ADN BARCELONISTA

UN PROYECTO SOBRE LA ACTUALIDAD DEL FC BARCELONA

El boggart de Xavi

Análisis Barcelona 2-3 Eintracht Frankfurt

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Dice Harry Potter que un boggart es un no-ser amortal de forma cambiante, capaz de transformarse en la imagen de lo que más teme su espectador. Seguramente, si Xavi lo mirara, se convertiría en una línea de tres centrales. Eintracht, Levante, Eintracht. Tres partidos consecutivos en los que el Barça se ha visto superado, con el mismo denominador común: la dichosa defensa de tres. Una formación que cada día está más de moda, pero contra la que Xavi apenas se ha medido, como jugador y como entrenador. La línea de tres plantea nuevos retos: situaciones a defender y puntos débiles a los que castigar. Emparejamientos contra los que Xavi no encontró respuesta y, los once de campo, tampoco. Un hech que, de momento, ya les ha salido caro a los blaugranas: eliminados de la única competición en la que seguían vivos. Para dar un paso adelante definitivo, Xavi deberá aprender la lección y enfrentarse a su boggart particular, con el hechizo adecuado.


El partido comenzó como la ida. El Eintracht hizo del Camp Nou su estadio, en todos los sentidos posibles. Una grada repleta de los suyos empujaba a las águilas a la presión, frente a un Barça que no encontraba soluciones para sacar el balón. Pedri se acercaba a Busquets y el conjunto alemán ajustaba su presión sobre los dos centrocampistas españoles. Gavi, más alejado, quedaba más liberado y con espacio para lanzar a los delanteros. Pero el Barça no supo encontrarle: solo buscaba soluciones por fuera, con unas bandas que tampoco funcionaron. Mingueza y Alba retrasaban su posición, para hacer saltar a las marcas de Dembelé y Ferrán y generar un espacio que ninguno de los dos supo aprovechar. Aubameyang se perdía entre centrales, los laterales no amenazaban y todo el peso del ataque culé pasaba por un Dembelé, que no supo castigar la espalda de Kostic.


El problema para el Barça fue que Kostic sí hizo lo propio. Una jugada tras otra, el serbio era un puñal por la banda derecha, que dejó al Barça al borde de la muerte. De nada sirvió el último coletazo en vida de los blaugranas, que veían como se les acababa una de las temporadas más oscuras de la historia reciente blaugrana.


De la manera más dolorosa, le tocaba al Barça despedirse de la Europa League. Una competición que, aunque los culés la sentían ajena, anhelaban. En la liga de la factoría Red Bull, del vértigo, de los tres centrales, el Eintracht va noveno. Sin embargo, anuló a los de Xavi durante 180 minutos, de la misma forma que hizo el Levante y que haría el Leipzig, en caso de que el Barça hubiera pasado la eliminatoria. Durante lo que queda de temporada, Xavi deberá reflexionar sobre cómo batir a su boggart. Aunque, esta vez, el reto será mayor, sin el mejor mago de toda su plantilla: Pedri.


Un par de ases en la manga

Análisis Levante 2-3 Barcelona

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Prueba, error; borrón y cuenta nueva. El Barça naufragó en una primera parte para el olvido y Xavi se vió obligado a sacar su par de ases que escondía en la manga. Y ganó. Y para ello necesitó suerte, oportunismo y talento. Pero su par de ases fueron quienes cambiaron la partida, y es que Pedri y Gavi no son cualquier cosa: son dos realidades competitivas, con un futuro más brillante aún. Son talento, descaro, personalidad. Son puro Barça.


Xavi no se equivocaba con su símil entre el Levante y el Eintracht. Durante 45 minutos, el partido siguió la misma tónica que el de Europa. El Barça no sabía cómo sacudirse la presión de los levantinistas de encima, ni encontraba fórmulas efectivas de atacar las espaldas de los defensas rivales. Con Morales a la cabeza, el Levante supo cómo generale peligro a un Barcelona, al que solo Ter Stegen salvó de la goleada. Los culés se vieron muy superados en el centro del campo: Nico y Frenkie no dieron la talla y Xavi decidió cortar por lo sano y reconstruir.


Pedri y Gavi dieron el electroshock que el equipo necesitaba y, a partir de ahí, todo cambió. Ter Stegen, Aubameyang a centro de Dembelé, una genialidad de los dos diablillos de Xavi y un gol épico de Luuk De Jong en el descuento le dieron la victoría al Barça. Al final de la partida y contra todo pronóstico, la mano ganadora fue la de Xavi. Una mano que, sin su par de ases en la manga, Lisci no podía igualar.



El guepardo y su trampa

Análisis Eintrantch Frankfurt 1-1 Barcelona

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Como un guepardo acechando a su presa, el Eintracht aguardaba, paciente, a que el Barça se metiera en su territorio. No tenía prisa, sabía que tenía que esperar a que su presa, cansada de sus pastos, se atreviera a cruzar el campo para ir en busca de hierba más verde y frondosa. El Barça, confiado, cruzó la valla. Tenía que alimentarse, no había sido un año muy fructífero y tenía hambre. Lo que no sabía es que, en el otro lado del campo, un Eintracht también hambriento ya le esperaba. Sin ni siquiera darse cuenta y sin tiempo para reaccionar, la presa había caído en la trampa y ya no podría salir de ella.


