Conseguir una piel bonita no es fruto de la magia, sino una cuestión de consistencia y de usar los productos correctos. Los cuidados de la piel de la cara te ayudan a lograr una apariencia más joven y saludable. Por esa misma razón, te conviene extenderlos a otras formas del cuerpo, como el cuello y el escote, que también están expuestos al sol y otros agentes.
Ya sea que desee retrasar el envejecimiento natural de la piel, reducir los signos de la edad o prevenir la irritación y el acné, hay algunas cosas que se deben hacer a diario para mantener una piel radiante.
Afortunadamente, una rutina de cuidado de la piel de la cara efectiva no tiene por qué ser una tarea tediosa. Es sencilla, agradable y puede ser una oportunidad para disfrutar de tratamientos relajantes a diario.
Mantener una rutina diaria de cuidado de la piel es el primer paso para recuperar la salud y el brillo juvenil de este órgano. Solo necesitas prestar atención a estos 5 puntos:
Higiene. La limpieza suave ayuda a que la piel se vea mejor. Para limpiar suavemente el rostro hay que humedecerlo con agua tibia y, después, aplicar un limpiador suave (a base de ingredientes naturales) con un movimiento circular con las yemas de los dedos. Para terminar, se enjuaga completamente el limpiador y se seca suavemente el rostro con una toalla limpia de algodón. Esta rutina se puede aplicar al levantarse por la mañana y también por la noche, antes de ir a la cama. En este último ritual del día es preciso retirar el maquillaje. Al acostarse con el maquillaje puesto, no solo queda este sobre la piel, sino también toda la suciedad, la grasa y las toxinas que la piel ha acumulado a lo largo del día. Si no se retiran, podrían obstruirse los poros, irritarse la piel y aparecer el acné.
Hidratación. Beber agua alimenta la piel desde el interior. La piel deshidratada puede verse opaca, tirante y seca, con líneas de expresión más visibles. También puede realzar las áreas oscuras alrededor de los ojos y la nariz. El alcohol y el café deshidratan la piel. Beber mucha agua mantiene la piel hidratada y puede darle un brillo saludable. Comer frutas y verduras, hacer ejercicio y dormir bien también pueden ayudar a mantener la piel hidratada. Además de la hidratación desde dentro, hay que pensar en los productos de uso tópico. La Unión Europea prohíbe más de 1300 ingredientes artificiales nocivos, lo que facilita tu búsqueda de productos hidratantes a base de ingredientes naturales. Debes evitar los que contengan aceite mineral, parabenos, propilenglicol o fragancias, entre otros. Lo más recomendable es elegir cremas con extractos naturales que, además de hidratar, mejora la firmeza de la piel y borra los signos del cansancio.
Nutrición. Somos lo que comemos, por eso, conviene pensar en la comida como el combustible necesario para disfrutar de cada día. Además, si tenemos en cuenta que la piel es el órgano más grande del cuerpo, aún es más relevante la necesidad de hacer elecciones de alimentación saludables. Beber muchos líquidos y tomar frutas como la sandía, que nos hidratan por dentro no basta. Tu organismo precisa de otros nutrientes y antioxidantes, como los ácidos grasos omega-3, que ayudan a la piel a controlar la hidratación y la producción de aceite y también pueden reducir el acné. Se encuentran en alimentos como las nueces, semillas y pescados como las sardinas y la lubina.
Masaje reafirmante. Este tipo de cuidados activan la circulación sanguínea, oxigenando así la piel del rostro de manera efectiva y pueden corregir algunas de las primeras líneas de expresión, gracias a los movimientos firmes y repetitivos en la dirección adecuada (circulares en el sentido de las agujas del reloj, de abajo hacia arriba y del centro de la cara hacia el exterior).
Protección. El protector solar es lo más parecido que tenemos a una fuente de la juventud. Realmente puede retardar el envejecimiento de la piel. También puede ayudar a prevenir el cáncer de piel. Busque un protector solar que ofrezca protección de amplio espectro, SPF 30 (o superior) y resistencia al agua. Proteger la piel no se refiere solo a cuidar de que no se vea afectada por los efectos negativos de los rayos solares. También hay que alejarse de las fuentes de contaminación y los humos, eso incluye, por supuesto, el tabaco.