13, 14 y 15 de julio de 2022

XVII SIMPOSIO DE LA ASOCIACIÓN

IBEROAMERICANA DE FILOSOFÍA POLÍTICA

LA PRECARIEDAD Y LOS DESAFÍOS

DE LA DEMOCRACIA

Universidad Autónoma de Tlaxcala

COMUNICADOS

Posgrado Interinstitucional en Derechos Humanos (PIDH) de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx), Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIF) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Universidad Autónoma de Campeche (UAC), y Universidad Autónoma de Metropolitana-Iztapalapa (UAM-I).

COMITÉ CIENTÍFICO

Rubem Barboza Filho (Universidade Federal de Juiz de Fora, Brasil), Francisco Colom (CSIC, España),Castor M. Bartolomé (UNISINOS, Brasil), Paulette Dieterlen (IIF-UNAM, México), Luis González Placencia (Universidad Autónoma de Tlaxcala, México), Paola Gramaglia (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina), María Pía Lara (UAM-I, México), Cecilia Liotti (UACAM), Fernando Longás (Universidad de Valladolid, España), Valeria López Vela (CIDE, México), Carlos Patiño (UNAL, Colombia), Jesús Rodríguez Zepeda (UAM-I, México), Alejandro Sahuí (UACAM, México), Estela Serret (UAM-Azcapotzalco) y Corina Yturbe (IIF-UNAM, México).

COMITÉ EJECUTIVO

Mario Alfredo Hernández Sánchez (UATx), Jesús Rodríguez Zepeda (UAM-I), Fernanda Algarra Chávez (UATx), Liliana Arcos Mata (UATx), Víctor Irving Ayala Cuevas (UATx), Ernesto Cabrera García (UATx), Octavio Martínez Michel (UATx) y María José Morales Vargas (UATx).

Lenguas de trabajo:

Español y portugués


ÍNDICE DE LA CONVOCATORIA

PRESENTACIÓN

La precariedad es un concepto que gradualmente se ha ido posicionando en el debate filosófico sobre la política y lo común, para nombrar un estado de cosas en el que la desigualdad generalizada y el acceso diferenciado a derechos y oportunidades se consideran como saldos inevitables en la evolución de las identidades, idearios e instituciones en la modernidad tardía. Si bien es cierto que todos los seres humanos nos definimos a partir de la incertidumbre que resulta de la fragilidad y la interdependencia con otras personas y comunidades, la precariedad significa la exacerbación de esta condición en el caso de ciertas poblaciones y ámbitos.

Las mujeres, las personas con discapacidad, las y los migrantes, los grupos racializados, los grupos de la diversidad sexual, los de la diversidad religiosa o los que integran estratos desaventajados, y que además se encuentran en condiciones laborales carentes de seguridad social o francamente cercanas a la esclavitud, en regiones empobrecidas, con grandes brechas de desigualdad, criminalización y violencia naturalizadas, experimentan la precariedad como una afrenta cotidiana a su dignidad y seguridad humanas.

La precariedad se ha constituido como el horizonte simbólico que reduce las expectativas individuales y colectivas a las lógicas instrumentales y arbitrarias establecidas por los poderes fácticos legales e ilegales. En este contexto, las personas dejan de pensarse como depositarias de derechos inalienables y una capacidad crítica irrenunciable para observarse, en su lugar, como cuerpos que pueden trabajar sin descanso, consumir mercancías asociadas a formas de vida heterónomas y renunciar a participar en la vida pública para centrarse en los intereses puramente privados o facciosos.

Uno de los propósitos fundamentales de la reflexión filosófica sobre la política ha sido pensar la mejor manera de reducir la distancia entre, por una parte, las teorías sobre la justicia y las sociedades concebidas como esquemas igualitarios de cooperación y, por la otra, los contextos sociales de injusticia y desigualdad. Frente a estos, parecería imposible enarbolar los mismos valores de igualdad, libertad y autonomía que la primera modernidad concibió en clave universalista. La generalización de la precariedad, en este sentido, plantea el reto de evitar ceder a la tentación de pensar que estos contextos significan el límite para cualquier proyecto normativo de justicia y que, por tanto, no es posible pensar a la dignidad humana más allá de dicho horizonte. Entonces, parecería que lo que necesitamos de nuestras comunidades académicas son esfuerzos para imaginar lo que significa pensar los conceptos, teorías y metodologías que integran el dominio de la filosofía política superando las coordenadas de la precariedad.