Una vez en la trampa, los centrocampistas no podían girarse hacia el campo rival, muy tapados por sus rivales. Eso les obligaba a servir el balón atrás y, en ese preciso instante, era cuando el Eintrancht se desataba. Espoleados por su afición y con todas las facilidades posibles por parte del arbitraje, los alemanes mordían, ganaban la segunda jugada y contraatacaban con voracidad. Durante toda la primera mitad el Barça se vió superado y le tocó aceptar la situación, resistir, con la certeza de que su momento en el partido llegaría. Y así fué.


Xavi aprovechó el ligero bajón físico de los alemanes para introducir a Dembelé y De Jong, además de cambiar a Pedri de perfil. El desborde del francés y la llegada del holandés deberían sumarle el punch que les faltaba a los de Xavi para aprovechar los numerosos espacios que dejaban a sus espaldas los centrales rivales. El golpe de timón surgió efecto y el partido viró hacía tierra de nadie, tras el gol de Ferrán. La presa supo salir de su trampa y el guepardo se fué con el rabo entre las piernas. Sin embargo, es rencoroso. La presa, aún así, ya no está asustada. Sabe que si el guepardo quiere ir a por ella deberá cruzar los pastos, para entrar en sus dominios. Y allí, la presa, se cobrará su venganza.



Xavi y la nueva normalidad

Análisis Barcelona 1 -0 Sevilla

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No hace tanto del “es lo que hay”. Del doble 3-0 ante el Bayern, pero también el Benfica. De las derrotas ante Betis, Rayo, Atlético. No hace tanto, el Barça dejaba escapar infinidad de puntos ante rivales de menor entidad y, lo que es peor, no competía ante los grandes. Pero, tras pocos meses, el panorama ha cambiado por completo. Ya no está Koeman, ahora está Xavi. En los puestos de Abde y Jutglà, ahora el Barça cuenta con jugadores de primera categoría como Ferrán o Aubameyang. Pero, lo más determinante de todo es que, en su centro del campo, Xavi tiene a un pequeño mago que convierte en oro todo lo que toca. Sus presiones se transforman en recuperaciones, sus pases en asistencias y sus goles en victorias. Tras el Galatasaray, Pedri suma al Sevilla entre sus víctimas, para darle a su equipo la segunda plaza de la liga; veremos si de forma definitiva.


La victoria culé ante el Sevilla no es casualidad, es más bien causalidad. Los de Xavi han ido cogiendo carrerilla para llegar a este tramo de la temporada en su punto más álgido de aceleración y ser, así, uno de los equipos más en forma de Europa. El partido no fue, ni mucho menos, fácil. Lopetegui tenía bien estudiado a su rival y pudo encontrar siempre la manera de salir de la presión blaugrana, en combinación o jugando en largo sobre Martial y Ocampos. Así, los culés nunca podían recuperar en campo contrario y, con el equipo más largo, los de Lopetegui fueron capaces de crear peligro. También lo generó el Barcelona, a través de centros muy peligrosos de un Dembele que salió ovacionado del templo culé. Pero, quien definió el partido fue Pedri, con otro golazo tras dos recortes que definió cruzado desde la frontal del área.


Con Xavi, Pedri y los fichajes como principales responsables, el Barça se encuentra en otra magnitud competitiva, donde la victoria es rutina. Una situación que, meses atrás, parecía inalcanzable y que, ahora, representa la nueva normalidad para Xavi. Por desgracia para los culés, Pedri, Xavi y los fichajes han llegado tarde y el barco de la Champions y la liga ya ha zarpado. Mientrastanto, el Barça deberá competir hasta el final y esperar a que el barco zarpe de nuevo. Y, entonces, no lo puede dejar escapar.

Ganar como antaño


El Barça humilla al Madrid en su casa y manda un mensaje al mundo del fútbol: estamos de vuelta


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Desde allí donde esté, Cruyff sonríe. El Barça golea y humilla al Real Madrid en el Bernabéu por 0-4, con su esencia: como antaño. El dominio posicional, la posesión agresiva, efectiva, la presión tras pérdida. El equipo recuperó aquello que le caracteriza, que tanto ha hecho sufrir a los madridistas y que tantos elogios despierta en el mundo del fútbol. Y lo ha hecho sin Messi, sin Eto’o, sin Henry. Sin Xavi ni Iniesta en el centro del campo. Sin Neymar, sin Suárez. El Barça no ganaba por Ronaldinho ni por Messi, de la misma forma que ahora no gana por Pedri ni por Ferrán. Gana por su modelo deportivo. La mediocridad se contagia en un vestuario, pero el trabajo bien hecho también. Por suerte, parece que aquello que nos hizo ganar, que nos caracteriza, está de vuelta y eso vale más que cualquier título.


