¿Que es Pro-Am LIADA?

Por Edgardo Rubén Masa Martín

Valladolid, España

De un tiempo a esta parte el término Pro-Am está proliferando mucho en los medios astronómicos. El acrónimo hace referencia a las palabras Profesional-Amateur, en el sentido de la relación o el vínculo entre astrónomos profesionales y amateurs para la realización de trabajos de colaboración conjunta, de la más variada índole, dentro de la astronomía observacional. Efectivamente, cada es más frecuente la celebración de simposios y congresos dedicados enteramente a este tema. Para comprobarlo, hagamos una prueba: introduzcamos en el buscador Google las palabras "Pro-Am collaboration in Astronomy" y nos sorprenderemos de la enorme cantidad de referencias encontradas.


Un poco de historia


Históricamente, los grandes amateurs han contribuido a la ciencia astronómica con infinidad de observaciones y descubrimientos. Recordemos el caso de William Herschel (1738-1822), un músico de profesión, que revolucionó la astronomía de la época. Herschel es el paradigma de los astrónomos amateurs; sus investigaciones y descubrimientos permitieron que hoy se le reconozca como el padre de la astronomía estelar moderna. Es sorprendente y cabe preguntarse cómo un músico pudo llegar a ese grado de profesionalidad. La respuesta es sencilla: con grandes dosis de pasión, entusiasmo y tesón.

Además, Herschel, es consciente de la importancia de la instrumentación y en base a ello se especializa incluso en la fabricación de sus propios telescopios. De esta manera, a lo largo de su carrera pudo utilizar los telescopios reflectores más grandes del mundo. Para los que nos dedicamos a la astronomía de estrellas dobles, la figura de Herschel es sin duda emblemática, pues descubrió la existencia de los sistemas binarios, extendiendo la validez de la Ley de la Gravitación de Newton fuera de los dominios del Sistema Solar.

A poco que repasemos la historia de la astronomía veremos que casos como el Herschel son relativamente abundantes y muchos de los que comenzaron siendo meramente aficionados lograron convertirse en reconocidos profesionales al más alto nivel imaginable. Durante el siglo XIX los intereses de los astrónomos profesionales y los amateurs convergen y se solapan, posibilitando así las primeras colaboraciones Pro-Am. En buena parte el vínculo se establece gracias a los observatorios privados y perfectamente equipados construidos por aquellos amateurs con alta disponibilidad económica. En general eran ellos mismos los observadores, pero en muchos casos se establecieron acuerdos de colaboración permitiendo que astrónomos profesionales utilizaran igualmente las instalaciones y los equipos. Una colaboración Pro-Am en su más pura esencia: los dos sectores bajo la misma cúpula.

Esta coexistencia observadora empezó a divergir durante el siglo XX, produciéndose una clara ruptura. Los astrónomos profesionales comenzaron a utilizar grandes telescopios en conjunción con instrumentación muy sofisticada, ya no al alcance de los amateurs, quienes sufren una clara desventaja dándose un notable distanciamiento.


La situación actual


Afortunadamente, en esta primera década del siglo XXI, la situación ha cambiado de nuevo de manera radical. Se auspicia que una renovada y fortalecida colaboración Pro-Am tendrá una perdurable continuidad en el tiempo. Son varias las razones que han permitido este giro tan positivo y convendría analizarlas. El rápido desarrollo de nuevas tecnologías, junto a la expansión de Internet, son los principales responsables. Hoy en día, el astrónomo no profesional tiene acceso a telescopios y detectores CCD de muy alta calidad y a precios relativamente asequibles. El censo, a nivel mundial, de colectores y detectores en la comunidad amateur emplazados en instalaciones fijas particulares es abrumador.

El potencial observacional de los astrónomos no profesionales brinda la posibilidad de trabajar en proyectos conjuntos de investigación científica altamente competitivos. Por otro lado, gracias a la popularización de Internet y a la existencia de anchos de banda cada vez más amplios, los amateurs pueden acceder a telescopios robóticos de grandes aberturas, cada vez más numerosos, diseminados por el mundo y siempre localizados en enclaves con una calidad de cielo impecable.

Desde la comodidad de su hogar, el amateur es capaz de controlar con extrema precisión los instrumentos remotos mediante un protocolo de comunicación potente y amigable. Las imágenes capturadas son descargadas a través de la Red hasta el ordenador del usuario, para después ser reducidas en busca de datos concretos.

Asimismo, Internet procura otra substancial concesión: cualquier astrónomo aficionado puede gratuitamente consultar on-line miles de catálogos profesionales de la más variada naturaleza. Es la magia del llamado Observatorio Virtual, un gran esfuerzo conjunto internacional que persigue centralizar los datos astronómicos para que sean accesibles libremente por cualquier interesado y con la ventaja de la inmediatez. De esta forma, los horizontes de trabajo de la comunidad no profesional se amplían generosamente, pues es factible abordar estudios de carácter astrofísico impensables hace tan solo unos pocos años.

