia, cuando así vio al privado del rey, quedó muy asombrado, pero fue a la cámara real y dio el mensaje al rey, que también se asombró mucho e hizo pasar a su privado.

»El rey, al ver con aquellos harapos a su ministro, le preguntó por qué iba vestido así. Contestó el privado que, puesto que el rey le había expresado su intención de irse al desierto y como seguía dispuesto a hacerlo, él, que era su privado, no quería olvidar cuantos favores le debía, sino que, al igual que había compartido los honores y los bienes de su rey, así, ahora que él marchaba a otras tierras para llevar vida de penitencia, querría él seguirlo para compartirla con su señor. Añadió el ministro que, si al rey no le dolían ni su mujer, ni su hijo, ni su reino, ni cuantos bienes dejaba, no había motivo para que él sintiese mayor apego, por lo cual partiría con él y le serviría siempre, sin que nadie lo notara. Finalmente le dijo que llevaba tanto dinero cosido a su ropa que nunca habría de faltarles nada en toda su vida y que, pues habían de partir, sería mejor hacerlo antes de que pudiesen ser reconocidos.

»Cuando el rey oyó decir esto a su privado, pensó que actuaba así por su lealtad y se lo agradeció mucho, contándole cómo lo envidiaban los otros privados, que estuvieron a punto de engañarlo, y cómo él se decidió aprobar su fidelidad. Así fue como el ministro estuvo a punto de ser engañado por su ambición, pero Dios quiso protegerlo por medio del consejo que le dio aquel sabio cautivo en su casa.

»Vos, señor conde, es preciso que evitéis caer en el engaño de quien se dice amigo vuestro, pero ciertamente lo que os propuso sólo es para probaros y no porque piense hacerlo. Por eso os convendrá hablar con él, para que le demostréis que sólo buscáis su honra y provecho, sin sentir ambición ni deseo de sus bienes, pues la amistad no puede durar mucho cuando se ambicionan las riquezas de un amigo.

El conde vio que Patronio le había aconsejado muy bien, obró según sus recomendaciones y le fue muy provechoso hacerlo así.

Y, viendo don Juan que este cuento era bueno, lo mandó escribir en este libro e hizo estos versos que condensan toda su moraleja:


No penséis ni creáis que por un amigo

hacen algo los hombres que les sea un peligro.


También hizo otros que dicen así:


Con la ayuda de Dios y con buen consejo,

sale el hombre de angustias y cumple su deseo.


Cuento II

Lo que sucedió a un hombre bueno con su hijo



Otra vez, hablando el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, le dijo que estaba muy preocupado por algo que quería hacer, pues, si acaso lo hiciera, muchas personas encontrarían motivo para criticárselo; pero, si dejara de hacerlo, creía él mismo que también se lo podrían censurar con razón. Contó a Patronio de qué se trataba y le rogó que le aconsejase en este asunto.

-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, ciertamente sé que encontraréis a muchos que podrían aconsejaros mejor que yo y, como Dios os hizo de buen entendimiento, mi consejo no os hará mucha falta; pero, como me lo habéis pedido, os diré lo que pienso de este asunto. Señor Conde Lucanor -continuó Patronio-, me gustaría mucho que pensarais en la historia de lo que ocurrió a un hombre bueno con su hijo.

El conde le pidió que le contase lo que les había pasado, y así dijo Patronio:

-Señor, sucedió que un buen hombre tenía un hijo que, aunque de pocos años, era de muy fino entendimiento. Cada vez que el padre quería hacer alguna cosa, el hijo le señalaba todos sus inconvenientes y, como hay pocas cosas que no los tengan, de esta manera le impedía llevar acabo algunos proyectos que eran buenos para su hacienda. Vos, señor conde, habéis de saber que, cuanto más agudo entendimiento tienen los jóvenes, más inclinados están a confundirse en sus negocios, pues saben cómo comenzarlos, pero no saben cómo los han de terminar, y así se equivocan con gran daño para ellos, si no hay quien los guíe. Pues bien, aquel mozo, por la sutileza de entendimiento y, al mismo tiempo, por su poca experiencia, abrumaba a su padre en muchas cosas de las que hacía. Y cuando el padre hubo soportado largo tiempo este género de vida con su hijo, que le molestaba constantemente con sus observaciones, acordó actuar como os contaré para evitar más perjuicios a su hacienda, por las cosas que no podía hacer y, sobre todo, para aconsejar y mostrar a su hijo cómo debía obrar en futuras empresas.