Poco sentido tiene hoy analizar la figura de Modric como falso ‘9’, la incompetitividad de Ancelotti o el buen trabajo de Ferrán al espacio. Más allá de detalles, el partido fue un baño en todos los aspectos futbolísticos posibles. El Madrid no compitió y vio cómo, pese al 0-4, el resultado se quedaba corto, por lo que se vio en el campo. Araújo, Ferrán y Aubameyang por partida doble, fueron los que anotaron los tantos de una goleada que quedará para la historia.


En varias ruedas de prensa, Xavi nos recordaba lo que ya sabemos y no deberíamos olvidar: lo importante no es ganar o perder, lo importante es la forma en la que se dan esos resultados. Si el equipo juega bien, aunque pierda un partido, ganará los 10 siguientes. Ese es el rumbo. Dominar los aspectos fundamentales de nuestro modelo. Así, los resultados llegarán solos. Esto es lo que hay, Koeman. Esto es lo que hay, Bartomeu, Rossell, Pedrerol y compañía. Viva Cruyff, viva Guardiola, viva Xavi, viva el Barça y la madre que lo parió. Que tiemble el fútbol: estamos de vuelta.

Sobrevivir primero para matar después


El Barça sentencia al Galatasaray y espera rival para cuartos, en un partido muy parecido a la ida.


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El partido de ida tuvo dos fases muy diferenciadas: la primera y la segunda parte. En la primera, el Galatasaray supo cómo bloquear la salida de balón culé, pero, en la segunda, les tocó sufrir en su área contra un Barcelona al que el fútbol le fluía con mayor facilidad. Es lógico que, solamente una semana después, el partido haya sido prácticamente un calco. La única y gran diferencia fue que, en esta ocasión, el Barça supo concretar más ocasiones que su rival y, tras el 1-2, los blaugranas pasaron a cuartos de final.


El Galatasaray tenía bien estudiado a su rival y, con la ayuda de la afición, sus jugadores tenían un único objetivo en mente: aniquilar al Barcelona. Marcao y compañía anticiparon los envíos en largo de los blaugrana y taparon los pases en corto a los mediocentros con marcajes individuales. La variación de Eric por Araújo no fue suficiente y Xavi, lejos de corregir los problemas de su equipo en la ida, se vio muy superado durante la primera media hora.


Y entonces Pedri emergió. Cansado de la situación, el canario se echó el equipo a sus espaldas e hizo del Barcelona su equipo. Él conducía, ordenaba a sus compañeros y tomaba las decisiones. Y él sería el que empataría el partido, con un golazo después de tres fintas en el área pequeña que quedará para la historia. A Pedri no le tiembla el pulso, sea cual sea el escenario. Con su gol, el partido cambió por completo en lo anímico y lo futbolístico. Dembele entró para aportar más juego interior que Adama y Gavi le dio el toque de agresividad con y sin balón que el equipo necesitaba. Con los cambios y con el rival más cansado, los de Xavi supieron desequilibrar el partido y aguantar el resultado hasta el pitido final.


El Barça, como en la ida, supo resistir las embestidas de un Galatasaray marcado por la intensidad y el gran trabajo táctico de su entrenador. Pero, a diferencia de la semana pasada, el equipo supo sentenciar el partido y controlarlo, para que la bestia no despertara de nuevo. El Barça sobrevivió primero y mató después, con Pedri como figura central en todos los aspectos del juego.

Los dos Barças


Mientras el Barça de Xavi sigue imparable, Laporta descarta el fichaje de Haaland, con un margen salarial de -144 millones


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El Barça de Xavi sigue en modo apisonadora. El equipo, antes de viajar a Estambul y medirse al Real Madrid, se divirtió en un campo incómodo como el Sadar. En clave individual, hubo grandes noticias como la efectividad de Ferrán, el gran partido de Dembele y la clase de personalidad y talento de un chaval de 17 años llamado Pablo Páez Gaviria. Pero el partido tuvo otra gran clave en lo táctico: Xavi encontró la manera de recuperar la profundidad perdida a través de los interiores. Alba y Alves centraron y retrasaron su posición para que los interiores pudieran coger más vuelo. Gavi y Pedri, los escogidos para la ocasión, atacaban constantemente el intervalo central-lateral de la defensa rojilla. De esta forma, podían generar espacios por dentro, tener ocasiones de calidad y llevarse la marca de los extremos para que estos recibieran poco marcados. Tras media hora perfecta, el Barça anuló al Osasuna y le endosó un 3-0 irremontable, para después dar descanso a hombres importantes y oportunidades a los que lo merecen. Ahora, Galatasaray y Real Madrid. Dos partidos que definirán la temporada.