INSCRIPCIÓN Y RECEPCIÓN DE TRABAJOS

Calendario

  • Inicio de inscripciones y recepción de resúmenes: Desde el 1 de diciembre de 2021

  • Cierre de recepción de resúmenes (ampliado): 15 de abril de 2022

  • Notificación de propuestas aceptadas: 30 de abril de 2022

  • Publicación de programa preliminar: 15 de mayo de 2022



Programa final y recepción de ponencias escritas

  • Plazo final para la entrega de ponencias aceptadas in extenso: 1 de junio de 2022

  • Publicación de programa final: 15 de junio de 2022



Requisitos para el envío de resumen de propuestas

  • Se dará prioridad absoluta a las propuestas de ponentes que acrediten su adscripción laboral, como profesores o investigadores, a instituciones de educación superior y de investigación.

  • Los resúmenes serán de una extensión máxima de 500 palabras, letra Times New Roman 12, espacio 1.5 y párrafo justificado. Deberá indicarse el título, objetivo, metodología y los aspectos a desarrollar.

  • Deberán ser dirigidos al correo electrónico del eje de interés del proponente con copia al correo de la Coordinación general del simposio.


PRESENTACIÓN DE PONENCIAS

Formato e indicaciones generales para la presentación de ponencias

  • Se recomienda que tengan una extensión de entre 15 y 25 cuartillas incluyendo cuadros, gráficas y bibliografía.

  • La primera página deberá contener el título del trabajo en letras mayúsculas y en negrita (idéntico al título de la propuesta aprobada); nombre completo de los autores, la dependencia educativa de adscripción y eje al que va dirigido.



Normas para la presentación de ponencias definitivas

  • Extensión de entre 15 y 25 cuartillas incluyendo cuadros, gráficas y bibliografía.

  • Título del trabajo en mayúsculas y en negrita (idéntico al título de la propuesta aprobada).

  • Nombre completos de la o las personas autoras.

  • Institución de adscripción de las personas autoras.

  • Eje temático


Lectura de ponencias en el simposio

  • Las y los ponentes tendrán un tiempo límite estricto de 20 minutos de exposición, durante el cual, presentarán un resumen de su ponencia escrita, con el propósito de favorecer el diálogo y el intercambio académicos.



Estructura organizativa

  • Conferencias magistrales.

  • Trece ejes temáticos. Cada eje se conforma con una serie de mesas o sesiones de discusión, de entre tres o cuatro ponentes cada una.

EJES TEMÁTICOS

Eje 1. La justicia espacial en contextos urbanos: exclusión, integración social y bienes comunes

Coords: Francisco Colom González (Instituto de Filosofía, CSIC, España) y Carlos Alberto Patiño Villa (Universidad Nacional de Colombia)

Correo electrónico: tema1simposioaifp@uatx.mx


La evaluación de las políticas públicas dirigidas a paliar la exclusión en las ciudades necesita desarrollar una perspectiva urbana sobre los principios de justicia. El objetivo de esta sección consiste en abordar lo que podríamos denominar una "teoría urbana de la justicia". Esta perspectiva ha de tener en cuenta el consumo rival de bienes limitados -como el espacio o los servicios públicos- y criterios identitarios -como las diversas formas de discriminación o la segregación residencial- pero ha de considerar igualmente los bienes comunes de naturaleza urbana y los factores que contribuyen en general a la creación de capacidades individuales y colectivas en el entorno construido.


Eje 2. La derrota de la democracia: crisis de la razón práctica

Coords.: Fernando Longás Uranga (Universidad de Valladolid, España) y Paola Gramaglia (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina)

Correo electrónico: tema2simposioaifp@uatx.mx


Desde que Marx pusiera al desnudo la “maldición” que se cierne sobre nuestra conciencia por su inevitable impureza, “el espíritu nace ya tarado -nos dice en “La Ideología Alemana”- preñado de materia”, la sospecha que ha recaído sobre nuestras racionalizaciones de la realidad se ha extendido contaminando sin medida todas las “capas de aire en movimiento” (nuestro lenguaje) bajo las que hemos construido, desde la praxis, nuestra historia. El proyecto ilustrado de la construcción de un estado jurídico en el que sujetos independientes podrían, en cuanto ciudadanos, participar con su juicio, su voz, y su voto, bajo reglas democráticas, en la realización de dicho proyecto, se vio, desde mediados del siglo XIX, puesto en duda. Desde entonces, este aire contaminado ha venido desvaneciendo los cimientos de la razón práctica y de la confianza en su capacidad para construir un sentido de la historia de la humanidad hacia un mundo más justo. En este trance, no sólo la edificación de un derecho universal ha sido puesto en entredicho, sino también los mecanismos de legitimación y control del poder en los que, en un mundo secularizado, estos seres dotados de lenguaje, es decir, seres envestidos como sujetos, habían puesto su confianza.

Lo recién señalado, y los acontecimientos que han acompañado a la historia más reciente de nuestras alicaídas democracias, nos empujan a pensar que los problemas de la realización del ideal de la democracia, con sus perniciosos efectos en relación a la indesmentible perpetuación de la inequidad social y económica, son de índole estructural y no meramente instrumental, como han pretendido interpretar sectores del pensamiento político cercanos al normativismo, al constitucionalismo y a los fervientes defensores de los derechos individuales.

