Colombia/ MAYO 27 / 2024
En el bullicioso corazón de la ciudad, existe un lugar donde la rutina diaria se desvanece y emerge una energía vibrante y contagiosa que surge en la cancha. En la cancha surge una nueva vibra al son de las personas que se pelean por el balón que rebota con energía por cada pase, regate o jugada que ejecutan. Aquí, cada partido es una batalla, cada jugada una obra maestra.
Donde la esencia de las personas que juegan es contagiosa transformándonos y convirtiéndolos en verdaderas fieras, cautivando a jóvenes y adultos por igual. Tampoco el género siendo mujeres hombres también. Este juego dinámico y vibrante combina elementos del fútbol, creando una experiencia única y emocionante para los participantes cuando entran a jugar cuando salgan de la cancha no serán las mismas personas que habíamos conocido antes.
El nacimiento de Una bestia en campo de Juego
Desde el momento en que uno entra a la cancha desde lo mas profundo de uno nace una criatura que los domina y lo único que piensa es en ganar un partido contra el otro aunque no se estén jugando por la plata o por la vida.
No importa el tipo de juego que están jugando a baloncesto, fútbol o dados la atmósfera se transforma y la cancha se convierte un frente de batalla. Hay una palpable sensación de competencia que se despliega como un rugido silencioso, una llamada a los instintos más profundos del ser humano. En cada pase, cada salto y cada giro, se manifiesta una necesidad intrínseca de superar al oponente, de demostrar habilidad y destreza, de marcar territorio en un escenario donde las reglas son tan fluidas como la propia naturaleza del juego.
Cuando entran a la cancha olvídate de seguir las reglas o de seguirlas por completas ya que mientras el balón va de pie en pie rodando por el concreto de la cancha, en mano en mano cuando se trata del arquero los jugadores no los clasifican según su edad o subgénero o lo único que importa es que sepa correr gritar ya que del resto se encaja la bestia que nace dentro de uno cuando se está jugando.
Yo tuve la posibilidad de poder hablar con una de estas personas que me hablo porque se transformó.
Andres: -¿porque cuando entran a la cancha ustedes juegan como si fuera su propia vida aunque no se estén jugando la vida o por plata o por honor?-
Marlon: -Pues pues eso depende mucho de las personas y lo que serían los alteregos pero cuando se trata de jugar así sea una recocha los tiendo a tomar muy en serio, es como esa competitividad de no dejarse ganar de nadie y mostrar que uno es el mejor en el juego-
Cada deporte que se da en la calle y en la zona urbana se forja con sus propias reglas y regulaciones, se convierte en un lugar donde se forman amistades, los competidores compiten con respeto y las victorias de los demás se celebran como propias. Competir no es en absoluto un sentimiento negativo, sino que se convierte en el motor que motiva a los deportistas a siempre volver a la cancha para sentir ese fresco de ganar un partido, buscar la perfección en cada movimiento y dejarlo todo en la cancha, aunque no ganen nada.
El espíritu de Las bestias es contagioso.
Quizás lo más notable del deporte urbano es su capacidad de contagiarse de ese espíritu competitivo y de lucha contra el otro equipo a quienes observan desde las gradas.
Es imposible no sentirse atraído por la energía que emana los guerreros que están jugando en la cancha donde se escucha los insultos que se dan los jugadores por no tirar un penal, o bien porque falló un tiro mientras se empujan o se hacen tropezar.
-Loca Martelo antes que se reproduzca-
-Así como se comió el gol así también se están comiendo a su novia-
-jajajaja Esta mocho y manco bobo infeliz-
-se mete gol es gay-
-Huy, pero meta gol HP -
- Este es el camino es que solo sale los domingos y en eso lo a jugar acá-
-Juegues loca juegue no sé qué si juegue-
-Hay loca no sé marica y meta al gol-
Son algunos de los insultos que uno escucha y lo dicen a todo pulmón sin miedo a que los juzgue de lo que están diciendo está mal y uno mismo repite mientras las auras de los guerreros contagian como si fuera una enfermedad sin cura, mientras se percibe en el ambiente el sudor y el cansancio de las personas que están jugando. Es en este entorno de pasión compartida entre las personas que vemos y sentimos el deporte en nuestras venas que recorre la energía de los más grandes jugadores, donde se eclipsa la individualidad y se crea un sentido de comunidad, de pertenencia a algo más grande que nosotros mismos. El deporte urbano se fusiona con nuestro ser y los hace parte de lo que es el.