»Este buen hombre y su hijo eran labradores y vivían cerca de una villa. -38- Un día de mercado dijo el padre que irían los dos allí para comprar algunas cosas que necesitaban, y acordaron llevar una bestia para traer la carga. Y camino del mercado, yendo los dos a pie y la bestia sin carga alguna, se encontraron con unos hombres que ya volvían. Cuando, después de los saludos habituales, se separaron unos de otros, los que volvían empezaron a decir entre ellos que no les parecían muy juiciosos ni el padre ni el hijo, pues los dos caminaban a pie mientras la bestia iba sin peso alguno. El buen hombre, al oírlo, preguntó a su hijo qué le parecía lo que habían dicho aquellos hombres, contestándole el hijo que era verdad, porque, al ir el animal sin carga, no era muy sensato que ellos dos fueran a pie. Entonces el padre mandó a su hijo que subiese en la cabalgadura.

»Así continuaron su camino hasta que se encontraron con otros hombres, los cuales, cuando se hubieron alejado un poco, empezaron a comentar la equivocación del padre, que, siendo anciano y viejo, iba a pie, mientras el mozo, que podría caminar sin fatigarse, iba a lomos del animal. De nuevo preguntó el buen hombre a su hijo qué pensaba sobre lo que habían dicho, y este le contestó que parecían tener razón. Entonces el padre mandó a su hijo bajar de la bestia y se acomodó él sobre el animal.

»Al poco rato se encontraron con otros que criticaron la dureza del padre, pues él, que estaba acostumbrado a los más duros trabajos, iba cabalgando, mientras que el joven, que aún no estaba acostumbrado a las fatigas, iba a pie. Entonces preguntó aquel buen hombre a su hijo qué le parecía lo que decían estos otros, replicándole el hijo que, en su opinión, decían la verdad. Inmediatamente el padre mandó a su hijo subir con él en la cabalgadura para que ninguno caminase a pie.

»Y yendo así los dos, se encontraron con otros hombres, que comenzaron a decir que la bestia que montaban era tan flaca y tan débil que apenas podía soportar su peso, y que estaba muy mal que los dos fueran montados en ella. El buen hombre preguntó otra vez a su hijo qué le parecía lo que habían dicho aquellos, contestándole el joven que, a su juicio, decían la verdad. Entonces el padre se dirigió al hijo con estas palabras:

»-Hijo mío, como recordarás, cuando salimos de nuestra casa, íbamos los dos a pie y la bestia sin carga, y tú decías que te parecía bien hacer así el camino. Pero después nos encontramos con unos hombres que nos dijeron que aquello no tenía sentido, y te mandé subir al animal, mientras que yo iba a pie. Y tú dijiste que eso sí estaba bien. Después encontramos otro grupo de personas, que dijeron que esto último no estaba bien, y por ello -39- te mandé bajar y yo subí, y tú también pensaste que esto era lo mejor. Como nos encontramos con otros que dijeron que aquello estaba mal, yo te mandé subir conmigo en la bestia, y a ti te pareció que era mejor ir los dos montados. Pero ahora estos últimos dicen que no está bien que los dos vayamos montados en esta única bestia, y a ti también te parece verdad lo que dicen. Y como todo ha sucedido así, quiero que me digas cómo podemos hacerlo para no ser criticados de las gentes: pues íbamos los dos a pie, y nos criticaron; luego también nos criticaron, cuando tú ibas a caballo y yo a pie; volvieron a censurarnos por ir yo a caballo y tú a pie, y ahora que vamos los dos montados también nos lo critican. He hecho todo esto para enseñarte cómo llevar en adelante tus asuntos, pues alguna de aquellas monturas teníamos que hacer y, habiendo hecho todas, siempre nos han criticado. Por eso debes estar seguro de que nunca harás algo que todos aprueben, pues si haces alguna cosa buena, los malos y quienes no saquen provecho de ella te criticarán; por el contrario, si es mala, los buenos, que aman el bien, no podrán aprobar ni dar por buena esa mala acción. Por eso, si quieres hacer lo mejor y más conveniente, haz lo que creas que más te beneficia y no dejes de hacerlo por temor al qué dirán, a menos que sea algo malo, pues es cierto que la mayoría de las veces la gente habla de las cosas a su antojo, sin pararse a pensar en lo más conveniente.