Desde esta perspectiva, os invitamos a presentar ponencias orientadas al análisis, la reflexión y la crítica dirigidas a las simientes de las concepciones modernas del poder y centrar las intervenciones en la estructura de dichas concepciones. Desde la crítica hegeliana al contractualismo hasta el deshacimiento del sujeto, desde la distinción entre sociedad civil y estado hasta la expansión ilimitada de las significaciones de la ideología, desde las formas de producción de mercancías hasta la virtualización del mercado, desde la sociedad del conocimiento hasta la sociedad de la transparencia y de control, en esta sección buscamos esclarecer qué es lo que ha nacido roto en la concepción moderna de lo político, persiguiendo así la raíz de la paradojal y perniciosa relación entre democracia y persistencia de la desigualdad, relación que no ha hecho más que poner en evidencia la crisis de la razón práctica.


Eje 3. Populismo, Democracia e Mudança Social

Coords.: Cícero Araújo (Universidade de São Paulo, Brasil) y Rubem Barboza Filho (Universidade Federal de Juiz de Fora, Brasil)

Correo electrónico: tema3simposioaifp@uatx.mx


Para muitos autores, o populismo é o fenômeno político mais importante e impactante deste começo de século em todo o mundo. E uma ameaça aos regimes democráticos, tal como imaginados e praticados até hoje. Mas, o que é o populismo? É possível embrulhar em um mesmo conceito experiências diversas como a russa de Putin, a turca de Erdogan, a norte-americana de Trump, a venezuelana de Cháves/Maduro, a brasileira de Bolsonaro, a mexicana de AMLO, e assim por diante? É possível falar em um núcleo de significados para tudo isso, como pensa Rosanvallon? Ou devemos falar em populismos no plural apenas, como quer Chantal Mouffe? Ou seria o caso de buscar outras denominações para indicar sua novidade histórica? Se o populismo é de fato um fenômeno político dominante neste começo de século, é preciso teoriza-lo. Até o final do século XX, populismo era uma etiqueta acadêmica vaga, imprecisa e polissêmica aplicada a movimentos sociais – como o populismo russo e o norte-americano -, a acidentes de percurso de sociedades já modernas – caso do bonapartismo na França – ou a regimes políticos de sociedades em meio do caminho no trânsito de sociedades tradicionais para modernas, a exemplo da América Latina com Gaitán, Perón e Vargas. Hoje, estes enquadramentos já não se sustentam, considerando a ubiquidade e a simultaneidade do populismo. Desse modo, estamos desafiados a uma teorização que leve em conta ainda suas causas, em vista das mudanças econômicas, tecnológicas e culturais em curso no mundo. Por outro lado, a tarefa de teorizar se complica ainda mais porque o termo “populista” deixou de ser domínio exclusivo de cientistas sociais, uma vez apropriado pelas práticas e programas de movimentos políticos à direita – Steve Bannon, por exemplo - e à esquerda, como nos casos de Méchelon, Laclau, Mouffe e Fraser, os três últimos envolvidos numa sofisticada teoria para justificar o “populismo de esquerda”. O desafio se alarga, portanto, para a indagação se o populismo – ao explorar as aporias próprias da democracia – podem significar um aprendizado transitório para formas mais efetivas de uma vida política democrática.


Eje 4. La democracia bajo amenaza: Democracia de masas, dispositivos de control y formas de excepción

Coord.: Castor M.M. Bartolomé Ruiz (Unisinos, Brasil) y Marcos Nalli (Universidade Estadual de Londrina, Brasil)

Correo electrónico: tema4simposioaifp@uatx.mx


Las democracias contemporáneas están sometidas a lo que podemos denominar de doble amenaza. De un lado, se está produciendo un vaciamiento del poder democrático de las democracias a través de la conducción masiva de los comportamientos individuales, que reducen los ciudadanos a consumidores de productos y candidatos políticos, impidiendo una efectiva participación deliberativa en el destino colectivo de sus vidas. Las tecnologías algorítmicas han acentuado el proceso de gubernamentalización de las conductas en lo que podríamos denominar de algoritmización de la vida humana en gran escala, en que el control de los comportamientos individuales se realiza en una escala geométrica y a una velocidad vertiginosa. Este control “consentido” y masificado de los comportamientos produce nuevos modelos de autoritarismo en la medida que los individuos son conducidos de forma “consentida” en sus decisiones. La libertad gobernada es un oxímoron producido por este tipo de democracias masificadas por dispositivos de control. Si la democracia se funda en el ejercicio crítico de la libertad de los ciudadanos, cabe cuestionar: ¿Qué que resta de democracia en las democracias masificadas por los dispositivos de control? ¿Cómo reinventar el poder deliberativo del demos en el contexto de las sociedades de control?

