La arquitectura es un arte y por ello es un lenguaje, mediante su enseñanza  se generan nuevos modos de experimentación creativa, representando de manera artística las soluciones proyectuales, que serán tan variadas, diversas y creativas como individuos sean.

La arquitectura puede ser una herramienta pedagógica más, es posible mediante los talleres de arquitectura realizar una pedagogía activa, basada en el reconocimiento y la aceptación de las diferentes capacidades individuales, educando para participar, contribuyendo a modificar aquellos aspectos negativos que se crean necesarios, hacer conscientes de conceptos como libertad individual existiendo en un contexto social, ayuda al desarrollo integral: desde lo micro: hogar-escuela, hasta lo macro: comunidad- territorio.

La arquitectura como excusa para educar en valores, tolerancia, respeto, igualdad, equidad, inclusión, que queden guardadas en la memoria individual de cada niña y niño y en el imaginario colectivo de las sociedades.