El Barça de Laporta preocupa. A la espera de los acuerdos con CVC y Spotify, el club se ha desviado mucho de su plan de ingresos inicial, con unas pérdidas sin precedentes en la historia del club. Por eso, la Liga ha anunciado que el margen salarial del Barça es de -144 millones de euros y Laporta ha descartado públicamente el fichaje de Haaland y otras operaciones por el estilo. Mateu Alemany y compañía deberán mover hilos para solventar la situación y poder incorporar mejoras en la plantilla. Veremos de qué es capaz la junta directiva, que está a punto de enfrentarse a unos meses que serán claves para el club a corto, medio y largo plazo.


Esperanza y frustración, ilusión y miedo. Xavi y los suyos brillan en el terreno de juego, mientras las sombras se ciernen sobre los despachos de Sant Joan d’Espí. A la espera de Ansu, Ferrán y Aubameyang ven como tendrán que liderar una delantera sin Haaland. Araújo y Gavi progresan, ilusionan, pero ven como se les aleja la renovación que esperaban. Al Barça de Laporta le tocará apretar el cinturón y, al Barça de Xavi, no dejarse influenciar por la situación. El equipo rinde, pero necesita una casa a la que volver al final del día, que hoy por hoy se está desmoronando. Los dos Barças deben ser uno. Así, y solo así, el equipo podrá plantarle cara al Madrid de Mbappé y a saber si alguien más. Toca reconstruir lo que está roto y hacer florecer lo que está germinando. En lo deportivo, estamos en buenas manos. Veremos si en los despachos también.

45 minutos de partido


El Barça tiró la primera parte y le faltó tiempo para desencallar un partido difícil, ante un rival más competitivo de lo esperado


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Ayer en el Camp Nou no se jugó un partido de fútbol: se jugaron dos. Uno con Araújo, otro con Piqué. Uno con Memphis, otro con Dembele. Uno aburrido, otro emocionante. El Barça tiró 45 minutos y se condenó a sí mismo a sufrir en la segunda parte. Pero 45 minutos no bastaron a los blaugranas para anotar, que deberán resolver la eliminatoria en Estambul.


Xavi decía en la previa que no le preocupaba introducir rotaciones porque el equipo respondería igual. Pero no fué así. Los suyos no respondieron ante el planteamiento del Galatasaray, un copy-paste de el del Elche, muy bien ejecutado. Araújo, flotado, no sabía encontrar soluciones por delante, con unos centrocampistas muy marcados hombre a hombre. El equipo carecía de ritmo y la presión tras pérdida no era igual de intensa y coordinada que en los últimos encuentros. El Barça, encallado, no supo generar peligro y perdió 45 minutos que le costarían caros.


A los problemas, soluciones. A Araújo flotado, Piqué. A Ferrán encallado, Dembele. A una presión desestructurada, Busquets. A la falta de ritmo, intensidad. Tras el descanso, los de Xavi salieron con otra actitud y asediaron la portería del cedido Iñaki Peña, sin suerte. El partido terminó 0-0 y el Barça perdió la oportunidad de rotar en la vuelta, previa al clásico.


La primera parte del Barça tuvo muchas carencias a nivel táctico y de intensidad. Pero lo que más les faltó a los blaugranas en la segunda fue tiempo. Un tiempo que ya habían perdido y era imposible de recuperar. En 45 minutos de partido, el Barça fue incapaz de anotar y necesitará una victoria en Estambul si quiere pasar de ronda. Partido para aprender.


Remar a contracorriente


El banquillo saca adelante una victoria muy sufrida, ante un Elche muy competitivo


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A veces el análisis que hacemos de la mejoría del Barça es demasiado simple. El Barça no ha cambiado de la noche a la mañana desde la llegada de Xavi, de la misma forma que una semilla no da frutos sin su proceso de germinación. Por esa misma razón, las últimas victorias tan ilusionantes del equipo de Xavi no son cuestión de suerte, ni de inspiración momentánea; son fruto del trabajo, de los entrenamientos, de los nuevos fichajes, de la moral renacida del equipo y de los primeros partidos en los que parecía que al equipo le costaba arrancar. Por eso, contra el Elche, cuando las cosas se han puesto feas, el equipo ha sabido sobreponerse; en un partido mucho más difícil de lo que se puede presuponer por el rival, el Barça respondió. A contracorriente, los de Xavi remaron en la misma dirección y remontaron un partido clave para asentarse en la tercera posición y encarrilar su clasificación a la Champions.


El partido del Barça no fue digno de equipo de Europa League ni el del Elche del 14 clasificado de la liga. El encuentro fue un gran choque de estilos en lo físico, táctico y futbolístico: un partidazo. Francisco jugaba las blancas y, como local, le tocó mover primero. Como la mayoría de los recientes rivales del Barcelona, plantó una línea defensiva muy adelantada, pero, a diferencia de otros equipos, sus jugadores intentaban robar en zonas peligrosas y castigar al Barça cuando sacaba el balón desde atrás. Lucas Boyé saltaba a Piqué para que el receptor de los servicios de Marc-André fuera Araújo. Por detrás, Pere Milla se incrustaba a Busquets y los demás fabricaban cemento alrededor de Pedri, Gavi y De Jong para que nunca recibieran con espacio.