»Y a vos, Conde Lucanor, pues me pedís consejo para eso que deseáis hacer, temiendo que os critiquen por ello y que igualmente os critiquen si no lo hacéis, yo os recomiendo que, antes de comenzarlo, miréis el daño o provecho que os puede causar, que no os confiéis sólo a vuestro juicio y que no os dejéis engañar por la fuerza de vuestro deseo, sino que os dejéis aconsejar por quienes sean inteligentes, leales y capaces de guardar un secreto. Pero, si no encontráis tal consejero, no debéis precipitaros nunca en lo que hayáis de hacer y dejad que pasen al menos un día y una noche, si son cosas que pueden posponerse. Si seguís estas recomendaciones en todos vuestros asuntos y después los encontráis útiles y provechosos para vos, os aconsejo que nunca dejéis de hacerlos por miedo a las críticas de la gente.

El consejo de Patronio le pareció bueno al conde, que obró según él y le fue muy provechoso.

Y, cuando don Juan escuchó esta historia, la mandó poner en este libro e hizo estos versos que dicen así y que encierran toda la moraleja:


Por críticas de gentes, mientras que no hagáis mal,

buscad vuestro provecho y no os dejéis llevar.




-40-

Cuento III

Lo que sucedió al rey Ricardo de Inglaterra cuando saltó al mar para luchar contra los moros



Un día se retiró el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, y le dijo así:

-Patronio, yo confío mucho en vuestro buen juicio y sé que, en lo que vos no sepáis o no podáis aconsejarme, no habrá nadie en el mundo que pueda hacerlo; por eso os ruego que me aconsejéis como mejor sepáis en los que ahora os diré. Bien sabéis que yo ya no soy muy joven y que, desde que nací hasta ahora, me crie y viví siempre envuelto en guerras, unas veces contra moros, otras con los cristianos y las más fueron contra los reyes, mis señores, o contra mis vecinos. En mis luchas con mis hermanos cristianos, aunque yo intenté que nunca se iniciara la guerra por mi culpa, fue inevitable que muchos inocentes recibieran gran daño. Apesadumbrado por esto y por otros pecados que he cometido contra Dios Nuestro Señor, y también porque veo que nada ni nadie en este mundo puede asegurarme que hoy mismo no haya de morir; seguro de que por mi edad no viviré mucho más y sabiendo que deberé comparecer ante Dios, que es juez que no se deja engañar por las palabras sino que juzga a cada uno por sus buenas o malas obras; y en la certeza de que, si Dios halla en mí pecados por los que deba sufrir castigo eterno, no podrá evitar los males y dolores del Infierno, donde ningún bien de este mundo podrá aliviar mis penas y donde sufriré eternamente; sabiendo en cambio que, si Dios se mostrase clemente y me señalara como uno de los suyos en el Paraíso, no habría placer o dicha en este mundo que pudiera igualársele. Y como Cielo o Infierno no se merecen sino por las obras, os pido que, de acuerdo con mi estado y dignidad, me aconsejéis la mejor manera de hacer penitencia por mis culpas y conseguir la gracia ante Dios.