De otro lado, y debido al gran desencanto producido por las democracias de masas, las democracias actuales también están presionadas por lo que podemos denominar de populismos autoritarios de carácter neofascistas o nacionalistas. Contra todos los pronósticos, en las últimas décadas vimos proliferar una multitud de movimientos y grupos políticos, que apoyándose en la industria de las mentiras, enarbolando banderas populistas y utilizando masivamente el poder inductor de los algoritmos, instigan nuevos nazi-nacionalismos a través de los cuales fabrican enemigos y alimentan una cultura de la violencia contra el diferente. Estos movimientos tienen un carácter claramente autoritario e propugnan el militarismo como modelo político para conseguir mayor seguridad. Los dispositivos de excepción son utilizados como norma para legitimar pautas autoritarias de varios matices. Con ello, las democracias están siendo corroídas por dentro, ya que en muchos casos las banderas populistas tienen gran adhesión en capas de población que siguen a estos nuevos “caudillos”, los cuales consiguen catalizar el desencanto de la política generalizado por el mero carácter formar de las democracias de masas.

Esta sección propone acoger investigaciones y trabajos que piensen críticamente los diversos dispositivos y tendencias que están corroyendo la práctica democrática, al mismo tiempo que también son muy bienvenidas investigaciones y trabajos que piensen alternativas críticas y prácticas democráticas alternativas a estas pautas antidemocráticas.


Eje 5. Las teorías de la justicia ante la precariedad y la exclusión

Coords.: Isabel Wences (Universidad Carlos III de Madrid, España) y Alejandro Sahuí (Universidad Autónoma de Campeche, México)

Correo electrónico: tema5simposioaifp@uatx.mx


Es sabido que cuando John Rawls propone su concepción de la justicia como equidad en forma explícita señala que ella está pensada para “sociedades bien ordenadas”. Sin embargo, existen buenas razones para afirmar que ni siquiera en estas sociedades se satisfacen con éxito las necesidades urgentes, se promueven las capacidades humanas, se reduce la desigualdad y se logra una mayor inclusión. En la medida en que esta perspectiva y el debate académico que generó en su derredor se convirtió en hegemónico, la discusión sobre las teorías de la justicia postrawlsianas quedó presa de estos contextos. Por ello se propone repensar la justicia a partir de lo que dichas teorías dejan fuera, en los márgenes; pensar desde la injusticia, la precariedad y la exclusión.


Eje 6. Jürgen Habermas, pensador cosmopolita: Razón, lenguaje, espacio público y democracia

Coords.: Gustavo Leyva (Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, México) y Francisco Cortés (Universidad de Antioquía, Colombia)

Correo electrónico: tema6simposioaifp@uatx.mx


Desde la publicación de su libro dedicado al análisis y transformación estructural de espacio público en 1962, Jürgen Habermas ha sido un interlocutor fundamental en el ámbito de la filosofía moral y política de los últimos sesenta años. Sus análisis del espacio púbico y su dimensión normativa en la que se rescata el legado de la Aufklärung, de las relaciones entre conocimiento, dominación y emancipación, del enlace entre el lenguaje, la razón y la acción, del derecho, la justicia y la democracia desde una perspectiva cosmopolita han marcado en forma indeleble el debate filosófico-político contemporáneo. En esta mesa queremos valorar, reflexionar, discutir críticamente y desarrollar los múltiples aspectos y las diversas dimensiones que caracterizan la obra de este pensador alemán.


Eje 7. Democracia precaria: formas de manifestación y desafíos de superación

Coords.: Nicole Darat Guerra (Universidad Adolfo Ibáñez, Chile) y Maximiliano Figueroa Muñoz (Universidad Adolfo Ibáñez, Chile)

Correo electrónico: tema7simposioaifp@uatx.mx


Cuando en 1992 Fukuyama escribió su famoso libro El fin de la historia y el último hombre, asumió el triunfo avasallador de la democracia liberal y el fin de las confrontaciones ideológicas propias del escenario que había seguido a la Segunda Guerra Mundial y la derrota del fascismo. Y es que, tras la caída del Muro de Berlín, y la derrota del comunismo en la URSS, la democracia liberal parecía consolidarse como única forma viable de organización política.

Fukuyama hace eco del optimismo que antes tuvieron los pensadores del siglo XIX, que creyeron que el comercio reemplazaría la guerra como forma de que los Estados consiguieran lo que querían y, como ellos, acaba siendo refutado por los porfiados hechos. La democracia liberal no logró expandirse por todo el globo. El presupuesto del libre mercado, como elemento inseparable de la democracia liberal (Dworkin), ha implicado, no pocas veces, la precarización laboral de las nuevas generaciones que ven cada vez más lejano alcanzar la estabilidad material que tuvieran sus padres y abuelos y ha instalado el endeudamiento como forma de vida, lo que, sumado a largas jornadas laborales, y el crecimiento de las ciudades, ha ido erosionando los lazos comunitarios.