Pero parecía que Xavi se hubiera anticipado a ese movimiento y no se vio sorprendido. Aubameyang, cuando Araújo se veía en apuros, venía a hacer de tercer hombre y, así, descargar de cara para los interiores. Pero, con Dembele y Gavi en las bandas, el equipo carecía de profundidad y no fue capaz de crear excesivo peligro. Mientrastanto, el Elche se aprovechaba de la debilidad defensiva de Alves por la derecha para mandar a Mujica muy arriba y retar al brasileño. Araújo se veía obligado a cortar la sangría descolgándose a la derecha y alejándose del área, donde es más determinante. El Barça sufrió, pero resistió hasta el 44’, cuando un error de Pedri dejó solo a Fidel, que no perdonó.


De cara a la segunda parte, el Barça se veía obligado a cambiar y así lo hizo. Pedri cambió de perfil y el equipo ganó profundidad con la entrada de Ferrán primero y de Memphis y Adama después. El Elche, más cansado, reculó e intentó resistir las embestidas de los culés, pero ni siquiera una gran actuación de Badía salvó a los franjiverdes y Ferrán y Memphis de penalti sacaron adelante la remontada.


Aunque le costó arrancar, el nuevo Barça va viento en popa. El equipo está cada día más lejos de quedarse fuera de la Champions y, en cambio, se acerca a poder competirla. La semilla está dando frutos; de momento, puntos y juego. De seguir así dará títulos, pero, para ello, el equipo debe tener clara la dirección y remar, aunque sea a contracorriente, para volver al puesto que le pertenece.

Pedri, ni más ni menos


El Barça de Pedri aplasta al Athletic, sobrepasa al Atlético en la clasificación y pone al Betis en su punto de mira


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Pedri no es Iniesta, tampoco Xavi. No es Messi ni Riquelme. Pedri, de hecho, no es nadie más que Pedri, ni más, ni menos. Y eso es más que suficiente. Recital tras recital, el canario nos obliga a acentuar los calificativos que le dedicamos la semana anterior. Es joven, pero maduro. Flaco, pero resistente y luchador. Tiene técnica, visión de juego y una gran concepción de todo lo que le rodea. Pero lo más sorprendente de todo es su capacidad de aprendizaje y mejora, que hace que a cada partido que pasa sea un jugador más completo. Ayer, con él como vértice, el Barça desgastó poco a poco a un buen Athletic en defensa para matarlo en la segunda parte. Aubameyang, Dembele, Luuk De Jong y Memphis le endosaron un póker a los vascos, que fueron incapaces de competir contra un Barça, de nuevo, muy superior.


Marcelino se plantó en el Camp Nou con su versión más conservadora. Sancet y los Williams tendrían que esperar su oportunidad desde el banco, para plantar un sólido 4-4-2. Los delanteros aguardaban, sin saltar a la presión y la defensa marcaba la línea muy adelantada. A través de una basculación muy agresiva, los leones pretendían encallar la circulación de los barcelonistas y que se jugara en muy pocos metros. Pero, a través de la movilidad sin balón, los de Xavi encontraban siempre una salida de la jaula que proponía Marcelino. Si Busquets bajaba a recibir entre centrales, era Pedri quien ocupaba la posición de pivote. Dest adelantaba su posición para ofrecer una salida por fuera, Gavi recogía su testigo por la izquierda y Ferrán ocupaba pasillos interiores. Por el otro lado, Alves se posicionaba por dentro, Adama aportaba la amplitud y Pedri o Busquets compensaban la posición del brasileño.


El engranaje blaugrana funcionaba a la perfección. Cuando Pedri y compañía conseguían llegar a campo contrario, encerraban al Athletic en su área que, sin los Williams, no tenía amenaza al espacio. A través de una gran presión tras pérdida, lograban que el partido se jugara cerca de Unai Simón. Detrás de ellos, un Piqué muy acertado y un Araújo imponente hacían de cortafuegos. Con el desgaste, los rojiblancos fueron cediendo terreno y concediendo espacios. Dembele, desde el banquillo, aprovechó el bajón del Athletic para agenciarse un gol y dos asistencias y redondear así una gran noche para los culés.


Pese a todas las variantes tácticas mediante las cuales los culés ejercían la superioridad, el partido también vivió de las individualidades para generar desequilibrio. Aubameyang anotó para seguir con su racha, Busquets y Piqué estuvieron especialmente acertados y Dembele dinamitó el partido en tan solo media hora. Pero por encima de todos, quien reinó en el partido fue Pedri. Con Messi, decíamos que el canario era el único que hablaba su idioma. Sin él, ahora es Pedri quien ha cogido las riendas del equipo y el que le da un sentido a todo lo que ocurre a su alrededor. Partido tras partido, hace mejor al equipo, a sus compañeros y a sí mismo. Pedri no es como nadie. Es como él mismo. Un jugador con el potencial de marcar una época.


