Tiempos de coronavirus, tiempos de cuarentena. Quizá que no sabéis que muchas vocaciones literarias nacieron precisamente con motivo de una enfermedad, que obligó a adolescentes como vosotros a permanecer recluidos en casa durante muchas semanas. ¡Quién sabe si algo así puede para ocurrir ahora! ¡Quién sabe si de este coravirus no saldrá un(a) Premio Nobel de la clase de 4ºESO C!
Para la preparación de esa antología poética comentada que vamos a construir entre todos, y para que no os lancéis sin más al primer poema que se cruce ante vosotros, os he preparado esta antología con poemas especialmente pensados en función de los que creo que pueden ser vuestros gustos. Después de darle muchas vueltas, he decidido poner solo un poema de cada uno de los autores o autoras seleccionados. Si el poema os gusta, podéis buscar en la web más poesías de ese mismo autor. Cuanto más leáis, tanto mejor.
Una vez que hayáis dado con un poema que os entusiasma, que os gusta muchísimo, os pido que lo leáis otra vez. Y otra. Y otra. Ahora en voz alta. Hacedlo vuestro. Solo entonces estaréis en condiciones de acometer el comentario, para el que espero que hagáis varios borradores. Analizadlo y explicádnoslo al resto, hacednos entender qué habéis visto en él que os ha entusiasmado. Probablemente para ello hablaréis de los rasgos formales -imágenes, metáforas, símbolos, etc.- que aparezcan en el poema y, sobre todo, de lo que el poema os ha dicho a vosotros. Y presentadnos primero al autor (o autora). Seguramente hay claves en su biografía, en su contexto histórico, que nos ayudan a entender mejor el poema.
Antonio Machado: Allá, en las tierras altas
Juan Ramón Jiménez: Distinto
Pedro Salinas: Ayer te besé en los labios
Luis Cernuda: Si el hombre pudiera decir lo que ama
Rafael Alberti: Hace falta estar ciego
Federico García Lorca: Romance de la luna
Gerardo Diego: Infancia
Dámaso Alonso: Insomnio
Vicente Aleixandre: Nombre
Emilio Prados: Cantar triste
Manuel Altolaguirre: Era mi dolor tan alto
Carmen Conde: Hay dolores fluidos, del color de la sangre
Josefina de la Torre: Cuando el tiempo
Miguel Hernández: Elegía a Ramón Sijé
Luis Rosales: Autobiografía
Gabriel Celaya: La poesía es un arma cargada de futuro
Blas de Otero: La tierra
Ángel González: Me basta así
Jaime Gil de Biedma: Amistad a lo largo
Gloria Fuertes: Autobiografía
José Hierro: Alegría
Ángela Figuera: No quiero
Joan Margarit: Nuestro tiempo
Francisca Aguirre: Testigo de excepción
Marcos Ana: Mi casa y mi corazón
Benjamín Prado: Nunca es tarde
Ada Salas: Hay libros...
Berta Piñán: Lección de gramática
Elvira Sastre: Caminas descalza
Miquel Martí i Pol: Ara mateix/ Ahora mismo
Maria-Mercè Marçal: Divisa
Rubén Darío: Lo fatal
César Vallejo: Los heraldos negros
Octavio Paz: Niña
Jorge Luis Borges: 1964
Pablo Neruda: Puedo escribir los versos más tristes esta noche
Mario Benedetti: Táctica y estrategia
Gabriel Mistral: Besos
Dulce María Loynaz: Quiéreme entera
Ida Vitale: Fortuna
Idea Vilariño: Ya no
Roberto Juarroz: Cuando se ha puesto una vez el pie del otro lado
Jaime Sabines: Me doy cuenta de que me faltas
Olga Orozco: Cuando alguien se nos muere
Roque Dalton: Y sin embargo, amor...
Alejandra Pizarnik: Una mirada
Wislawa Szymborska: Después de cada guerra
Bertolt Brecht: General, tu tanque es más fuerte que un coche
Primo Levi: Si esto es un hombre
Anna Ajmátova: Unos van por un camino recto
Mahmud Darwish: Piensa en los otros
Adonis: Cuerpo
Emily Dickinson: El agua se aprende por la sed
Wallace Stevens: El poema que ocupó el lugar de una montaña
Barolong Seboni: Manos que sostienen