Ante este escenario, nuevos actores han ido apareciendo para ocupar el espacio funcional dejado por la comunidad. En nuestro continente el declive de la iglesia católica ha sido aprovechado para el avance de las iglesias protestantes y en muchas partes son sus expresiones más extremas, las que logran captar una adhesión afectiva que los ideales de tolerancia y libertad individual, propios del liberalismo, no son capaces. Es así como el movimiento feminista y el LGBTIQ+ aparecen como chivos expiatorios (Gago).

El agotamiento de la democracia liberal no implica necesariamente la emergencia de formas no democráticas o autoritarias de gobierno, sino la posibilidad de pensar y ensayar otras formas de democracia, que tensionan los mecanismos de representación tradicionales de la democracia liberal. Sin embargo, la emergencia de los populismos de izquierda y derecha, la posibilidad de democracias iliberales, son otras formas de precarización política en curso.

Pero existen también otras alternativas, que emergen de las prácticas de los movimientos sociales y de los pueblos indígenas que parecen proponer un nuevo trato con los seres humanos y no humanos, así como con la naturaleza. Es así como en esta mesa buscamos, no solo reflexionar sobre diagnósticos más precisos sobre la precariedad de la democracia, sino también sobre posibilidades de superación de dicha precariedad. Invitamos al envío de resúmenes que aborden problemas como, pero no reducidos a, las siguientes preguntas: ¿Qué diagnósticos hemos sido capaces de hacer en los últimos 30 años? ¿Qué alternativas podemos vislumbrar a la precarización de las instituciones democráticas? ¿Qué tensiones existen entre la necesidad del avance de los derechos sociales, y los derechos de la naturaleza? ¿Cómo afecta la emergencia climática a la democracia? ¿Cómo parecen estar impactando las tecnologías digitales en la democracia contemporánea? ¿Qué identificación parecen tener las nuevas generaciones con la democracia? ¿Qué lugar tienen los distintos saberes en la construcción de alternativas democráticas?


Eje 8. Feminismo y precariedad: desafíos ontológicos y epistemológicos

Coords: Estela Serret (Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, México) y Amneris Chaparro (Centro de Investigaciones y Estudios de Género, UNAM, México)

Correo electrónico: tema8simposioaifp@uatx.mx


Los términos subordinación, opresión y dominación han sido utilizados, en la teoría feminista, para describir la manera en que se producen y reproducen las relaciones de género. En este sentido, a través de ellos se ha dado cuenta de las jerarquías que -disfrazadas como esenciales o naturales- perpetúan y justifican un orden cultural que es adverso para las mujeres y los sujetos feminizados. Ahora bien, la reflexión feminista también se ha visto beneficiada, en las últimas décadas, por la introducción del término “precariedad” para dar cuenta de la manera en que ésta se encuentra generizada: por un lado, se trata de una condición ontológica de vulnerabilidad compartida por quienes integran la especie humana, su relación con el Otro, así como con especies no humanas y con el medio ambiente. Y, por otro lado, se trata de una condición de vulnerabilidad estructural provocada por la exacerbación del sistema económico capitalista que agudiza contextos de desigualdad, incertidumbre, alienación y violencia. Hablar de precariedad ha supuesto, además, considerar nuevas avenidas de corte epistemológico con respecto a su impacto en la configuración de imaginarios sociales, identidades, cuerpos y afectos. De esta manera, asociamos a la precariedad con estados de agotamiento e inseguridad, de marginación y pauperización, pero también de resistencia y lucha, de creatividad y acción colectiva.

Este panel busca explorar críticamente las relaciones, tensiones y potencialidades de la precariedad -ontológica y estructural- con respecto a conceptos centrales de la reflexión feminista en contextos contemporáneos. Algunos de los tópicos que pueden abordarse son los siguientes: precariedad, subordinación, dominación y opresión; identidades, cuerpos y afectos; otredades precarias; proyectos feministas emancipatorios; precariedad más allá del neoliberalismo; y estados de vulnerabilidad: salud, derechos humanos, violencia.


Eje 9. Derechos y movimientos sociales: repensar la precariedad en el mundo del trabajo

Coords.: María José Morales Vargas (Universidad Autónoma de Tlaxcala, México) y Octavio Martínez Michel (Universidad Autónoma de Tlaxcala, México)

Correo electrónico: tema9simposioaifp@uatx.mx


Todas las vidas humanas son precarias, pero esa condición se agudiza cuando pierden fuerza los derechos que pretenden limitar esa condición existencial, los llamados derechos sociales. Esa es la historia del final del siglo pasado y del presente. En ella juega un papel protagónico el capitalismo neoliberal, pues este construye un escenario político y social que asigna un valor desigual a las vidas humanas. En él, tienen mayor valor aquellas que se han visto favorecidas por el sistema político, jurídico, ecónomico y cultural que se configuró tras el fin de la Guerra Fría. En ese mundo, el nuestro, se maximiza la precariedad para unos (la mayoría) y se minimiza para otros (la minoría). Así, pareciera que la precarización funcionacomo una estrategia para nutrir un sistema de desigualdad y erosionar la democracia.