Frenkie en el nuevo Barça


Un Barça rotundo se divierte en el Diego Armando y elimina al Nápoles con un 2-4


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El 5 de marzo del 2019 el Ajax de Ten Hag sorprendería al mundo del fútbol tras ganar 1-4 en el Bernabéu y eliminar al Real Madrid de su competición fetiche. Jugadores como De Jong, De Ligt, Van de Beek o Ziyech brillarían bajo las órdenes del entrenador holandés para, después de su gran temporada, abandonar el nido y recalar en un proyecto más ambicioso. Pero lejos de Ámsterdam hace frío y, sin un esquema que potenciara sus capacidades, ninguno de ellos supo rendir al nivel que se les presuponía. Frenkie De Jong, el gran estandarte de ese equipo, recaló en un Barcelona marcado por la indefinición y no supo mantener el nivel que mostró en el Ajax. Ahora, con un equipo que parece que tiene un rumbo claro, De Jong ha encontrado su sitio. Como todo jugador, su rendimiento se multiplica cuando lo que tiene alrededor funciona. Así, puede soltarse, liberar sus cadenas para mostrar lo que realmente es: uno de los mejores centrocampistas del mundo.


Pero Frenkie no es el único jugador que se está viendo beneficiado del buen momento del equipo. Pedri brilla con luz propia, mientras Gavi y Nico aportan desde el banquillo. Aubameyang está en racha, Adama desborda y Ferrán crece poco a poco. Detrás de ellos, Alba se ha repuesto de las críticas para ofrecer su mejor versión desde la marcha de Messi. Araújo corrige, Piqué anticipa. Incluso Dest parece otro jugador. Así que, la mejoría individual es fruto de la colectiva. El conjunto de Xavi domina las dos claves del fútbol moderno: la presión y la salida del balón. A través de ellas, los blaugranas consiguen controlar los partidos y llevarlos a su terreno. En la casa de Maradona, los de Xavi ejecutaron el plan a la perfección, en la actuación más redonda desde que el catalán fichó por el conjunto culé.


El Nápoles, aunque se antojaba un rival complicado, le quedó pequeño a Frenkie y los demás. Solo Oshimen y algún error de Ter Stegen pudieron inquietar a los blaugranas, aunque no lo suficiente como para igualar la eliminatoria. Poco a poco, el trabajo de Xavi Hernández en los banquillos se traduce en juego y resultados. Baño al Nápoles y 2-4. El Barça se recrea, coge sensaciones y pasa de ronda. Es paradigmático que la única pieza desengrasada de este Barça sea la que, meses atrás, supo salvar en muchas ocasiones a un equipo que se caía a trozos. El portero.


Un Auba mortal


Un Barça efectivo doblega al Valencia con un contundente 1-4, tras un hat-trick de Aubameyang


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“Mestalla es como mi casa”, contaba Aubameyang a los micros de Movistar después del partido. El gabonés ya marcó tres goles en su anterior visita a los valencianistas, vestido de rojo. Ahora, en su segunda titularidad como azulgrana, repitió hazaña. Dos chispazos y un desvío tras un gran remate de Pedri, bastaron para que el delantero se llevara el balón a casa. El partido de Aubameyang define a la perfección el encuentro de su equipo en líneas generales. En un partido caótico, la efectividad de los de Xavi reinó en Mestalla.


Para Bordalás, los partidos de fútbol se representan con 11 rings para 11 combates a 90 minutos. Aunque prefiere ganar a los puntos que por knock-out. Como es habitual, sus hombres plantearon un cara a cara a todo el campo contra los blaugranas, a priori inferiores en lo físico. Pero, pese a los esfuerzos, sus jugadores no consiguieron bloquear la salida de balón del conjunto culé. De Jong, Gavi y compañía hicieron de la espalda de los mediocentros rivales una carnicería y, uno tras otro, el Valencia encajó hasta cuatro goles. Gran parte de ellos, fueron fruto de las transiciones rápidas que el mismo Bordalás proponía, pero que, en cambio, fueron los culés quienes supieron aprovecharlas.


Si contra el Atlético de Madrid la clave para el buen juego de los blaugranas residió en la presión, la de hoy es la salida de balón. A través de una circulación rápida y precisa, los de Xavi desarticulaban la presión de los valencianistas y podían atacar la retaguardia che. Los barcelonistas fueron superiores en el intercambio de golpes y, con una gran efectividad, sentenciaron el partido antes de la media parte. Gavi comandaba las acometidas en la primera parte y Pedri haría lo propio en la segunda. Todo ello, con la red de Araújo a sus espaldas, que en el ida y vuelta se hace todavía más grande. Ni el gol de Soler ni el cambio de Maxi incomodaron en exceso al Barcelona, que sentenció el partido con un remate de Pedri, a posterior desvío de Aubameyang.


La característica celebración de Aubameyang es el símbolo del partido. El Barça recuperó el veneno perdido tras la marcha de Messi y Suárez, para solventar un partido difícil e importantísimo. Un Barça efectivo y un Auba mortal, doblegan al Valencia. El proyecto sigue despegando y, partido tras partido, va cogiendo vuelo. Destino, Champions League. Parece que, de momento, hay carburante de sobras.