Otra esencial característica que estrecha lazos Pro-Am es que los amateurs disfrutan de una gran flexibilidad en cuanto al tiempo efectivo que pueden dedicar a la observación: disponen de grandes cantidades de tiempo útil, en cualquier época del año e independientemente de las rigurosas colas de observación de las instalaciones profesionales.

Así pues, puede asegurarse que la situación actual que nos ha tocado vivir es privilegiada y las capacidades de hacer ciencia conjunta son tan altas y tan valiosas que no podemos desaprovecharlas.

La comunidad profesional es tan consciente de la potencialidad observadora amateur que reiteradamente se promueven -en todas las latitudes- reuniones Pro-Am encaminadas a establecer un punto de diálogo entre ambos colectivos para definir aquellos proyectos de trabajo claves y que exploten al máximo la capacidad científica puesta en manos de los astrónomos no profesionales.

Como ejemplos representativos de estos encuentros, dentro del ámbito iberoamericano que nos atañe directamente por una pura cuestión lingüística, podríamos citar dos congresos Pro-Am celebrados recientemente (año 2009) en Argentina y España. El primero de ellos se desarrolló en la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de La Plata y llevó el nombre de 1er Encuentro de Astrónomos Profesionales y Aficionado

Carlos A. Krawczenko, como representante de la LIADA participó en el evento como orador impartiendo una conferencia titulada Qué es y cómo trabaja la Sección de Estrellas Dobles de la LIADA.

Los participantes al frente del edificio de la Facultad de

Ciencias Astronómicas y Geofísicas en La Plata

Al otro lado del Atlántico, en el mes de noviembre de 2009, se celebró en la ciudad española de Córdoba, el congreso Colaboración Pro-Am en Investigación Astronómica, promovido por la Sociedad Española de Astronomía (SEA), agrupación que reúne a todos los astrónomos profesionales españoles. Tuve la oportunidad de participar en este congreso como portavoz de la LIADA en calidad de Coordinador Adjunto de la Sección de Estrellas Dobles, mediante la presentación de un póster científico en colaboración con mis colegas Rafael Benavides Palencia y Juan Luis González Carballo y que titulamos Investigación en Estrellas Dobles Visuales.

Los participantes frente al edificio de la Facultad de Veterinaria de Córdoba

Hay que decir que ambos eventos fueron acogidos con gran expectación, tanto por los profesionales como por los amateurs, hecho demostrado por el elevado número de participantes que acudieron.


Colaboración Pro-Am en la LIADA


La LIADA es una entidad veterana y quizá uno de los grupos que más especialidades astronómicas abarca en su seno. La experiencia acumulada a lo largo de sus más de 50 años de existencia ha forjado un nutrido elenco de observadores especializados y organizados internamente mediante Secciones Científicas perfectamente definidas, regladas y coordinadas; cada una de ellas es experta en una determinada disciplina observacional. Es patente que esta asociación, con su legión de observadores, se consolida como un referente a nivel mundial y ostenta los laureles que solo los grandes merecen exhibir, pero sin dormirse en ellos. La LIADA es un una corporación moderna y con empuje, como corresponde a quien ha sabido evolucionar y adaptarse a las nuevas tendencias, tanto instrumentales como de conocimientos. Es claro que con todos estos ingredientes, aptitudes y actitudes los resultados sean deslumbrantes y únicos. Dentro de la LIADA, como es lógico, son numerosas las Secciones que, a día de hoy, están colaborando codo a codo con astrónomos profesionales para aportar datos de todo tipo y muy demandados.

En este sentido son destacables las contribuciones realizadas por las Secciones de cometas, materia interplanetaria, estrellas variables y estrellas dobles. Se percibe que la tendencia Pro-Am seguirá su propagación a buen ritmo durante los próximos años. Los cursos de formación interna que se dictan regularmente gracias a la labor altruista de los observadores más veteranos, nutrirán el futuro cercano con nuevos astrónomos "sin compensación económica", verdaderos apasionados por la ciencia astronómica. Las venideras generaciones de observadores serán la savia nueva que fortalecerá el árbol común que nos une, seamos profesionales o no, para que se alcance el objetivo labrado en nuestro logo: Semper Observandum. Y es que, al fin y al cabo, lo verdaderamente importante no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace.


Edgardo Rubén Masa Martín

Coordinador Adjunto Sección de Estrellas Dobles LIADA

Marzo, 2011


XXI Congreso Estatal de Astronomía de Granada y Pro-Am LIADA