Si bien el universo neoliberal transformó muchas de las esferas de la vida, una de las más radicales se dio en el mundo del trabajo. En él millones de personas trabajadoras que antes podían vivir dignamente, fueron condenadas a una vida precaria. Esto es una consecuencia de la forma en que el neoliberalismo ha gestionado el trabajo: la subcontratación, el trabajo temporal, objetualizar la fuerza de trabajo y el outsourcing son algunas de las prácticas más notables. No importa donde se trabaje, puede ser en la administración pública, como docente en una Universidad o como personal de un supermercado. En todos estos casos se vive bajo la lógica de la exclusión: se trabaja sin derechos laborales, sin derecho a participar de las utilidades de la empresa, sin vacaciones, con jornadas que exceden por mucho las horas reglamentarias, con violencia física y psicológica y un largo etcétera. Como si esto no fuera suficiente, la llamada “economía colaborativa” ha agudizado el problema creando un sistema en el cual trabajadoras y trabajadores se autoexplotan para poder solventar los gastos más indispensables, mientras que las corporaciones que lo promueven (Uber, Didi, etc) le hacen imaginar a sus “socios” que son sus propios jefes. La realidad es que se trata de trabajo desregulado en el mejor de los casos, si no es que un nuevo tipo de esclavitud: la esclavitud del algoritmo y las demandas de las grandes urbes.

Ante la complejidad de la cuestión, resulta necesario realizar reflexiones interdisciplinarias para analizar la triada: vida precaria, mundo del trabajo y derechos humanos. El final del siglo XX y el principio del XXI han sido el escenario de la desarticulación de los clásicos movimientos obreros, así como un escenario que exige a las luchas igualitarias una reconfiguración de sus presupuestos. Todo esto nos revela que la cuestión de la desigualdad/precariedad pasa por un multiverso de demandas de justicia que no acaban por unificarse y que nos obliga a preguntarnos si es posible articular una lucha por los derechos que pueda hacer justicia a las y los precarios.

Por todo lo anterior, convocamos a esta mesa para establecer un diálogo en el que podamos pensar: ¿Cómo el orden neoliberal integra a las vidas precarias? ¿Hay posibilidades de existencia política de estas vidas marcadas por una insoportable desigualdad? ¿Cómo se politizan las vidas subsumidas en el trabajo precarizado? ¿Qué papel juegan los movimientos sociales para dar vitalidad a las dimensiones legales de la justicia? ¿Cómo afirmar los derechos de estas subjetividades más allá del marco legal?



Eje 10. La precariedad de la representación: mercado, trabajo y derechos en diálogo con el arte contemporáneo

Coords.: Cintia Martínez Velasco (Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, México) y Donovan Adrián Hernández Castellanos (Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, México)

Correo electrónico: tema10simposioaifp@uatx.mx


Es sabido que una de las actividades sociales más precarizadas se encuentra en el campo del arte. A juicio de Martha Rossler, la figura del artista ha servido de punta de lanza en las políticas neoliberales de precarización material, explotación laboral y constante pérdida de derechos sociales. Esto se ejemplifica, sin duda, con la emergencia de proyectos de gentrificación, pero sobre todo con las formas de subvención y terciarización del empleo con que las instituciones culturales gestionan la producción artística. En más de un sentido, estas acciones responden a una política que, bajo la excusa de libre mercado, amenaza con retirar las conquistas sociales que también se habían extendido al campo de la representación cultural. No cabe duda de que el neoliberalismo está signado por la precariedad de la representación. De hecho, a juicio de Wendy Brown, esta sustitución de la racionalidad política, aquella de los antagonismos en la esfera pública, corre pareja al ascenso del modelo de la gestión empresarial, que despolitiza los conflictos sociales. Pero no sólo se trata de la compleja relación establecida entre el mercado, el trabajo y la retirada de los derechos del mundo del arte; también las prácticas artísticas han generado importantes reflexiones que, o bien desde las exposiciones colectivas (y las formas descentradas y autónomas de producción semiótica)x o bien desde la aparición del arte socialmente comprometido, contribuyen a comprender, debatir y transformar la precarización de las condiciones materiales de la producción artística. En esta mesa deseamos incentivar un debate transdisciplinario en el que colectivxs, creadoras y artistas den cuenta de las estrategias con las que resisten a la precariedad de la representación. Se trata, en suma, de unir los debates contemporáneos en la filosofía política con las políticas del arte contemporáneo.


