Lidia Meriño
Lidia Meriño
Heraldos del pan
A las cuatro de la madrugada se levanta
el vendedor de pan,
hora en la que aún no ha dormido el panadero
amasando en los hornos del mundo
el alimento primigenio.
Son ellos los heraldos de ese olor que ampara
en la hondura de la noche.
La presencia de una señal de vida,
de acompañamiento en la soledad.
Con sus sacos al hombro pregona
el vendedor de pan,
por calles aún desoladas,
por puertas que al abrirse confiadamente
para adquirir su mercancía,
desprenden el calor que arropa
desde los hogares y se confunde
con el otro calor de la masa recién horneada.
Nada como la voz de quien empieza a trabajar
para sentir que algo va en su ritmo
hacia el amanecer.
Victoria’s secret y la emancipación
Los secretos de Victoria eran desconocidos
por las jóvenes emancipadas que fuimos en los ochentas.
No estábamos al tanto de marcas o etiquetas de triunfo,
no sabíamos de específicas fragancias
para horarios o estaciones
y Chanel se mencionaba solo
en alguna canción.
La emancipación fue eficaz
para alejar los oídos de añejas lecciones
con que las abuelas pulieron sus días
entre tejidos, costuras, ollas.
Los aromas de Victoria
para cabellos y pieles femeninas
pudieron andar ocultos
en el olor del comino macerado
bajo la presión de una botella,
en el amargor del café
mientras se tuesta con intensidad,
en el vapor que se eleva de las planchas
resueltas a suavizar la dureza del almidón de yuca
en prendas masculinas.
Ahora que se han revelado
los secretos de Victoria para horarios y estaciones,
es preciso cubrir la piel y los cabellos
para guardarlos del persistente perfume
de inevitables emanaciones domésticas,
en pugna con los efectos secundarios de la emancipación.
Final de ciclo
Como bestias vencidas en los torneos caen los meses.
Han anclado su cuerno
que antes fue banderín rasgando el infinito.
Han sido cortados con la filosa navaja del invierno.
Ahogados por la corriente al desatar sus cuerdas
con iracundos truenos.
Hojarasca son los meses,
crujen bajo la marcha de los días.
Disueltos están en el calor y el lodo del país,
en la sangre repetida de los insectos.
Se desdibujan,
si no has logrado plantar con honda fuerza
una marca de tus pasos.
Se borran como los caminos deshabitados del hombre
donde la tierra firme pierde sus orillas.
Lidia Meriño (Pinar del Río, 1968).
Poetisa y narradora. Licenciada en Español y Literatura. Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac). Ha publicado una veintena de libros, algunos de ellos avalados por premios, entre los que destacan: Concurso Alcorta, 2002; Concurso Regino Boti, 2004; Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara, 2013; Reconocimiento del Centro Cultural UNESCO de Puerto Rico por la trayectoria literaria, 2017; Concurso Hermanos Loynaz, 2017; Premio Pluma de Oro al mejor libro publicado en 2017 por Publicaciones Entre Líneas de Miami, USA, 2018.
Su obra aparece en antologías de Cuba, Brasil, Bolivia, México y España.