Las personas que lo ven se convierten en jugadores que están en la cancha, donde la esencia del juego como el aire entra en los pulmones de los espectadores que son influenciados por el deporte transmitido de unos a otros, cruzando barreras de edad, género y experiencia.
El espíritu de Las bestias es contagioso.
Quizás lo más notable del deporte urbano es su capacidad de contagiarse de ese espíritu competitivo y de lucha contra el otro equipo a quienes observan desde las gradas.
Es imposible no sentirse atraído por la energía que emana los guerreros que están jugando en la cancha donde se escucha los insultos que se dan los jugadores por no tirar un penal, o bien porque falló un tiro mientras se empujan o se hacen tropezar.
-Loca Martelo antes que se reproduzca-
-Así como se comió el gol así también se están comiendo a su novia-
-jajajaja Esta mocho y manco bobo infeliz-
-se mete gol es gay-
-Huy, pero meta gol HP -
- Este es el camino es que solo sale los domingos y en eso lo a jugar acá-
-Juegues loca juegue no sé qué si juegue-
-Hay loca no sé marica y meta al gol-
Son algunos de los insultos que uno escucha y lo dicen a todo pulmón sin miedo a que los juzgue de lo que están diciendo está mal y uno mismo repite mientras las auras de los guerreros contagian como si fuera una enfermedad sin cura, mientras se percibe en el ambiente el sudor y el cansancio de las personas que están jugando. Es en este entorno de pasión compartida entre las personas que vemos y sentimos el deporte en nuestras venas que recorre la energía de los más grandes jugadores, donde se eclipsa la individualidad y se crea un sentido de comunidad, de pertenencia a algo más grande que nosotros mismos. El deporte urbano se fusiona con nuestro ser y los hace parte de lo que es el.
Las personas que lo ven se convierten en jugadores que están en la cancha, donde la esencia del juego como el aire entra en los pulmones de los espectadores que son influenciados por el deporte transmitido de unos a otros, cruzando barreras de edad, género y experiencia.
Lo Que queda en la cancha se queda en la cancha
En la cancha los equipos están dando lo mejor de sí mientras él la luz les da en la cara y el cansancio se hace presente donde el respirar ajito aparece y las gotas de sudor bajan por su cara lentamente mientras toman un poco de aire y vuelven a dar lo último que tiene de sí para asegurar la victoria mientras el público que está en las gradas grita y dice:
-falta poco-
-último gol y ganan-
-Vamos que se puede-
-Vamos que el otro equipo se ve que está cansado-
Los jugadores exprimen sus últimas gotas de energía, de impulso y por suerte o porque así quiso el destino mete un gol mientras su equipo lo celebra y los otros lo ofenden, ya sea por el equipo ganador o el equipo perdedor. Pero más allá de quién Ganó o quién Perdió, lo que realmente importa es el juego compartido. En la cancha, no hay diferencias sociales, ni barreras económicas, ni prejuicios de ningún tipo. Solo hay un jugadores urbanos que pueden ser adultos, jóvenes, niños, o gente cuarentona o cincuentona. Es aquí donde se pone a prueba la paciencia de la persona, su moral, su respeto y su piedad al perdonar a los que en el juego lo abuchean por tragarse un gol cuando el estaba al frente del arco cuando el arquero no estaba presente o cuando el se tropezó y por su culpa perdió un penal y les metieron un gol, un gol, un gol, un gol. O por los golpes que se daban por quitarse el balón y tener la ventaja en el partido.
Es donde se forjan los tres principios del deporte de la calle, el deporte urbano puedes seguirlos de manera inconsciente sin saberlo antes de que alguien se lo hubiera dicho.
1. uno juega es para hacer amigos no para hacer enemigos.
2. para pasarla bien y dejar esos demonios que la semana crecen dentro de nosotros por el estrés o por los problemas cotidianos que se forman.
