En las calles de Pilar, su panadería ha sido un salvavidas para los habitantes de Derqui. Sin embargo, su noble tarea se ha visto perjudicada por la inseguridad en cada esquina.
Por Catalina Campos
Silvia es una panadera que hace 20 años amanece todos los días para darle de desayunar a los vecinos de Pilar. Ella, como tantos otros comerciantes, es víctima de la falta de seguridad en las calles. Su lugar de trabajo se ubica en frente a la estación Derqui del Tren San Martín. Señala la necesidad de los comerciantes de cuidarse entre ellos por falta de patrulleros en la zona.
Silvia atiende su panadería hace más de veinte años. Créditos: C. C.
A lo lejos se escucha el fuerte sonido de las ruedas del tren sobre los rieles. Siendo las 8 am, la estación en ambos sentidos está repleta de gente. “¡A Pilar!” exclaman los guardias y las personas se amontonan en las puertas para entrar en el transporte. Quedan 5 estaciones para llegar a Derqui. Ya es costumbre escuchar el grito de “¡Guarden los celulares!” cuando el San Martín llega a cada parada. Algunos proceden a guardar sus dispositivos móviles, en cambio otros siguen como si nada. Parecería que los robos son algo normal.
En el conjunto de horas pico pueden bajarse alrededor de 700 personas por día en Derqui. Fuente: Trenes Argentinos
Desde la ventana, se observa como la extensión de campos verdes da paso a la silueta de la pequeña localidad. Los pasajeros se aferran bien a sus pertenencias y se amontonan para salir, intentando estar más cerca de la puerta y de esta manera, dispararse para la parada del 520. Según un guardia de la estación, en el conjunto de horas pico pueden bajarse alrededor de 700 personas por día en Derqui.
Silvia abre su local todos los días a las 7 de la mañana. Créditos: C. C.
Al cruzar la calle se encuentra la panadería de Silvia que socorre a todos aquellos que aún no han desayunado. Antes de ingresar se puede ver que la mayoría de los locales de esa cuadra están cerrados. Al entrar al local, el ruido de afuera disminuye y el olor a pan recién horneado se apodera del ambiente. Con una sonrisa, algo triste, ella recibe a sus clientes con un “¡Buenos Días!”. Mientras sirve medialunas, Silvia cuenta que lleva dos décadas liderando la panadería en la estación de Derqui. Abren sus puertas a las 7 de la mañana y cierran a las 13 horas, para luego reabrir a las 16.30 hasta las 20. Aunque su negocio alguna vez creció en calma, en los últimos años ha sido testigo del aumento de la inseguridad en la zona.
Silvia suspira y relata los episodios en su panadería, incluyendo la destrucción de un Blindex, que la dejó con las manos vacías. Detalla que el ladrón, en aquel tiempo, era menor de edad y que, por lo tanto, no lo podían meter preso. "En su momento, enfrenté al ladrón, pero no hubo consecuencias. Nadie parece tomar medidas, todo queda en la nada", reclamó. La panadera señala que en la actualidad lo sigue viendo porque es un vecino, y que “agacha la cabeza” cada vez que pasa por enfrente del local.
Muchos vecinos recurren a redes sociales, como Facebook e Instagram, para denunciar los robos. Créditos: C. C.
Hay que recordar que hace un par de semanas se realizaron las PASO en donde los municipios votaban para Intendente. De esta forma, Federico Achával, candidato de Unión por la Patria, se impuso con más de 50% de los votos. Luego de las elecciones ocurrieron saqueos en diferentes distritos: uno de ellos, en Pte. Derqui. “Este es un comercio de alimentos, así que acá ni se acercaron. No buscaban comida. Fue muy raro”, explicó Silvia. Sin embargo, en un local de electrodomésticos a una cuadra de allí, sí sufrieron robos.
“El político habla y habla, pero no está en la calle como uno. Nosotros viajamos en colectivo, en tren, caminamos, estamos más expuestos a la inseguridad”
Mientras tanto, la gente entra y sale. Afuera, algunos locales abrieron y otros siguen cerrados. La dueña, luego de atender a un cliente, insiste en que después de los saqueos caminaban por el barrio policías que no eran de la zona y que los mandaban de apoyo. Sin embargo, unos días posteriores al suceso, las fuerzas de seguridad ya se habían ido. “Nos arreglamos entre nosotros (los comerciantes) y tratamos de estar alerta. En este momento, tenés que desconfiar de todo el mundo”, declaró.
Mientras el tren San Martín se aleja de Derqui, la impresión que predomina es de una comunidad que vive en la incertidumbre. Silvia es un testimonio valioso en medio de la falta de compromiso social. Se ha solicitado información sobre el presupuesto de seguridad en Pilar y hasta el día de la fecha no hubo respuesta.