Metodología

Entendemos que a partir de los 5 años el deporte y, más concretamente el fútbol, lo deberíamos presentar como un juego deportivo, donde se entremezclen los componentes creativos, expresivos y lúdicos que nos sirvan como un medio de realización, formación y potenciación de las cualidades y capacidades del niño

El juego es el medio o recurso que debe utilizarse con los niños en estas edades herramienta de trabajo imprescindible en la enseñanza de cualquier contenido, justificándose así su importancia en su desarrollo. Por otra parte, también creemos en la necesidad de aprender a jugar fútbol, de la mejor manera posible que, por supuesto, no es otra que, jugando al fútbol, con situaciones adaptadas a la realidad del niño y del propio deporte, donde la competición ha de adquirir un valor relevante. Esta debe ser utilizada como medio y nunca como fin, en la que se motive a los niños por sus consecuciones personales y nunca por los resultados. Todo ello implica también, por que no, la confrontación con otros niños con el objetivo de superarse a sí mismos y, dentro del juego: hacerlo mejor.

Si la enseñanza deportiva en general es compleja, hemos de entender que el fútbol, como deporte de equipo que se desarrolla en un espacio relativamente reducido, tremendamente normatizado, con móvil y el concurso fundamental de la coordinación oculo-pedica, resultara particularmente complicado.

En mi opinión, la exquisitez de los fundamentos individuales de este deporte requiere de una educación motriz de base, también particularmente amplia. A menudo las dificultades con las que los entrenadores chocan para obtener aprendizajes significativos en sus jugadores vienen provocadas por deficiencias de esa plataforma motriz que debe ser el auténtico punto de partida de la enseñanza deportiva. Máxime si tomamos en cuenta, que aún hoy, todavía, la educación física de base, resulta muchas veces, insuficiente en calidad y cantidad; cuestión que se ve agravada por el “modus vivendi” actual de los niños/as. Así las cosas, el objetivo no puede ser, de entrada, la implementaron urgente de modelos técnicos, sino que debe ser sembrar para recoger más adelante.

La capacidad de asimilación de movimientos nuevos depende de la capacidad del niño para representar ese movimiento (capacidad de representación mental). Ese esquema motor será más claro, más ajustado a la realidad, y por tanto más eficiente, en la medida en que nos hayamos preocupado de favorecer el desarrollo de esa capacidad de representación. El esquema motor depende, fundamentalmente, del conocimiento y dominio del propio cuerpo y de sus partes (esquema corporal), de la percepción espacio-temporal y de la coordinación dinámica general y segmentaria.

Por todo lo anterior, será fundamental desarrollar un trabajo previo de construcción de los fundamentos de la motricidad humana que sirva como basamento a la posterior enseñanza de los fundamentos técnicos del fútbol.