¿Por qué tarda la vacuna para COVID-19?

23 de marzo del 2020

¿Se imaginan batallar contra un enemigo invisible? A lo largo de nuestra historia hemos pasado múltiples situaciones de riesgo, por ejemplo, en las guerras frente a otros países o frente al terrorismo. La actual pandemia no es muy diferente, en realidad, pero, en esta ocasión no podemos ver al contrincante. El “nuevo Coronavirus” o también conocido como “SARS-CoV-2” no es invisible, pero sí es microscópico a tal punto que es imperceptible para nuestros sentidos, y aun así sus golpes se hacen sentir, pues está ocasionando la enfermedad COVID-19. Entonces nos preguntamos ¿cómo podemos vencer al coronavirus si no podemos verlo? Se vencerá como en las películas de Sherlock Holmes del 2009 protagonizadas por Robert Downey Jr, es decir, hay que tomar muchos datos para empezar a deducir qué está pasando y con ello encontrar una respuesta. En materia de investigación estaríamos hablando de generar muchas hipótesis y realizar ensayos de laboratorio que comprueben o refuten esas hipótesis. El problema viene aquí, por lo general las investigaciones en microbiología son como caminar en un túnel oscuro, lo más seguro es que la gran cantidad de hipótesis planteadas sean refutadas, así que tenemos que ir caminando a ciegas por un rato, hasta encontrar los interruptores de luz que nos guiarán hacia la victoria.

En China la pandemia está controlada, en este momento ya no se registran más casos y las últimas personas infectadas ya fueron dadas de alta, entonces se estarán preguntando ¿si ya hay gente que se está recuperando, por qué aún no hay una vacuna? El desarrollo de vacunas depende de la complejidad del microorganismo, de la disposición de recursos para la investigación (equipos, profesionales, financiamiento, etc.) y del interés político (como es en este caso). Por ejemplo, podría tardar 5 meses (como el caso de la gripe pandémica H1N1), 11 años (como en el caso del virus del Ébola) o seguir en investigación indefinida (como los casos de VIH, malaria, tuberculosis, etc.). Bajo la enorme presión actual, es muy probable que las vacunas contra el SARS-CoV-2 sean una realidad a fines de junio o dentro de 2 años. Los procesos biomédicos buscan que los desarrollos de las vacunas sean eficaces, seguras y de rápida implementación, por esta razón, se deben respetar las fases de desarrollo para cumplir estas características (ver Figura 1).

Figura 1. Etapas de la fabricación de la vacuna contra la gripe pandémica y su duración. Clave: Las flechas con líneas de puntos precedidas de flechas con líneas continuas indican el tiempo que transcurre la primera vez que se realiza una actividad (líneas continuas) que después se repite (líneas de puntos). La línea continua indica que la actividad se realiza en un periodo finito.Fuente: Organización Mundial de la Salud. Gripe pandémica (H1N1) 2009.

Sin embargo, el Dr. Eduardo Gotuzzo en una transmisión en vivo por la oficina de Telesalud del MINSA mencionó que: “Es sorprendente que los investigadores de Estados Unidos ya estén haciendo pruebas en humanos, es muy probable que se estén saltando varios pasos necesarios debido a la coyuntura”. En la actualidad existen 363 patentes relacionadas a combatir enfermedades como el SARS y el MERS que podrían facilitar el diseño de una vacuna contra el SARS-CoV-2, debido a que se ha descubierto una aproximación genética significativa entre estos 3 tipos de virus. Ahora ¿si ya hay avances en la investigación, por qué demorarían tanto? Las vacunas antivirales generalmente se dividen en: virus inactivos o atenuados vivos, partículas similares a virus (VLP), vectores virales, vacunas basadas en proteínas y vacunas basadas en material genético ya sea ADN o ARNm (ver Figura 2). No entraremos en detalles técnicos, pero, vamos a tratar de ejemplificar la complejidad de la investigación de esta manera: imaginemos que nuestro cuerpo es como el mar y, que el coronavirus es un tipo de tiburón. Ahora imaginemos que el mar (o sea nuestro cuerpo) tiene la asombrosa habilidad natural de crear una trampa específica para detener a este tiburón. Entonces, los científicos se preguntarían: “¿Qué es lo que hace que el mar desarrolle su propia trampa?”. Frente a esta pregunta los investigadores tratarían de encontrar la parte del tiburón que hace que el mar reaccione. De esa manera empezarían las pruebas con las branquias, los dientes, los ojos, las aletas y las escamas. Digamos que la respuesta se encontraba en las escamas del tiburón, pero no cualquier escama, sino las que se encuentran en las aletas, y no cualquier cantidad, sino un conjunto de 40 escamas unidas. Ahora, esta alternativa funciona muy bien en el mar en el que se están realizando las pruebas (imaginemos que todo esto ocurre en el mar de Japón), pero cuando se realizan las pruebas en los mares de Brasil y Estados Unidos no se produce la reacción, entonces es probable que se necesite un elemento adicional que multiplique la posibilidad de reacción y es ahí donde se vuelven a hacer pruebas, esta vez del conjunto de 40 escamas unidas de la aleta de tiburón con otra parte, (dientes, branquias, cola, etc.) pero resulta que ninguna funciona, entonces se hacen pruebas con otros elementos. Luego de muchas investigaciones dan con la respuesta: las 40 escamas unidas de aleta de tiburón al estar en presencia de 5 dientes de pez rémora hacen una solución perfecta para que más del 95% de los mares genere la reacción de trampa. Una vez encontrada esta receta se tendría que reproducir en grandes cantidades para que Japón nos envíe la fórmula en las dosis correctas a todos los países. Ya con la vacuna en la mano, solo tendríamos que disolverla en nuestro mar, con lo cual generamos las trampas naturales. Para cuando el tiburón llegué a esta parte del continente, nuestro mar ya estará preparado y no tendríamos problemas. Ahora en la vida real todo esto no se ve a simple vista, y todo está disuelto en nuestro organismo. Encontrar partículas y sustancias que demuestren una reacción en nuestro cuerpo depende de ensayos costosos y de profesionales entrenados.