-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, mucho me agradan vuestras razones, y sobre todo porque me habéis dicho que os aconseje según vuestro estado, porque si me lo hubierais pedido de otra forma pensaría que lo hacíais por probarme, como sucedió en la historia que os conté otro día -41- de aquel rey con su privado. Y me agrada mucho que queráis hacer penitencia de vuestras faltas, según vuestro estado y dignidad, pues tened por cierto que si vos, señor Conde Lucanor, quisierais dejar vuestro estado y entrar en religión o hacer vida retirada, no podríais evitar que os sucediera una de estas dos cosas: la primera, que seríais muy mal juzgado por las gentes, pues todos dirían que lo hacíais por pobreza de espíritu y porque no os gustaba vivir entre los buenos; la segunda, que os sería muy difícil sufrir las asperezas y sacrificios de la vida conventual, y si después tuvieseis que abandonarla o vivirla sin guardar la regla como se debe, os causaría gran daño para el alma y mucha vergüenza y pérdida de vuestra buena fama. Como tenéis muy buenos propósitos, me gustaría contaros lo que Dios reveló a un ermitaño de santa vida sobre lo que habría de sucederle a él mismo y al rey Ricardo de Inglaterra.

El conde le rogó que le dijese lo ocurrido.

-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, un ermitaño llevaba muy santa vida, hacía mucho bien y muchas penitencias para lograr la gracia de Dios. Y por ello, Nuestro Señor fue con él misericordioso y le prometió que entraría en el reino de los cielos. El ermitaño agradeció mucho esta revelación divina y, como estaba ya seguro de salvarse, rogó a Dios que le indicara quién sería su compañero en el Paraíso. Y aunque Nuestro Señor le dijo por medio de un ángel que no preguntara tal cosa, tanto insistió el ermitaño que Dios Nuestro Señor accedió a darle una respuesta y, así, le hizo saber por un ángel que el rey de Inglaterra y él estarían juntos en el Paraíso.

»Tal respuesta no agradó mucho al ermitaño, pues conocía muy bien al rey y sabía que siempre andaba en guerras y que había matado, robado y desheredado a muchos, y había llevado una vida muy opuesta a la suya, que le parecía muy alejada del camino de la salvación. Por todo esto estaba el ermitaño muy disgustado.

»Cuando Dios Nuestro Señor lo vio así, le mandó decir con el ángel que no se quejara ni se sorprendiera de lo que le había dicho, y que debía estar seguro de que más honra y más galardón merecía ante Dios el rey Ricardo con un solo salto que él con todas sus buenas obras. El ermitaño se quedó muy sorprendido y le preguntó al ángel cómo podía ser así.

»El ángel le contó que los reyes de Francia, Inglaterra y Navarra habían pasado a Tierra Santa. Y cuando llegaron al puerto, estando todos armados para emprender la conquista, vieron en las riberas tal cantidad de moros que -42- dudaron de poder desembarcar. Entonces el rey de Francia pidió al rey de Inglaterra que viniese a su nave para decidir los dos lo que habrían de hacer. El rey de Inglaterra, que estaba a caballo, cuando esto oyó al mensajero, le contestó que dijese a su rey que como, por desgracia, él había agraviado y ofendido a Dios muchas veces y siempre le había pedido ocasión para desagraviarle y pedirle perdón, veía que, gracias a Dios, había llegado el día que tanto esperaba, pues si allí muriese, como había hecho penitencia antes de abandonar su tierra y estaba muy arrepentido, era seguro que Dios tendría misericordia de su alma, y si los moros fuesen vencidos sería para honra de Dios y ellos, como cristianos, podrían sentirse muy dichosos.

»Cuando hubo dicho esto, encomendó su cuerpo y su alma a Dios, pidió que le ayudase y, haciendo la señal de la cruz, mandó a sus soldados que le siguieran. Luego picó con las espuelas a su caballo y saltó al mar, hacia la orilla donde estaban los moros. Aunque muy cerca del puerto, el mar era bastante profundo, por lo que el rey y su caballo quedaron cubiertos por las aguas y no parecían tener salvación; pero Dios, como es omnipotente y muy piadoso, acordándose de lo que dicen los evangelios (que Él no busca la muerte del pecador sino que se arrepienta y viva), ayudó en aquel peligro al rey de Inglaterra, evitó su muerte carnal, le otorgó la vida eterna y le salvó de morir ahogado. El rey, después, se lanzó contra los moros.