Eje 11. Precariedad política: la discusión filosófica sobre los fundamentos de la modernidad política

Coords: Ernesto Cabrera García (Universidad Autónoma de Tlaxcala, México) y Juan Francisco Yedra Aviña (Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, México)

Correo electrónico: tema11simposioaifp@uatx.mx


La modernidad política puede identificarse con el proyecto de instituir una sociedad próspera y universal, conformada por hombres y mujeres que se reconozcan como libres e iguales. En tanto proyecto, la modernidad política estará siempre marcada por su imperfecta realización, pero también por el intento de mantener su marcha sostenida. Es innegable que la modernidad política ha tenido avances importantes en la conquista de derechos y en la democratización de las sociedades a nivel global; sin embargo, también es un hecho que los avances de estas sociedades pueden verse drásticamente interrumpidos e, incluso, revertidos por el empuje de movimientos favorables al establecimiento de regímenes autocráticos, conservadores o reaccionarios que, por su naturaleza, son incompatibles con la modernidad política. En Estados Unidos, el ascenso de Donald Trump al poder evidenció la amplia presencia de sectores racistas y xenófobos en los diferentes estratos de la sociedad. En Gran Bretaña, la influencia del pensamiento conservador movilizó a los votantes en favor del “Brexit” y puso en suspenso el modelo cosmopolita de la Unión Europea. En Francia, la islamofobia de ciertos grupos ha estado cerca de posicionar un gobierno que la refleje en sus políticas. En el Medio Oriente, el reciente retorno al poder del régimen talibán amenaza las libertades que habían conseguido las mujeres durante la ocupación estadounidense de Afganistán. En América Latina, la oposición a los partidos “populistas” se suele alinear a los intereses de las élites económicas que utilizan los medios de comunicación, las redes sociales o hasta el poder judicial para mantener sus privilegios.

Estamos ya muy lejos de las filosofías de la historia que, en los siglos XVIII y XIX, confiaban en el progreso inexorable de la humanidad en dirección de la igualdad y la libertad universales. De acuerdo con la tesis de Albert Hirschman acerca de que toda acción política progresista es acompañada por una reacción que pretende revertirla, podríamos decir que la modernidad política se enfrenta ahora a las fuerzas reaccionarias. Pero, salvo por algunos resabios de hegelianismo, ya no hay confianza en que la reacción pueda verse como parte de la dialéctica de la historia. Vivimos un tiempo de precariedad política, o sea, de incertidumbre acerca de si los avances históricos de la modernidad política podrán continuarse o, por lo menos, mantenerse.

Más allá de las razones sociológicas o culturales de esta situación, desde el siglo pasado, la filosofía y, en particular, la filosofía política han abordado esta dificultad con relación al problema del fundamento. En efecto, experiencias como el surgimiento del totalitarismo, de las conflagraciones mundiales o del riesgo latente de un ataque nuclear, llevaron a diversos filósofos (desde Edmund Husserl y Leo Strauss hasta Jürgen Habermas y Karl-Otto Apel, pasando por Jean-Luc Nancy y Richard Rorty) a reflexionar sobre el fundamento o el vacío sobre el cual pueden sostenerse las propias convicciones de la modernidad política. A través del eje temático de esta mesa, proponemos convocar al diálogo y la discusión entre investigadores de todas las corrientes desde las que se aborda el problema de la necesidad, la posibilidad y el carácter, si acaso, de los fundamentos de la modernidad política, o sea, del proyecto universalista de los derechos, la democracia o el orden cosmopolita.


Eje 12. Manifestaciones políticas y sociales contra los derechos Humanos: discursos, movimientos y expresiones

Coords.: Érika Paz Vázquez (Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, México) y Ricardo Bernal Lugo (Universidad LaSalle, México)

Correo electrónico: tema12simposioaifp@uatx.mx


Desde la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 como respuesta de la comunidad internacional a los trágicos acontecimientos de la primera mitad del siglo XX, el paradigma de los Derechos Humanos se ha generalizado paulatinamente en todo el mundo. La exigencia del reconocimiento de la dignidad humana expresada en un conjunto de prerrogativas que merecen protección irrestricta, no sólo ha tenido efectos en las instituciones y los instrumentos jurídicos nacionales e internacionales, sino que ha dado paso a discursos construidos y defendidos por distintos sectores de la sociedad para formular demandas de justicia, igualdad, autonomía y reconocimiento. No son resistencias y vaivenes, el paradigma de los Derechos Humanos, entendido en su doble faceta de marco jurídico-institucional e instrumento político de la sociedad, ha modificado las prácticas, los discursos, los imaginarios y el horizonte mismo de los actores económicos y políticos.