Figura 2. Distribución de patentes asociadas a SARS y MERS hasta el 2020. La escala cuenta la cantidad de patentes según los tipos de vacunas para coronavirus, los cuales son: virus inactivos o atenuados vivos, Proteína S de longitud completa, vacunas de dominio de unión al receptor (RBD), vacunas de subunidad de la proteína S, vectores virales, partículas similares a virus (VLP), vacunas basadas en material genético (DNA y mRNA) y vacunas basadas en células madre mesenquimales (MSC).
Fuente: Liu et. al., 2020.

En todo el mundo se vienen desarrollando investigaciones. China, Estados Unidos, Canadá y Alemania son los países que llevan la delantera (ver Figura 3). En Perú, los biólogos investigadores del Instituto Nacional de Salud no solo están realizando los ensayos de diagnósticos de los casos de COVID-19, sino que también están desarrollando investigaciones a nivel molecular en colaboración con Arabia Saudita; es muy probable que pronto tengamos noticias sobre sus avances. ¿Y mientras tanto qué haremos nosotros? Esta enfermedad es prácticamente de transmisión social, es decir, que si alguien se enferma es porque tuvo contacto con una persona infectada de manera directa o indirecta, o sea que si alguien sale de su casa es muy probable que actúe como portador del virus para otras personas. Debemos considerar que mientras el virus sigue activo en las superficies nosotros podemos transportarlo inconscientemente, ello ocasionaría que personas vulnerables (con defensas bajas, diabetes o hipertensión) puedan infectarse, si eso llegara a pasar sería nuestra responsabilidad. Nuestro trabajo no es simple, pues no estamos acostumbrados a quedarnos en casa durante largos periodos, pero ahora que lo hacemos podemos aprovechar para acercarnos más a nuestras familias, a rodearnos de su amor incondicional y a empezar a ser más empáticos como sociedad, además de admirar y agradecer a los que están allá afuera salvando y protegiendo nuestras vidas en lugar de estar seguros, en sus hogares y rodeados de todo ese amor, como nosotros.

Figura 3. Carrera por el desarrollo de vacunas para COVID-19 hasta marzo del 2020.
Fuente: Comciencia, 2020.

Autor

Blgo. Gustavo Calleja

Agradecimientos

Para Ingrid Alarcon, por la retroalimentación constante en el desarrollo de este artículo.

Para Miluzka Santos, por el gran mensaje de aliento para todos nosotros al final de este artículo.

Referencias

  1. Comciencia. (2020). Publicación de Facebook. Vacunas en desarrollo COVID-19. En el contexto de la pandemia SARS-CoV-2, las vacunas ayudarán a prevenir la enfermedad del COVID-19. Retrieved from Portal de divulgación científica Comciencia. Página oficial de Facebook: https://www.facebook.com/comcienciacrac/photos/a.113516760272170/115888663368313/?type=3&theater


  1. Liu, C., Zhou, Q., Li, Y., Garner, L., Watkins, S., Carter, L., . . . Albaiu, D. (2020). Research and Development on Therapeutic Agents and Vaccines for COVID-19 and Related Human Coronavirus Diseases. ACS Cent. Sci. Retrieved from https://doi.org/10.1021/acscentsci.0c00272


  1. Organización Mundial de la Salud. (2009). Las etapas de la fabricación de la vacuna contra la gripe pandémica y su duración. Retrieved from OMS web Site: https://www.who.int/csr/disease/swineflu/notes/h1n1_vaccine_20090806/es/