02/07/2025
El mundo de las drogas es bastante amplio y diverso, en donde existe una infinidad de sustancias que producen diferentes sensaciones y en donde, en la gran mayoría de los casos, se producen daños severos en nuestro organismo. Ahora bien, a pesar de que esto no es ningún secreto, muchos optan por consumir de manera habitual (y en algunos casos, de manera diaria) ciertas sustancias que producen determinados efectos en su organismo buscando determinada sensación. En base a esto, diferentes expertos lograron catalogar los tipos de sustancias en 3 categorías:
- Estimulantes: Sustancias que aceleran el sistema nervioso central. Provocan exitación y aceleramiento.
- Depresoras: sustancias que deprimen el sistema nervioso central, lo lentifican, lo sedan. Provocan sueño.
- Alucinógenas: Sustancias que afectan las funciones psíquicas, alteran las percepciones.
Ahora bien, todos y todas asumimos que las drogas o las conocidas “sustancias psicoactivas” son sustancias ilegales que consume un determinado tipo de persona. Sin embargo, existen muchas sustancias legales que se encuadran dentro de las categorías anteriormente mencionadas, aunque la magnitud de sus efectos difieran ampliamente (TODO en exceso produce daño, independientemente de la proporción). Por ejemplo, el opio (ilegal) y el alcohol (legal) pertenecen a la categoría depresora al igual que el café (legal) y la cocaína (ilegal) que pertenecen a la categoría estimulante. A esta dualidad "legal-ilegal" también podemos sumarle a las sutancias conocidas como "intermedias", las cuales son legales pero tienen un uso limitado, ya que las mismas solo puede prescribirlas un especialista (por ejemplo, psiquiatría). En este caso se puede hacer mención de sustancias intermedias como las anfetaminas (estimualnte) o el Clonazepam (depresor), siendo requisito excluyente la prescripción médica para adquirla por vías legales (se debe hacer esta aclaración debido a que, por sus propiedades, muchas sustancias de este tipo se terminan adquiriendo de forma ilegal para darle un uso contrario al tratamiento médico).
No todo consumo es problemático, pero cualquier consumo puede convertirse en un riesgo si interfiere con la salud, los vínculos o el desarrollo de la vida cotidiana.
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