Un partido de Champions


Ferran perdona al Nápoles y manda la eliminatoria al Diego Armando, tras el 1-1


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Como Cersei Lannister paseando por las calles de Desembarco del Rey. El Barcelona debutó en Europa League y comenzó así su ‘paseo de la vergüenza’ particular. Como si pidieran perdón por los pecados cometidos esta temporada, los de Xavi se ven obligados a disputar la segunda competición europea, la UEFA Europa League, por primera vez en su historia. Aun así, el partido de ayer no dio sensación de humillación ni de vergüenza. El Barça planteó un partido digno de Champions contra un rival élite: el Nápoles de Spalletti, al que solo le salvó un Ferran sorprendentemente errático de cara a puerta.


El partido tuvo dos fases muy diferenciadas: la primera y la segunda mitad. Pero la principal diferencia entre ellas reside en la zona en la que se disputó el partido. La primera parte estuvo marcada por la buena presión de los dos equipos y la poca profundidad de ambos. Sin ocasiones de peligro real, parecía que los dos conjuntos hubieran firmado una tregua para jugárselo todo en la segunda parte. Solo un gol de Zielinski en una jugada aislada rompió esa igualdad, por lo que el Barça se vio obligado a remontar el partido en la segunda parte.


Ya en la segunda mitad y con el marcador en contra, vimos un Barça distinto, más agresivo y peligroso. Los blaugranas asustaron a los de Spalletti, que fueron retrocediendo en el campo hasta atrincherarse en el área de Meret. Ferran igualó el partido de penalti, pero, pese a la superioridad, los culés no podían decantar el partido a su favor. Ocasión tras ocasión, Ferran vio como se le escapaba una gran oportunidad para reivindicarse, después de fallar hasta cuatro ocasiones clarísimas. El Barça, impotente, no supo traducir su dominio futbolístico en goles y necesitará una victoria en el Diego Armando Maradona si quiere pasar de eliminatoria.


Sin duda, la imagen del partido fue la de Ferran al finalizar el encuentro. Mientras sus compañeros le consolaban, el nuevo fichaje culé rompió a llorar, por todas las ocasiones falladas. Otra imagen, la de Gavi con un chichón en la cabeza, después de su choque con Fabián. Al Barça no se le vio con vergüenza, sino con hambre de ganar, con una ambición digna de las noches de la máxima competición europea. Porque, bajo las notas del himno de la Europa League, se jugó un partido de Champions. Una competición a la que, a este nivel, el Barça volverá. Seguro.





El ‘Cholo’ y la solidez perdida


El Barça golea, asalta la Champions y hunde a un Atlético muy débil en defensa


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Antes del partido, Simeone se quejaba de unas declaraciones que hizo Xavi en el año 2016. En ellas, el entrenador catalán ponía en duda el estilo de juego del ‘Cholo’, argumentando que “no es el estilo de los equipos grandes”. Pero lo cierto es que, desde su llegada en el 2011, Simeone ha convertido a su Atlético de Madrid en un club ganador, con la solidez defensiva como principal valuarte. Quizás así se explica la crisis de su equipo. Los rojiblancos han perdido la calidad y la contundencia defensiva que les caracterizaba y se han convertido en un equipo endeble en defensa y predecible en ataque. En el día de hoy, esas carencias han relucido más que nunca. Sin apenas dificultad, Adama y Pedri han destrozado a un equipo que se desploma en caída libre. El ‘Cholo’ ha perdido la solidez y, sin ella, su equipo es incapaz de ser competitivo.


El alumno emuló al maestro. Xavi usó a Alves como su Cancelo particular para desarbolar la presión inicial del Atlético, tímida desde el inicio. Y funcionó. El brasileño, cuando el balón estaba en el lado contrario, se posicionaba como pivote para mandar Busquets a una posición sorprendentemente adelantada. De esta forma, cuando el conjunto culé podía filtrar un balón interior, se encontraba en superioridad. Busquets veía el fútbol de cara, de Jong venía a la base y Pedri se aprovechaba de los movimientos de Ferrán y Gavi para encontrar los espacios. A través de la movilidad y la rápida circulación del balón, el Barça atraía la basculación del Atlético hacia la izquierda. Y en el otro lado, bien escorado a la banda, esperaba, paciente, el que dinamitaría el partido por completo: Adama Traoré.


Un cambio de orientación servía de pistoletazo para las carreras de Adama que, con metros por delante, conquistaba la línea de fondo con una facilidad pasmosa. Adama encaraba, vencía y servía el balón al área, bien ocupada por los hombres de Xavi y mal defendida por los de Simeone.