Aunque la Declaración Universal de los Derechos Humanos fue sometida a diversas críticas desde la década de 1950, las terribles consecuencias de las dictaduras militares, los procesos de descolonización, la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, el declive del socialismo real, entre otros sucesos, terminaron por generar un consenso tal que a finales del siglo XX grupos de derecha e izquierda, liberales y conservadores, no podían sino asumir el paradigma de los Derechos Humanos como un horizonte irrebasable. Así, incluso los grupos más conservadores se vieron obligados a aceptar la relevancia de los Derechos Humanos, mientras que los argumentos esgrimidos por distintos sectores de izquierda en los que se denunciaba la falta de atención a la diversidad cultural, la ausencia de perspectiva de género, el sesgo individualista o la disolución de las causas materiales de la desigualdad entre clases, resultaron sumamente productivos pues contribuyeron a ampliar el sentido y alcance de este paradigma.

Sin embargo, en las últimas dos décadas han tenido lugar nuevas manifestaciones multitudinarias en las que se ha mostrado una oposición explícita a demandas y conquistas jurídicas reivindicadas desde el paradigma de los Derechos Humanos. Desde la oposición a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, hasta las expresiones a favor de nuevas formas de supremacismo, pasando por el rechazo a los matrimonios igualitarios, se han hecho presentes en el escenario público nuevos actores con discursos cada vez más elaborados para justificar su rechazo a demandas sociales y derechos. Frecuentemente se considera a estos grupos como sectores minoritarios movidos por el fanatismo religioso o la ignorancia, como salvaguardas de un discurso anacrónico en vías de superación. La propuesta de esta mesa consiste en analizar la manera en que estos grupos se han re-articulado a través de estrategias y discursos novedosos, comprender el tipo de argumentos que han formulado y las ideas filosóficas que subyacen a sus posturas. El análisis de la lógica interna y la novedad de sus estrategias y discursos es fundamental para comprender su rápido ascenso en el mundo.



Eje 13. El lenguaje de la injusticia en el siglo XXI

Coords.: Álvaro Aragón Rivera (Universidad Autónoma de la Ciudad de México) y Concepción Delgado Parra (Universidad Autónoma de la Ciudad de México)

Correo electrónico: tema13simposioaifp@uatx.mx


Este eje se propone abrir un espacio de reflexión y diálogo en torno al lenguaje que visibiliza las formas de la injusticia, que derivan muchas veces en prácticas de precariedad, expresado en el espacio público/privado, nacional/internacional, económico, político, jurídico y cultural, entre otros. En este sentido, el objetivo está dirigido a comprender y explicar los conceptos que articulan el vocabulario bajo el cual se expresan las diversas formas de injusticia en la actualidad.

Es innegable que los regímenes democráticos que comenzaron a consolidarse a mediados del siglo pasado y continuados en los albores del siglo XXI trajeron consigo grandes avances en materia de participación ciudadana, pluralismo, competencia electoral, reconocimiento de derechos y libertades. Del mismo modo que contribuyeron a conjurar los peligros de los totalitarismos de izquierda y derecha. Pero, también es cierto que suscitaron un fuerte desencanto por las promesas incumplidas. Muchas de las causas de este sentimiento generalizado tienen su origen en la dificultad de las democracias para generar condiciones de bienestar económico, social, cultural que contribuyan abiertamente a combatir la pobreza, la violencia, la injusticia y la corrupción. El actual siglo no sólo es el “Siglo del Populismo”, como sugiere Rosanvallon, pero tampoco puede leerse únicamente en clave de “Régimen de hiperdesigualdad”, según el diagnóstico de Piketty. Entraña, también, la emergencia de un lenguaje que visibiliza la injusticia enmascarada en décadas recientes, cuyo rostro es la precarización de las formas de vida. Injusticias asociadas a la niñez como el maltrato infantil, o el abuso escolar; a la mujer, expresados en el acoso sexual, la brecha salarial, el feminicidio, la explotación sexual o la exclusión política; a la edad, manifestada en el edadismo; al trabajo, devenido en diversas formas de esclavitud; al color de la piel o al origen étnico; a la orientación sexual; a la discapacidad; al sistema político, como la corrupción, la autocratización, los golpes de Estado; al sistema internacional, patente en los bloqueos comerciales, la imposición de medidas económicas, en la estigmatización de la migración; al interior de los estados nacionales, donde el extractivismo, ecocidio, o urbanicidio, constituyen una muestra de la devastación de las economías en desarrollo. Conceptos que dan cuenta de este nuevo vocabulario que denota las formas que adopta la injusticia.

Con el propósito de establecer un diálogo sobre el lenguaje de la injusticia, convocamos a los interesados a enviar ponencias que reflexionen sobre un concepto que aborde alguna de las formas en que se expresa la injusticia en el siglo XXI.

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