En 2011, a iniciativa de la Junta de Andalucía, el pan de Alfacar fue inscrito en el Registro Comunitario de la Indicación Geográfica Protegida (IGP), con el objetivo de preservar las recetas de bollos, roscas y hogazas que continúan elaborándose de forma tradicional.
Es un delicioso panecillo de corteza gruesa y dorada, de miga color blanco cremoso y textura suave. Se presenta en distintas formas como bollos y bollitos con terminaciones en las puntas, roscas en forma de elipse o corona y hogazas abombadas. Los ingredientes para elaborar el pan de Alfacar son pocos, sencillos y naturales. Se prepara con harina de trigo, masa madre, agua, levadura y sal.
Es una receta única y tradicional que ha sido transmitida entre generaciones de panaderos de las localidades de Alfacar y Víznar, en la provincia de Granada.
Su exquisito sabor se debe a su elaboración, a partir de masa madre, una sola fermentación, el uso del agua que se obtiene de un manantial del lugar y la leña de los bosques de Alfaguara utilizados para su cocción en hornos. Las panaderías y bollerías tradicionales granadinas ofrecen este pan de excelente calidad y desde hace pocos años lleva un valor agregado: la etiqueta con denominación de origen.
Los panaderos coinciden en que el mejor acompañamiento para estos panes es un buen aceite de oliva extra virgen. Para probar el verdadero sabor y aroma de este horneado tradicional, no hay como el que se elabora en Alfacar.
Ingredientes
Preparación
Mezclar los ingredientes para el prefermento. Dejarlos reposar toda la noche en un bol cubierto con una bolsa de plástico.
Al día siguiente, mezclar el resto de los ingredientes, añadir el prefermento y amasar a mano hasta conseguir una masa elástica y lisa.
Tapar y dejar fermentar dos horas, hasta que aumente considerablemente de volumen. Cortar en cuatro porciones.
Estirarlas a mano sobre una superficie enharinada hasta darles formas de tortas alargadas, que tengan un centímetro de grosor.
Cubrir con un paño y dejarlas reposar otra media hora. Presionar con los nudillos a lo largo de toda la superficie de la masa, cubriéndola de cráteres pero sin atravesarla. Rociar con aceite de oliva.
Espolvorear sal gruesa sobre la superficie. Hornear en horno precalentado, a 220ºC.