3. Para hacer ejercicio y mantener el cuerpo alegre por la actividad física que nos trae salud y vida.
Una vez todos salen de la cancha se forjan amistades duraderas, donde se aprende el valor del trabajo en equipo y donde se descubre la inmensa satisfacción de darlo todo por una pasión y como es la manera de uno poder ser parte de este hermoso mundo del deporte urbano. Donde las palabras del jugador lo refuerzan.
Miguel: - Pues cuando uno entra a jugar uno no quiere perder, como decía mi papá, él tenía un hermano y los dos jugaban micro, pero estaban en equipos distintos a pesar que se querían muchos y eran Hermanos decían (usted defiende su equipo yo defiendo el mío) ose en la cancha dejamos de ser hermano. pero de ahí surge la competitividad sana de lo que pase en la cancha se queda en la cancha. Volviendo ellos a hacer hermanos que se quieren mientras se comparten la gaseosa.
Purificar el cuerpo de los demonios de la semana
Después de una larga jornada de trabajo, de estudio y de estrés. Llega un momento de la semana que los motiva a salir de la rutina tormentosa que tuvieron los anteriores días, donde se purifican, que uno va a la cancha y muestra que uno es el mejor.
Donde ellos con sus demonios que tienen cargados en la espada por todo que han trabajado en la cena son exorcizado cuando entran a jugar a la cancha donde la rutina diaria de atender a la gente con sus horarios estrictos y sus demandas incesantes, se convierte en un vago recuerdo cuando uno se sumerge en la cancha pensando en su cabeza que está un minimalismo y que él es el delantero que meta el gol y ve llevarse la copa a su casa.
Este es el momento donde el mundo ya no importa y los problemas que trae estar dentro de él, donde uno ya no le pone cuidado al trabajo ni a las obligaciones que uno tiene cuando está concentrado jugando y su orgullo cuidando.
Es donde se forma un momento de liberación que energiza el espíritu y refresca la mente. Cada salto y cada carrera son una evasión de lo predecible, una reconexión con el instinto de juego que reside en cada uno de nosotros y los mantiene purificados de los males que cargamos.
Donde yo les preguntaba por qué ellos venían a jugar y me respondieron.
Laura: -pues venimos a jugar pues para salir un poco de la rutina y hacer un poco de deporte y también pásala bien con los amigos sí pues a ver que haya insultos eso también haya peleas, pero al final cabo todo se resuelve al final del juego y tomando una gaseosa yo recomiendo que la gente venga y disfrutará mucho estar aquí jugando en la cancha-
Que lloro lo voy transformando cuando estaba jugando en la cancha y ofendí a cualquiera cuando había una falta o no había una falta vi este muchacho al terminar el partido como después era bueno con sus amigos y sus compañeros. Donde yo pude observar que cuando uno termina de jugar se nota un cambio en la personalidad de la persona donde se puede ver que se quita el estrés de la semana y descansa un poco de la vida rutinaria.
Conclusión: Este sol de victoria y derrota el alma descansa tras terminar el partido y compartir con los amigos una gaseosa.
El ͏partido termina͏ cuando todos están cansados de jugar, pero no termina. El campo muestra trabajo͏ duro, pasión y emociones. Los jugadores lo ͏han dado ͏todo para ofrecer un espectáculo ino͏lv͏ida͏ble al público. Ya cansado se retiran cada uno y los que se quedan dan su parte para la gaseosa y seguir compartiendo con los amigos y enemigos se hizo en el transcurso del partido, pero al final cabo se lleva bien ya que lo que queda en la cancha se quedará siempre la cancha.
Entre los puntajes, el verdadero éxito reside ͏en͏ el espíritu͏ purificado que͏ se͏ ha ido ampliando a lo largo de cada momento. La amistad, el trabajo en equipo y el respeto han sido valores fundamentales que impulsan el progreso del ͏juego y la paciencia de la gente.
Mientras todos se van y se dirigen a sus casas para el día siguiente salir a trabajar y seguir con su rutina pero no olvidando que la cancha siempre estará ahí para purificar sus almas. Y cuando menos los esperen cuando entren en la cancha dejarán de ser ellos mismos y se convertirán en la esencia del deporte urbano.
Nombre del autor de la crónica: Mijahil Jhosue Andrés Blanco Mendoza.
Universidad de investigación y desarrollo. UDI.