Pese a la superioridad que mostraba el conjunto de Xavi, no fué hasta el Minuto 56, con 4-1 para los locales, cuando el ‘Cholo’ decidió intervenir. Correa, Reinildo y Cunha reemplazarían a Hermoso, Lemar y Félix. Pólvora nueva para revitalizar al equipo. Y entonces el partido cambió. Suarez marcó y, diez minutos más tarde, Alves ensuciaría su buen partido con una roja absurda. Con un hombre menos, el Barça se encerró y cedió la iniciativa del partido a los colchoneros, que no supieron complicarle la noche a Ter Stegen. De forma aplastante, el Barça de Xavi le arrebata el puesto Champions a un Atlético, que queda herido de gravedad. Próxima parada derbi.



A pesar de Pedri


Un Barça monótono y predecible consigue la victoria frente al Alavés con un gol de Frankie en el 86’


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Xavi decía en la rueda de prensa postpartido que su equipo no había generado suficiente en ataque: “No hemos entendido cuándo era el momento de atacar, cuándo de ir al espacio, de centrar…”. Y así es. El conjunto blaugrana se vio sorprendido por un Mendilibar más conservador de lo habitual y fue incapaz de romper el sólido bloque medio del Alavés. Sin ideas en ataque, el Barça nos mostró su cara más monótona y predecible desde la llegada de Xavi a los banquillos. Solo Pedri aportó una chispa diferente a un partido muy aburrido, que decidió Frankie De Jong en el 86’.


El encuentro prometía intensidad. Los dos conjuntos necesitaban la victoria como el comer, en lo anímico y en lo clasificatorio. El Alavés, pese a tener un proyecto capacitado para lograr una salvación cómoda, se encuentra en descenso. Por su parte, el Barcelona, está fuera de los puestos Champions, poniendo en peligro su proyecto a corto plazo. Quizás por esa urgencia clasificatoria no vimos la mejor versión de ninguno de los dos equipos.


En la previa saltó la sorpresa: Xavi devolvió a Alves al banquillo para apostar de nuevo por Dest. Con él, el equipo ganaba solidez en lo físico para compensar a un Alba muy criticado en defensa. Los goles corrían a cargo de Abde, Luuk y Ferrán Torres, asistidos por Pedri y De Jong en los interiores. Frente a todos ellos, el Alavés se plantaría con un 4-2-3-1, mutable a 4-1-4-1 en el repliegue, con Joselu como único punta.


Desde el pitido inicial hasta el final el encuentro siguió la misma tónica. El Barça no era capaz de superar un bloque medio muy bien organizado por parte del Alavés. Con el Barcelona en su propia mitad de campo, Juselu basculaba entre los centrales para evitar una salida clara. Si el conjunto culé se bloqueaba, era Rioja, el extremo izquierdo, quien saltaba al central libre. Ante esa situación, ni Piqué ni Araújo, que sufrió a perfil cambiado, fueron capaces de sacar el balón jugado y se veían obligados a jugar en largo. Por delante, ni Frankie ni los delanteros fueron capaces de generar peligro y el equipo únicamente encontraba situaciones de ventaja a través de los cambios de orientación, defendidos por una muy buena basculación del equipo babazorro. Solo Pedri fué capaz de originar peligro por dentro, con sus giros y conducciones. Pero esas acciones del canario se diluían al llegar a la zona de tres cuartos, con una delantera que amenazó muy poco al espacio.


De cara a la segunda mitad, el Barcelona cambió en lo táctico pero no en lo futbolístico. Busquets retrasó su posición, formando como tercer central en salida. Eso permitía coger vuelo a Alba, Dest y sobre todo Pedri, que se descolgó hacia la mediapunta. Aún así, aunque la salida de balón mejoró, el conjunto de Xavi seguía sin generar peligro. Pero, pasado el minuto 60, el Alavés reculó unos metros y eso permitió al Barcelona tener un tramo de dominio en campo rival, que se transformó en una ocasión clarísima de Piqué. Y entonces Xavi intervino: sacó a Abde para introducir a Nico y pasar a formar con un 3-4-3 en rombo. Alba y Ferrán ocuparían las bandas, mientras que Nico formaría como mediapunta. El Barça mejoró su juego interior y en un centro de Alba con dejada de Ferrán, Frankie de Jong anotó el gol decisivo en el 86’ para dar tres puntos vitales a su equipo.


“Nos ha costado generar, pero son tres puntos de oro por cómo estamos en este momento”. Así resumía Xavi el encuentro, con el que se mostraba satisfecho por la victoria pero crítico con el juego. El Barça, a pesar de Pedri, no supo generar ventajas ni crear peligro en un partido muy decepcionante pese a la victoria, que preocupa tanto al entrenador como a los aficionados.



ADN Barcelonista


Un proyecto sobre la actualidad del FC Barcelona


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Este proyecto surge de la ilusión de dos jóvenes por comunicar acerca de su equipo: el Barça. A través de la Web y las redes sociales, pretendemos llegar a otros seguidores del fútbol con los que conectar y compartir. Somos Jon García y Jan Guerrero y os presentamos ADN Barcelonista, un proyecto sobre la actualidad del FC Barcelona.


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Muchas gracias y Visca el Barça!!!