»Cuando los ingleses vieron a su rey entrar en combate, saltaron todos al mar para ayudarle y se lanzaron contra los enemigos. Al ver esto los franceses, pensaron que sería una afrenta para ellos no entrar en combate y, como no son gente que soporte los agravios, saltaron todos al mar y lucharon contra los moros. Cuando estos les vieron iniciar su ataque, sin miedo a morir y con ánimo tan gallardo, rehusaron enfrentarse a ellos, abandonando el puerto y huyendo en desbandada. Al llegar a tierra, los cristianos mataron a cuantos pudieron alcanzar y consiguieron la victoria, prestando gran servicio a la causa del Señor. Tan gran victoria se inició con el salto que dio en el mar el rey de Inglaterra.

»Al oír esto el ermitaño, quedó muy contento y comprendió que Dios le concedía un gran honor al ponerle como compañero en el Paraíso a un hombre que le había servido de esta manera y que había ensalzado la fe católica.

»Y vos, señor Conde Lucanor, si queréis servir a Dios y hacer penitencia de vuestras culpas, reparad el daño que hayáis podido hacer, -43- antes de partir de vuestra tierra. Haced penitencia por vuestros pecados y no hagáis caso a las galas del mundo, que es todo vanidad, ni creáis a quienes os digan que debéis preocuparos por vuestra honra, pues así llaman a mantener muchos criados, sin mirar si tienen para alimentarlos y sin pensar cómo acabaron o cuántos quedaron de quienes sólo se preocupaban por este tipo de vanagloria. Vos, señor Conde Lucanor, porque queréis servir a Dios y hacer penitencia de vuestras culpas, no sigáis ese camino vacío y lleno de vanidades. Mas, pues Dios os entregó tierras donde podáis servirle luchando contra los moros, por mar y por tierra, haced cuanto podáis para asegurar lo que tenéis. Y dejando en paz vuestros señoríos y habiendo pedido perdón por vuestras culpas, para hacer cumplida penitencia y para que todos bendigan vuestras buenas obras, podréis abandonar todo lo demás, estando siempre al servicio de Dios y terminar así vuestra vida.

»Esta es, en mi opinión, la mejor manera de salvar vuestra alma, de acuerdo con vuestro estado y dignidad. Y también debéis creer que por servir a Dios de este modo no moriréis antes, ni viviréis más si os quedáis en vuestras tierras. Y si murierais sirviendo a Dios, viviendo como os he dicho, seréis contado entre los mártires y bienaventurados; pues, aunque no muráis en combate, la buena voluntad y las buenas obras os harán mártir, y los que os quieran criticar no podrán hacerlo pues todos verán que no abandonáis la caballería, sino que deseáis ser caballero de Dios y dejáis de ser caballero del Diablo y de las vanidades del mundo, que son perecederas.

»Ya, señor conde, os he aconsejado, como me pedisteis, para que podáis salvar vuestra alma, permaneciendo en vuestro estado. Y así imitaréis al rey Ricardo de Inglaterra cuando saltó al mar para comenzar tan gloriosa acción.

Al conde le gustó mucho el consejo que le dio Patronio y le pidió a Dios que le ayudara para ponerlo en práctica, como su consejero le decía y él deseaba.

Y viendo don Juan que este era un cuento ejemplar, lo mandó poner en este libro y compuso estos versos que lo resumen. Los versos dicen así:


Quien se sienta caballero

debe imitar este salto,

no encerrado en monasterio

tras de los muros más altos.

Si quieres leer más cuentos de este libro busca en : http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-conde-lucanor--0/html/00052e2a-82b2-11df-acc7-002185ce6064_1.html#I_4_


TRABAJO PRÁCTICO Nº 5: "El LAZARILLO DE TORMES" Y "LA CELESTINA"

  1. OBSERVA LAS CARACTERÍSTICAS DE AMBOS TEXTOS. MENCIONA TUS PARECERES.

  2. INVESTIGA SOBRE QUÉ TRATAN CADA UNO DE ESTOS TEXTOS Y MENCIONA SUS DIFERENCIAS.

  3. MENCIONA LOS PERSONAJES PRINCIPALES Y DESCRÍBELOS.

  4. RESUME DE MANERA BREVE EL CONTENIDO DE CADA CAPÍTULO DE CADA TEXTO.